La manifestación de la velocidad de desplazamiento en el tenis. David Suárez Rodríguez
Читать онлайн книгу.target="_blank" rel="nofollow" href="#ubb504b21-1bf4-595a-ba48-277aae43826c"> CAPÍTULO 6
Programación y planificación de la velocidad desde una perspectiva global
Propuesta de sistemas de planificación
Propuesta de programación y planificación de pretemporada
Programación y planificación entre competiciones
Preparación de la velocidad a lo largo de las diversas etapas de formación del tenista
La mujer y la manifestación de la velocidad
Factores diferenciales en la mujer
Conclusiones
Nutrición, ayudas ergogénicas y velocidad
Co-autor: Santiago Piquer Morató
Estrategias indirectas
Estrategias directas
Conclusiones
Prevención de lesiones y velocidad
Entrenamiento de la velocidad y riesgo de lesión
Elementos preventivos de programación y planificación
Conclusiones
Prefacio
Existe una antigua polémica entre los técnicos defensores del entrenamiento basado en la experiencia y los que defienden el uso exclusivo de los resultados que aporta el estudio científico. Sorprendentemente, este enfrentamiento entre la práctica y la ciencia sigue produciéndose en la actualidad. Aún se puede escuchar a todo tipo de gente, sobre todo a técnicos deportivos, decantándose de forma dogmática hacia uno u otro postulado. En mi opinión, la lectura de artículos y libros especializados o la realización de investigaciones no es la forma de conocer toda la verdad, pero sí de dar luz y proporcionar contenido y objetividad a los conocimientos sobre el entrenamiento deportivo. La experiencia del día a día o los resultados positivos de unas prácticas concretas tampoco arrojan axiomas, pero aportan un conocimiento que, como ya defendía Rousseau en su Emilio, tiene un especial peso y significancia en nuestra formación.
A mi entender resulta una discusión absurda pues todo forma parte de un proceso complejo, el de la preparación del deportista. Este proceso requiere de lo investigado y de lo experimentado personalmente, de lo escrito y de lo contado verbalmente. La experiencia que se transforma según cambian los jugadores, pero también la propia evolución, aportan conocimientos no exclusivos pero sí imprescindibles. A su vez, resulta enriquecedora la lectura de esos artículos que acaban con una posible conclusión final y de otros que señalan hacia una dirección distinta, si no opuesta.
Otra discusión estéril es la de otorgar grados y porcentajes de importancia a uno u otro factor de influencia en el deporte por la imposibilidad de aislarlos, pero especialmente por el error que esto supondría de poder hacerse. En realidad, no debemos centrar la atención solo en uno o varios factores decisivos, ni tampoco en la supuesta suma de ellos.
Toda esta complejidad se ve especialmente reflejada en un deporte como el tenis, en que existen múltiples factores que pueden determinar el rendimiento, pero que nunca se presentan de forma aislada o pura. Por ello, quizás me ha animado de forma muy especial a escribir esta obra la propia conexión sufrida entre la práctica del día a día, la observación de los grandes jugadores y de los no tan grandes, junto con la lectura sobre los procesos biológicos y conductistas y las teorías más cognitivistas. Y aunque solo se trate de parte del proceso de aprendizaje personal, todo ello me dirige hacia una conclusión, al menos provisional: el elemento más determinante en la preparación del tenista no es la técnica, ni la táctica, ni los procesos mentales o condicionales, sino el logro de una sinergia lo más óptima posible. Este debe ser nuestro principal objetivo, otorgando la máxima atención a la complejidad y las características propias del deporte, de sus competiciones y de la situación de nuestros jugadores.
Ahora bien, para seguir avanzando, al igual que para programar o planificar, podemos, y quizá debemos partir de algo previamente elaborado como es la existencia de diversos factores diferenciales. Al afrontar el tema de la velocidad en el tenis, por un lado he tratado de limitar al máximo la cuestión, centrando toda la atención tan solo en la velocidad de desplazamiento y, a su vez, he intentado afrontar esta cuestión con amplitud. Amplitud en cuanto afrontar su complejidad, entendida esta no en su acepción de difícil sino de multifactorial.
Sin embargo, no es un intento ambicioso por establecer una teoría sobre la complejidad en el tenis sino, por el contrario, de profundizar en los diversos factores que pueden tener un efecto sustancial en el rendimiento. A lo largo del libro se intentará ir reflejando esta complejidad, el efecto de la velocidad en diversos elementos y cómo cada uno está influido por otros que se irán tratando durante los diversos capítulos.
Agradecimientos
A mi padre Eduardo por ser la persona que más me apoyó en mi carrera profesional, y el referente en mi forma de ver la vida. Gracias, tus enseñanzas me han hecho la vida habitualmente más difícil pero mucho más digna.
A mi madre Covi por ser mi modelo como buena persona.
A mi hermana Nana, mis sobrinos Luci y Edu y mi cuñado Carlos.
A mis maestros Javier Duarte, Antonio Capella, Renato Olaondo, y muy especialmente a Juan Vigón.
A Carlos Manero y Pilar García, esos dos grandes fisioterapeutas de Santiago de los que aprendí todo lo que pude.
A Julia por compartir tantas cosas…
La manifestación
de la velocidad
de desplazamiento
en el tenis
Un enfoque global
CAPÍTULO 1
Introducción a la complejidad del tenis y el entrenamiento de la velocidad
«El todo es más que la suma de las partes.»
ARISTÓTELES (384-322 a. de C.)
«El todo es diferente de la suma de las partes.»
KÖHLER (1887-1967)
EL tenis presenta una gran variabilidad, tanto en su dinámica durante el juego como en su posible preparación. Sin embargo, no se trata de una situación caótica con infinidad de formas iniciales, sino que presenta un inicio de cada unidad de juego en circunstancias conocidas, así como un número de situaciones que se repiten, y mediante su conocimiento se podrá actuar sobre el conjunto de finales posibles. La complejidad del juego está clara por haber una incertidumbre, pero esta no es total y, de hecho, las situaciones de desorden total no provocan procesos complejos (Gell Mann, 1995) que permitan producir inferencias.
Incluso