La enseñanza y el entrenamiento del fútbol 7. Rui Pacheco
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Adaptado de G. Rusca, 1999.
En un estudio efectuado por Costa y Garganta (1996), los autores compararon algunas situaciones de juego del fútbol 11, verificadas en 16 partidos, siendo 8 de la categoría de alevines (sub12) y 8 de la categoría de seniors, y llegaron a los resultados presentados en la figura 1.
Figura 1.1.:Comparación entre los valores porcentuales de las acciones realizadas por alevines y seniors.
De la lectura de la figura 1 se puede constatar que existen grandes diferencias entre las acciones realizadas por los diferentes grupos, con excepción del remate (4%), pudiendo señalar y realzar estas diferencias:
–los seniors realizan el doble de pases exitosos (54% frente al 27% de los alevines),
–los alevines realizan el triple de pases fallados (30% frente al 9% de los seniors),
–los alevines hacen cerca del doble de robos de balón (19% frente al 34% de los seniors),
–los seniors llevan a cabo el doble de desmarques tanto de apoyo como de ruptura (7% frente al 3% de los infantiles).
De los resultados obtenidos en este estudio, podemos extraer algunas ideas principales:
•Las grandes dimensiones del terreno (100 × 60 metros), junto con el elevado número de jugadores (22) que están simultáneamente en juego y las grandes distancias que existen entre ellos, hace imposible a los jugadores tener una visión amplia de las diversas situaciones de juego, y esto unido a una insuficiente potencia de los miembros inferiores, no permite la ejecución de pases de larga distancia, lo que lleva a un análisis y a una toma de decisiones incorrecta que son el origen del elevado número de pases fallados realizados por los alevines.
•Los alevines hacen el triple de robos de balón, no sólo por las razones presentadas anteriormente, sino también por la mayor dificultad que implica la relación con la pelota para los jugadores que atacan en relación con los defensores, originando una mayor pérdida de la continuidad (interrupciones) de las acciones de juego.
•El menor número de desmarques de apoyo y de ruptura realizados por los alevines se debe, fundamentalmente, al mayor estatismo que caracteriza el nivel de juego de los jóvenes en estas edades, como a la dificultad que tienen para “ cubrir “ física y mentalmente un espacio de juego tan amplio.
Entre otros aspectos, estos datos nos conducen a la idea de que el fútbol 11 no será un tipo de juego que contribuya eficazmente a un proceso eficaz de enseñanza/aprendizaje del fútbol en la categoría de los alevines.
Encontramos que se debe adaptar el peso y el tamaño del balón, el número de jugadores, así como las dimensiones del campo y de las porterías, a la edad de los jóvenes, de modo que puedan tener un mayor rendimiento y una mejor y más eficaz enseñanza y aprendizaje.
En el fútbol infantil, el joven constituye el centro de toda la actividad, por lo que el juego está adaptado a sus características, y el fútbol deberá ser utilizado como un fuerte medio educativo en la búsqueda de los objetivos formativos del joven futbolista.
A los jóvenes les gusta mucho jugar, fundamentalmente tener el balón cerca de sí mismos y poder contactar con él con una elevada frecuencia.
Por supuesto, ofreciéndoles un juego de adultos de 11 × 11 en un espacio de 100 × 60 metros y de una gran complejidad en la interpretación, en el que no tienen mucho éxito y en el que cada joven toca un número reducido de veces el balón, no podremos satisfacer el gusto del niño por el fútbol.
Se sabe que un campo de fútbol de 11 corresponde aproximadamente a la superficie de 10 campos de balonmano, 20 campos de baloncesto y 50 campos de voleibol (Bauer y Ueberle,1988), y que cuanto mayor es el espacio de juego, más elevada tendrá que ser la capacidad para cubrirlo, mental y físicamente (Garganta, 2000).
Por otro lado, el elevado número de jugadores (22) que juegan simultáneamente trae muchos problemas, provocando muchos errores ya que los jóvenes presentan una deficiente lectura del juego. Cuando tienen la posesión del balón, los jugadores al mismo tiempo deben tenerlo controlado y utilizar su vista (jugar con la cabeza levantada) para las funciones de la lectura de juego.
En los primeros contactos con el juego, los jóvenes tienen la tendencia a desplazarse casi exclusivamente en función del balón, aglutinándose a su alrededor, lo que agrava aún más los problemas de aglomeración, de la ocupación racional del espacio y de las insuficiencias técnicas ya existentes en campos con grandes dimensiones.
En las fases iniciales de aprendizaje en las que los jóvenes jugadores tienen dificultades para controlar el balón, es aconsejable que el juego sea aprendido en un espacio más reducido (60 × 45,40 × 20 metros) y con menor número (5,7) de jugadores (Garganta, 2000), que les permita tener una mejor lectura de juego y más éxito en las diferentes acciones de juego, ya que les proporcionará mayor placer y diversión por la mayor frecuencia con que contactan con el balón y obtienen situaciones de gol.
“Es necesario adaptar el juego al niño y no obligar al joven futbolista a adaptarse al juego de los adultos.”
(Wein, 1995)
2. ¿QUÉ VENTAJAS PRESENTA EL FÚTBOL 7 EN RELACIÓN CON EL FÚTBOL 11?
“La naturaleza ordenó que los jóvenes sean jóvenes antes de ser adultos. Si pretendemos alterar este orden, produciremos sólo frutos verdes sin jugo.”
Jean Jaques Rousseau
La práctica del fútbol 11 por jóvenes de categoría de edad de 8/12 años nos ha llevado a reflexionar si sería éste el tipo de práctica más adecuado para el aprendizaje del fútbol de nuestros más jóvenes futbolistas.
A través de las observaciones realizadas (Wein, 1993) en varios partidos de fútbol 11, en campos con medidas reglamentarias, en las categorías benjamines (sub10) y alevines (sub12), se verificó que, durante un minuto de partido (o en 40 segundos de tiempo efectivo) con la pelota en juego, los jugadores perdían por término medio seis veces la posesión del balón.
Además, se constató que durante la totalidad de un partido era difícil encontrar jugadores que realizasen un mayor número de acciones con éxito o positivas que de acciones falladas o negativas.
Podremos entonces cuestionar, ¿por qué los jóvenes jugadores cometen tantos errores en el transcurso de un partido?
A nuestro entender, la principal causa se encuentra en la estructura del propio juego de 11 × 11, es decir, en el elevado número de jugadores (22) que intervienen simultáneamente en el juego, lo cual, asociado a las grandes dimensiones del espacio de juego, configura un cuadro de situaciones demasiado complejas e incompatibles con el desarrollo fisiológico y psicológico del joven futbolista.
Nos parece por esto fundamental reducir el número de jugadores y el espacio de juego, para poder contribuir a que los jóvenes futbolistas puedan tener éxito en sus acciones de juego y a que puedan jugar cada vez mejor.
Sabemos que, en los primeros contactos de los jóvenes con el fútbol, éstos sienten una gran atracción por el balón, siendo