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Camerún - vvaa


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aunque sea por descuido.

      Pinceladas sobre Camerún

      Geografía

      Por su posición intermedia entre el Sahel y el África ecuatorial y su mosaico de pueblos, Camerún posee una notable variedad de paisajes y una gran diversidad cultural, lo que indiscutiblemente le hace merecedor del apodo de « África en miniatura ».

      La superficie de Camerún, que conforma una especie de triángulo, mide 475442 km2. Al oeste limita con el océano Atlántico y el golfo de Guinea, por un lado, y el gran vecino, Nigeria, por el otro; al norte, una delgada franja de tierra (de menos de cien kilómetros de ancho) termina en la orilla sur del lago Chad, conocido por su abundancia de peces; al este limita con Chad y la República Centroafricana, y al sur, con Gabón, Guinea Ecuatorial y el Congo. Estas fronteras delimitan un país que se extiende casi 1200 kilómetros de norte a sur y unos 800 de oeste a este.

       El relieve del país está formado esencialmente por mesetas y montañas, resultado de la actividad volcánica durante la era terciaria. Un ejemplo de ello es la cadena montañosa, con orientación suroeste-noreste, salpicada de picos de origen volcánico. La cordillera comienza en la isla de Bioko, frente a la costa de Duala, y continúa en el continente pasando por el monte Camerún y sus 4100 metros de altitud. Este volcán, que despierta regularmente (abril de 1999, marzo de 2000, febrero de 2012), está en las inmediaciones de la costa, lo cual no es de extrañar porque originalmente estaba situado en una isla. Otras cumbres son el monte Kupe (2011 m), el monte Manenguba (2400 m) y el macizo de Bamboutos (2700 m). Esta cadena montañosa continúa luego hacia el noreste por Adamaua, una región de altas mesetas (hasta 2500 m de altitud) muy similar, por sus características geológicas, a los macizos volcánicos del Sáhara central, como el Hoggar, aunque cuenta con más irrigación, lo que da lugar a un paisaje dominado por pastos altos. Al norte de Adamaua y hasta el lago Chad, se extiende una llanura de mediana altitud dominada por un paisaje de sabana que ya nos recuerda la proximidad del Sahel. Sin embargo, hay dos excepciones en este paisaje seco: el valle del río Benue (también conocido como cuenca del Benue), un importante afluente del río Níger, al oeste de Garua, y el macizo de Mandara, al oeste de Marua.

      Al sur de Adamaua y en gran parte del sudeste de Camerún, hay llanuras de altitud media, pero con paisajes más parecidos a los del África ecuatorial, con grandes zonas de pantanos y extensos bosques tropicales.

      Por último, en el suroeste del país se encuentra una llanura costera dominada por el monte Camerún y las desembocaduras de dos ríos: un vasto estuario en el caso del Wouri justo al pie del monte Camerún y el delta que conforma el Sanaga más al sur.

       Estos relieves tan variados, fruto de una historia geológica de múltiples niveles, han recibido además la influencia de numerosos cursos de agua, cuya acción ha conformado accidentes geográficos como picos, domos o estribaciones rocosas, con caídas y rápidos a menudo espectaculares. Estos ríos generalmente tienen un caudal muy irregular (especialmente en el norte), con fuertes aumentos de los niveles de agua durante la temporada de lluvias.

      Estas variaciones dificultan su utilización para el tráfico fluvial, pero representan un recurso muy interesante para la producción hidroeléctrica, lo que justifica la construcción de varios embalses (como en Edea, en la carretera de Duala a Yaundé, Song-Loulou, en las proximidades de Edea, Lagdo en el norte del país, Mbakaou, Koloza, etc.).

