Fotografía digital en blanco y negro. Gabriel Brau Gelabert

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Fotografía digital en blanco y negro - Gabriel Brau Gelabert


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tan antiguo como la fotografía en blanco y negro, no tendría espacio ni cabida en nuestra época; sin embargo, cada día son más los incontables adeptos de esta disciplina, y los nuevos seguidores que aparecen por el mundo. A este tipo de fotografía se le aprecian numerosos valores particulares en el campo del arte, se le atribuyen diferentes cargas emocionales que nada tienen que ver con las que ofrece la fotografía en color, y en el plano comunicativo, el lenguaje visual que aporta la psicología monocromática basada en la luz, resulta casi una abstracción de la aportación cromática del mundo.

      Entender pues como articular la visión y la construcción de nuevas fotografías en blanco y negro, en una época marcada por la tecnología digital, es el propósito de este libro. A partir de una primera parte teórica, donde se exponen los conceptos básicos referidos a la toma y el procesado de archivos de imagen digital, además de algunas de las mejores técnicas de conversión monocromática y tratamiento de imagen; una segunda parte nos ofrece ejemplos prácticos de lo anteriormente expuesto, mostrando la presentación de 50 fotografías, cuidadosamente seleccionadas, a través de las que se desgrana la visión fotográfica, la construcción y la lectura visual de cada una de ellas.

      El libro combina pues el texto didáctico y formativo, donde se explica profusamente y con multitud de ejemplos la técnica digital de la fotografía en blanco y negro, con la lectura visual de las imágenes que, a lo largo de los años, he conseguido a través de ella.

      illustrationLA FOTOGRAFÍA DIGITAL EN BLANCO Y NEGRO

      En la década de los 70 del siglo pasado, yo tenía apenas dieciséis años cuando construí mi primer laboratorio fotográfico de blanco y negro en el garaje de la casa de mis padres. En aquella época de estudiante, recuerdo haber pasado muchas horas en él, ensayando mis primeros revelados, o experimentando y aprendiendo las técnicas químicas como cualquier principiante; de hecho, hubiera sido impensable ser aficionado a la fotografía en blanco y negro y no disponer de tu propio laboratorio particular. Con la perspectiva del tiempo siempre me ha parecido una época peculiar, diferente, con un encanto y una magia especiales, que me llevaron a amar la fotografía en blanco y negro.

      ¡Cuánto han cambiado las cosas desde entonces! Ya no necesitamos grandes espacios, ni costosos y variados productos químicos que perjudican el medio natural; nos basta con una pequeña mesa, un ordenador y algo de software, para substituir el encanto del laboratorio químico, por la eficacia y la rapidez de la fotografía electrónica. Con la llegada de la nueva tecnología de imagen digital, todos nos preguntábamos si sería posible conseguir a través de ella, la calidad y la exquisitez a la que nos tenía acostumbrados la fotografía en blanco y negro de laboratorio. Hoy conocemos sobradamente la respuesta, y sabemos que, si bien el flujo de trabajo es diferente, tanto las técnicas de procesado y tratamiento de imagen por software, como los avances que se han producido durante los últimos años en la tecnología de impresión por inyección de tinta, han convertido la imagen digital en blanco y negro, en una maravillosa opción para la expresión fotográfica, que nada tiene que envidiar a la química de antaño.

      Como veremos más adelante, todo lo que concierne al acto fotográfico, sobre todo en lo referente a la toma, sigue siendo prácticamente igual que siempre y funciona bajo los mismos parámetros. Miramos el mundo a través de nuestras cámaras, y con visión fotográfica, seleccionamos instantes o momentos que se forman a través de nuestro pensamiento visual, convirtiéndolos en imágenes cuando nuestro cerebro nos lo ordena.

      Hablamos de fotografía, es decir, de la representación gráfica o visual que sirve para expresar la apariencia material de una persona u objeto, bien sea real o imaginario. Otra cosa es el modo, la técnica o los medios que utilicemos para ello. Seguimos tomando fotografías como huellas del recuerdo, como instantes decisivos, o como expresiones artísticas; la tecnología ha cambiado, pero el concepto sigue siendo el mismo.

