Mujeres e Inquisición. Vicenta Marquez de la Plata

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Mujeres e Inquisición - Vicenta Marquez de la Plata


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la figura de Jesús crucificado; y la dijo que se crucificase ella también, como efectivamente se crucificó y poniendo en la pared unos clavos en lo alto y diciendo el ángel que la siguiese lo intentó ella cayó al suelo, se le rompieron dos costillas y se las curó el demonio, fingiendo siempre ser Jesucristo.

       — Que teniendo ella siete años y prosiguiendo el Demonio su ficción, la exhortó a una vida más austera y ella, encendida en fervor, se salió de casa de sus padres una noche y fue a cierta cueva del campo de la villa de Aguilar con ánimo de hacer allí vida eremítica y sin saber cómo amaneció después en la casa de sus padres 1

      — Que en otra ocasión fingiendo el demonio ser Jesucristo, la recibió por esposa suya, en señal de lo cual le tomo dos dedos diciendo que no le habían de crecer jamás y con efecto no le han crecido por lo que ha dicho a las gentes que esto era milagro.

      — Que cuando tenía doce años ya era tenida por santa y deseosa de conservar esta opinión hacía muchas cosas buenas y fingía milagros.

      — Que en aquella edad se le aparecieron demonios en figura de los santos a quienes ella profesaba devoción, particularmente San Gerónimo, Santo Domingo, San Francisco y San Antonio y ella se arrodillaba en su presencia creyendo ser ante los santos; otras veces le parecía ver a la Santísima Trinidad y otras visiones grandes, con lo cual crecía su deseo de ser tenida por santa.

       — Que cuando ella se había dejado ya dominar de esta vanidad, se le apareció el Demonio en figura de un hombre joven muy hermoso, y le dijo ser uno de los serafines que habían caído del cielo, que había estado haciendo a Magdalena de la Cruz compañía desde que esta tenía cinco años; que se llamaba Balban y tenia un compañero nombrado Pitonio, que si perseveraba en el propósito de seguir su vida como hasta entonces, podría gozar con él todos los placeres que apeteciese, tomando él á su cargo aumentar la fama de santidad: que ella respondió conformándose, con tal que no se condenase para siempre, y Balban le dijo que no se condenaría; en consecuencia de lo cual, ella hizo pacto espreso con el Demonio de seguir sus consejos; comenzó á tenerlo por hombre incubo 2 , y ha proseguido usándolo hasta el día de su confesión estrajudicial, hecha en el convento el año anterior de 1543.

      – Que un dia se le presentó el Demonio en figura de hombre negro y feo; y habiéndose espantado ella y esclamado de repente Jesús, huyó el Demonio; pero después volvió y la reprendió mucho, y al fin hicieron paces, quedando en que no había de asustar a Magdalena si él volvía en aquella figura; lo que asi sucedió en varias ocasiones.

      – Que habiendo entrado monja con muy grande opinión de santidad, solia dar un grito luego que comulgaba y fingir éxtasis que las otras monjas tenian por verdaderos.

      – Que en uno de estos éxtasis le clavaron alfileres en los pies para ver si sentía, y ella sufrió gran dolor, pero disimuló por conservar opinión de santa.

      – Que con este objeto se crucificó ella en su celda muchas veces, y se hizo heridas en las manos, pies y costado, cuyas señales mostraba en ciertas festividades. Que auxiliada de su Demonio salía de su convento muchas veces, iba al de los frailes Franciscos y á otros; veía lo que allí hacían, y luego revelaba lo que consideraba oportuno para conseguir opinión de que sabía cosas ocultas.

      – Que una vez fue á Roma con su Demonio, oyó misa y comulgó de mano de un presbítero que estaba en pecado mortal, y todos estos viajes eran sin que la echaran de menos en su convento, porque suplía su falta Pitoni o compañero de Balban, representando la figura de Magdalena.

      – Que su demonio Balban le decía varias cosas futuras como la prisión del Rey de Francia, su casamiento con doña Leonor de España, y las guerras de comunidades; pero algunas veces no salia cierto lo anunciado.

      – Que su demonio Balban quiso una vez cierta deshonestidad, la repugnó ella, y él enojado la levantó á lo alto, la dejó caer, quedó ella maltratada y enfermó.