       Y aunque el agua ha creado una geografía muy particular, los diferentes relieves de Camerún, por su parte, han impuesto a los ríos varias cuencas bien distintas. La más importante es la que conduce al océano Atlántico en el suroeste del país, por la que pasan ríos como el Nyong, el Wouri y el Sanaga. En el norte, el lago Chad es el destinatario de las aguas fluviales, especialmente las del río Logone (que marca la frontera entre Chad y Camerún). Todavía quedan dos últimas cuencas controladas por dos gigantescos ríos de los países vecinos, el Congo en el sur (el Ngoko) y el Níger en el oeste (el Benue).

      Debido a los numerosos lagos, cascadas y ríos, a las lluvias a veces intensas, a sus cordilleras volcánicas —lejos de estar dormidas como demostró el monte Camerún hace apenas siete años—, a las regiones áridas en la frontera norte con el Sahel y a la quema de rastrojos, Camerún es realmente la tierra del agua y el fuego.

      Clima

      En términos climáticos, Camerún es también muy diverso. La parte del país al sur de Adamaua está bajo influencia ecuatorial, marcada por un clima cálido y húmedo, con lluvias abundantes y regulares (aunque menos intensas fuera de la estación lluviosa, es decir, entre noviembre y mayo), y temperaturas por encima de los 25 ºC casi todo el año.

      Las provincias del litoral y el suroeste gozan de frecuentes precipitaciones; incluso pertenecen a las regiones del mundo con los índices de lluvia anual más altos: 8000 mm en las laderas del monte Camerún y hasta 10000 mm (¡o sea, 10 m de lluvia al año!) en las proximidades de Debunscha.

      Más hacia el norte, nos dirigimos gradualmente hacia un clima tropical, con una distinción más marcada entre las estaciones lluviosas y las secas, tanto en términos de temperatura como de precipitaciones. Sin embargo, este clima tropical se ve atenuado por la altitud en las regiones montañosas del oeste y en la parte central del país, en las mesetas de Adamaua. Por último, el extremo norte, cerca del lago Chad, cuenta con un clima saheliano o tropical seco.

      Flora y fauna

      

      Fauna

      GAROUA - Hipopótamo en la orilla del río Benue.

      © Sébastien CAILLEUX

      Aunque la fauna en Camerún no es tan rica y variada como en África oriental o austral, aquí pueden observarse la mayoría de los grandes animales de la sabana y de los bosques tropicales: leones, guepardos, elefantes, jirafas, hipopótamos, antílopes, gacelas, pangolines, facóqueros, alcéfalos o búbalos, manatíes, así como numerosas especies de monos (incluidos algunos gorilas, en el santuario de Mengeme, en el sureste del país), reptiles (tortugas, cocodrilos, serpientes), aves, peces e insectos.

       Aves. Camerún presenta una gran diversidad de aves tropicales. En efecto, se pueden avistar más de novecientas especies, lo que sin duda satisfará a todos los ornitólogos, ya sean profesionales o aficionados. No obstante, semejante profusión de aves tiene sus inconvenientes —si es que podemos llamarlo así—, ya que es muy difícil para los científicos elaborar un inventario exacto y actualizado de los lugares de la población de las distintas especies y estudiarlas. Entre todas ellas (la mayoría están protegidas), cabe destacar el avestruz, el ave más grande del mundo, que encuentra refugio principalmente en el Parque Nacional de Waza; y el turaco, que se parece a un gran faisán con su abigarrado plumaje y que es fácil de reconocer por su canto repetitivo, que recuerda un poco al del gallo, aunque menos estridente; además del picatartes cuelliblanco o pavo calvo, un ave multicolor bastante rara, la garza real, el gran cálao terrestre norteño o abisinio, el lorito senegalés, las gangas, las francolinas…

       Peces. Frente a las costas camerunesas, el océano está repleto de peces, y dado que la pesca no está muy desarrollada en el país, esta abundancia hace las delicias de los turistas que vienen a disfrutar de la pesca deportiva en el golfo de Guinea (los patrones de los barcos ofrecen excursiones desde el puerto deportivo de Duala o desde Kribi). De diciembre a mayo, se pueden ver marlines, peces espada, doradas, barracudas

      (también abundantes en noviembre), tarpones…


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