      La gran diferencia que existe entre un negativo de película en blanco y negro y un archivo monocromático de imagen digital, es la forma en que ambos llevan a cabo la conversión de los colores reales de la escena, a la escala monocromática que aparece en la fotografía. Las emulsiones fotográficas o películas de blanco y negro, utilizan materiales, técnicas y fórmulas estándar para la conversión, y recogen la longitud de onda de cada color, transformándola en un tono de gris sobre el grano de plata, en función de su intensidad, siendo posible variar o realzar el contraste y la gama tonal durante la toma, únicamente mediante el uso y la aplicación de filtros de colores que permiten modificar dicha longitud de onda. En la fotografía digital en cambio, la toma debe hacerse siempre en color y tanto la conversión a escala de grises como las demás modificaciones de contraste y tono deberán realizarse siempre a posteriori.

      Cada sistema tiene sus propios métodos de trabajo y sus propias técnicas; es conocido por ejemplo, que la fotografía electrónica o digital está basada en la adquisición de datos, es decir, en obtener la máxima información de la escena original. Casi podríamos afirmar que a mayor número de datos mayor calidad. Hay que rechazar pues, aquellas opciones clásicas que podían ser válidas para la fotografía de película, y optar por soluciones adecuadas a la nueva tecnología. Por ejemplo, obtener una imagen en blanco y negro desde la propia cámara, no es una buena opción para fotografía digital en blanco y negro. Como tampoco lo es tomar fotografías con archivos comprimidos excesivamente, del tipo JPG, con la excusa de la rapidez en el resultado final. Para la fotografía digital en blanco y negro trabajamos exclusivamente con archivos originales RAW, que posteriormente deberán ser procesados y convertidos a escala de grises.

      Vemos pues, como la tecnología digital ha cambiado radicalmente el mundo de la fotografía, y especialmente el de la fotografía en blanco y negro. Antes, en la fotografía tradicional con película, a menudo solíamos efectuar diferentes disparos de una misma toma, variando la exposición (EV), o bien recurríamos a pruebas con material Polaroid® para poder asegurar la toma definitiva. Hoy en día, con cualquier cámara digital, la visión de la toma es instantánea aunque no definitiva. La imagen que muestra el visor trasero de la cámara es solo una interpretación del archivo RAW que ha sido almacenado, y este archivo original, tiene propiedades que le permiten variar el contraste, la densidad, la gama o el color, a partir de un procesado posterior mediante software. Es decir, el binomio del formato RAW concluye en dos procesos diferentes, de un lado la toma, que debe hacerse teniendo en cuenta la linealidad del sensor y en consecuencia exponiendo siempre para las luces, que son las responsables de almacenar la información, y de otro lado el procesado, que permitirá un ajuste de luz y color, con un mapeo tonal del archivo para dejarlo a nuestro gusto.

      La calidad de imagen es otro de los puntos importantes a tener en cuenta. En fotografía analógica solíamos utilizar cámaras grandes, de medio o de gran formato, con el fin de poder disponer de un negativo mayor, que repercutiría obviamente, en el tamaño y en la calidad final de la copia. En fotografía digital esta calidad final de la imagen viene determinada por múltiples factores: el propio sensor de la cámara, una correcta exposición sin captación de ruido, un procesado adecuado sin exagerar los matices, el acierto en el método utilizado para la conversión monocromática, un correcto postprocesado, y finalmente una elección adecuada de los materiales de impresión, cada uno de ellos bajo la tutela omnipresente de una correcta gestión de color a lo largo de todo el proceso fotográfico.

      Para poder llevar a cabo fotografía digital en blanco y negro, con ciertas garantías de calidad, existen, a mi modo de ver, algunas normas fundamentales que debemos tener en cuenta, así como unas técnicas de trabajo que debemos seguir, que detallo a continuación:

      •La captura desde cámara deberá hacerse siempre en formato RAW, a la mayor profundidad de color posible. El modo de color que se aconseja es Adobe RGB 1998.

      •Debido a la linealidad del sensor la toma deberá sobreexponerse, midiendo siempre sobre las luces, dado que son ellas las responsables de almacenar la información que posteriormente necesitaremos para obtener una correcta calidad de imagen.

      •El grado de sobreexposición de luz dependerá de la relación entre el rango dinámico de la escena y el propio rango dinámico del sensor. Cuanto mayor


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