      – Que estando con otras monjas una vez esclamó ella gritando válgame Santa María; le preguntaron la causa, y respondió habérsele aparecido un alma del purgatorio implorando su auxilio, y diciendo: Valedme Magdalena, y por eso habla gritado ella que le valiera Nuestra Señora.

      – Que cuando la opinión de su Santidad estaba bien sentada, hizo creer á las monjas y otras personas que en el día dé la anunciación de Nuestra Señora había ella concebido por obra y gracia del Espíritu Santo al niño Jesús, y parídolo en el dia de su nacimiento; que lo envolvió en los cabellos de ella, los cuales siendo negros se volvieron rubios; que luego desapareció el niño, y lo pidieron, y ella dio como reliquias sus propios cabellos á varias personas.

      – Que había ella hecho creer que muchos abades y frailes tenían concubinas sin ofender á Dios porque no era pecado tenerlas.

      – Que habia hecho á varias personas comer carnes en dia de abstinencia, y trabajar en días festivos, asegurando que no era pecado.

      – Que estando ella una vez en el coro con las monjas entró su Demonio en figura de paloma, y se le acercó á la oreja; visto lo cual Magdalena dijo á las monjas haber sido el Espíritu Santo, y ellas lo adoraron entonces.

      – Que Balban previno d Magdalena un dia que la buscaría para pedirla consuelo un personaje muy principal afligido por la enemistad de un príncipe con él; y encargó á Magdalena no dejara de consolarle mucho, y de prometerle que rogaría de veras á Dios por él, pues le aseguraba que el tal personaje era siervo de Balban; y con efecto á pocos días se verificó la visita, y sucedió lo demás.

      – Que había procurado por espacio de once años que no comia, y que se mantenía con sola la Eucaristía, lo cual era incierto; pues los siete primeros años comia pan, y bebía agua en secreto con el auxilio de unas monjas confidentas, y los cuatro últimos comia varias cosas que se proporcionaba por distintos medios. En fin confesó muchas otras especies relativas á revelaciones, ilusiones, apariciones de almas, de santos y de diablos, profecías, curaciones de enfermos y otras cosas que no específico, porque todo se reduce á comprobar la hipocresía y ficción con la idea de ser tenida por santa.

      Por lo que podemos dilucidar a través de sus palabras y de su confesión esta señora desde que empezó a tener uso de razón tuvo ensueños, como muchos niños (tenía, dice, cinco años) en sus primeros años y confundió la realidad y la fantasía…, teniendo ella la edad de cinco años, se le apareció el Demonio como Ángel bueno de luz y la anuncio que había de ser una santa famosa, por lo que la exhortó a seguir desde entonces una vida devota.

      Probablemente ella se contó a alguien estas “visiones” y este alguien le celebró la idea y quizás desde ese momento vio que llamaba la atención con sus elucubraciones y palabras y los “contactos” y visiones y continuaron, quien sabe si ella misma en algún momento llegó a creerlo.

      Puede que tales apariciones le pareciesen reales y esto unido a una personalidad frágil le llevó a confundir el mundo del ensueño – con sus demonios y milagros – con el mundo sólido de la realidad; o tal vez sus supuestas experiencias y todo lo que contó a lo largo de su vida fuese fruto de un ansia desmedida de llamar la atención. Para ello acudió al engaño pretendiendo tener las llagas de la crucifixión de Dios Nuestro Señor y también que había dado a luz al Niño Jesús, que se mantenía con el Pan de los Ángeles y otras lindezas por el estilo. Quién sabe su llegó a creerse su versión del asunto, cosa que también es posible.

      POSESION DIABÓLICA, CONFESION, EXORCISMO. ARREPENTIMIENTO.

      Para hacer creíbles alguna de estas argucias de fingida santidad la monja, como ella misma confiesa, contaba con “algunas monjas de confianza” las cuales, por ejemplo, le proporcionaban comida con lo cual podía fingir alimentarse casi del aire, solamente de la comunión. Las heridas en manos y pies y en el costado se has hacía ella misma y de las apariciones y éxtasis solo ella nos podría decir la verdad.

      Durante ocho años fue abadesa y en este tiempo cumplió externamente con todos


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