La pareja imperfecta. Mariolina Ceriotti Migliarese
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MARIOLINA CERIOTTI MIGLIARESE
LA PAREJA IMPERFECTA
¿Y si los defectos fuesen parte del amor?
EDICIONES RIALP
MADRID
Título original: La coppia imperfetta
© 2020 by EDIZIONI ARES
© 2021 de la versión castellana realizada por ELENA ÁLVAREZ
by EDICIONES RIALP S. A.,
Manuel Uribe 13-15, 28033 MADRID
Realización ePub: produccioneditorial.com
ISBN (edición impresa): 978-84-321-5418-8
ISBN (edición digital): 978-84-321-5419-5
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra
A mis padres
ÍNDICE
PRIMERA PARTE. PARA VOLVER A ENTENDERSE
1. UNA MIRADA AL CONTEXTO: IMÁGENES Y PALABRAS
Como en una película
Creatividad
5. PROMESA Y SENTIMIENTO DE CULPA
¿Por qué hay que mantener las promesas?
El sentimiento de culpa
Sentido de culpa sano y patológico
SEGUNDA PARTE. EL DESAFÍO DEL MATRIMONIO
De quién enamorarte
Elegir
2. LA CONVIVENCIA Y EL MATRIMONIO
¿Por qué convivir?
¿Por qué casarse?
Otros problemas
¿Para qué tener hijos, si el futuro no tiene sentido?
Cuando nace un niño
Mamás y papás
El eje horizontal: ¿pero el matrimonio es para siempre?
El eje vertical: los hijos
El eje vertical: la relación con la familia de origen
Equívocos sobre el perdón
La cólera y la venganza
Interpretar la ofensa
¿Tiene todo esto un sentido?
INTRODUCCIÓN
LA FAMILIA SIEMPRE TIENE SU ORIGEN en el “sí” pronunciado por dos personas que toman la decisión de amarse. Su destino depende de la capacidad que ambas tengan de construir entre ellos una relación realmente significativa.
Cuando mis padres celebraron sus 40 años de matrimonio, éramos muchos: siete hijos con maridos y mujeres, hijos y nietos… había confusión y también alegría.
Recuerdo que, en un determinado momento, mi padre, guiñando el ojo a mi madre y dirigiendo su mirada hacia nosotros, con gesto divertido, exclamó: «¡Mira la que hemos montado!». Se refería al asombro y a la felicidad de una vida que, a lo largo de los años, se había ido multiplicando de una forma imprevisible, a pesar de las muchas dificultades, incertidumbres y también de alguna que otra incomprensión. Y con esfuerzos y momentos oscuros, que solo ellos podían conocer en toda su profundidad.
He vuelto a pensar muchas veces sobre este sencillo episodio; el asombro divertido