El lenguaje político de la república. Gilberto Loaiza Cano
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El lenguaje político de la república. Aproximación
a una historia comparada de la prensa y la opinión
pública en la América española, 1767-1830
Colección Folios
© Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
Centro Editorial
© Gilberto Loaiza Cano
ISBN: 978-958-794-233-0 (digital)
Primera edición
Medellín, septiembre de 2020
Preparación editorial
Centro Editorial
Facultad Ciencias Humanas y Económicas
Sede Medellín
Corrección de texto: Daniel Pajón Toro
Diseño de la Colección Folios: Melissa Gaviria Henao
Diagramación: Melissa Gaviria Henao
Conversión a ePub
Mákina Editorial
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
medio sin autorización escrita de la Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín.
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia. Sede Medellín
980.01
L61 Loaiza Cano, Gilberto
El lenguaje político de la república : aproximación a una historia comparada de la prensa y la opinión pública en la América española, 1767-1830 / Gilberto Loaiza Cano. -- Primera edición -- Medellín : Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, 2020. 1 recurso en línea (236 páginas) : ilustraciones. -- (Colección Folios)
ISBN: 978-958-794-233-0 (ePub)
1. OPINIÓN PÚBLICA – HISTORIA. 2. COMUNICACIÓN EN LA POLÍTICAHISTORIA. 3. PRENSA – HISTORIA. 4. IMPRESORES. 5. LIBERTAD DE PRENSA. 5. AMÉRICA LATINA – HISTORIA – 1767-1830. I. Título. Serie
Prólogo
Realizar el prólogo al libro de un autor que acumula una trayectoria importante en el desarrollo del tema resulta una labor de enorme responsabilidad. Nosotras abordamos esta tarea desde un lugar de enunciación que se inauguró en el marco del curso de posgrado “Historia intelectual, historia conceptual, derroteros teóricos, propuestas metodológicas y temas historiográficos”, que organizó la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, en el segundo semestre del 2017. En esta oportunidad pudimos estudiar más de cerca los aportes del autor al campo de la Nueva Historia Intelectual, entre ellos una primera versión del libro que ahora se publica. Este prólogo es una continuación de ese encuentro y su propósito es delinear el panorama general de la obra para, a continuación, establecer unas claves conceptuales que pueden ser útiles para su lectura.
En este libro, Gilberto Loaiza ofrece un ejercicio comparativo que pone en relación la historia de la emergencia de la esfera pública en la América española desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la década de los años treinta del siglo XIX, con énfasis en los casos de Nueva España, Nueva Granada y Río de la Plata. El trabajo se organiza alrededor de un eje constituido por dos tesis. La primera, considera que la opinión pública, que aparece como novedad a partir de 1808-1810, ya presentó rasgos de un régimen publicitario nuevo en el contexto del absolutismo reformista borbón, cuando un periodismo incipiente emergió de la mano de un grupo de escritores vasallos y de la puesta en marcha de talleres de imprenta. La segunda, muestra que, en Hispanoamérica, durante el período de estudio, existieron unas condiciones comunes de enunciación del concepto de opinión pública, “atemperadas” por tres circunstancias: la consolidación del taller de imprenta; la expansión del consumo de los periódicos; y la formación de un personal letrado con atributos retóricos suficientes como para dominar un modelo de deliberación cotidiana.1 En una de sus conclusiones más importantes, Loaiza muestra que en el período 1810 - 1830 el campo de lo político se fracciona por la intervención de los intereses particulares y el dominio del disenso en la discusión, lo que produce una mutación en el concepto de opinión pública y en la figura y funciones del escritor.
Mediante una lectura comparada de fuentes primarias, en diálogo con historiadores que las han estudiado previamente, el autor da cuenta de la importancia del taller de imprenta y del papel social del impresor, lo que le permite establecer los contornos, tanto de una cronología para el desarrollo del concepto de opinión pública en Hispanoamérica, como de una tipología de los periódicos en los que sus mutaciones se expresan. Resulta interesante el trabajo de análisis de la prensa que aquí se desarrolla, pues le permite al autor hacer patente que son dos situaciones interrelacionadas las responsables de la mutación del concepto de opinión pública, por un lado, la expansión del disenso y del enfrentamiento faccioso, y, por otro, la imposición de mecanismos de censura por parte del poder oficial, que buscaba frenar los efectos desestabilizadores que la “libertad para examinar los actos públicos” estaba produciendo en la república.
Los hilos que el autor ha ido tejiendo a lo largo de los cuatro capítulos que forman el cuerpo del libro, se anudan en el quinto y último capítulo en el que se recogen una serie de conclusiones pertinentes al ejercicio comparativo. Una primera conclusión, que se ha venido repitiendo a lo largo de todo el texto, tiene que ver con lo que Loaiza identifica como la existencia, en las fuentes que estudia para la región y el periodo, de regularidades discursivas y la prevalencia de un “lenguaje institucionalizado” que depende de una cultura impresa que tiene como novedad el periódico; de la existencia de agentes políticos letrados; de la consolidación del taller de imprenta; y de la difusión del periódico, factores que ya enuncia desde el primer capítulo. Por otro lado, propone que la pluralidad de periódicos produjo dos efectos interrelacionados, uno diacrónico y otro sincrónico. La diacronía le permite constatar varios hechos; primero, que el origen de la opinión pública moderna se encuentra en el despotismo ilustrado; segundo, estudiar el desarrollo de la libertad de imprenta, más exactamente la relación entre libertad, modernidad política y censura; y, tercero, seguir los esfuerzos de la opinión oficial en su intento de escribir la revolución, asegurar el orden y enfrentar la opinión libre e insurgente. Como se dijo, es en el último capítulo que estas reflexiones convergen en su pregunta por “el lenguaje político de la república” en donde da cuenta de su desarrollo desde el ámbito de la retórica ilustrada unívoca hasta el de la opinión pública en plural, marcada por el lenguaje de las pasiones y el espacio del disenso. El aspecto sincrónico, por su parte, Loaiza lo asocia, remitiéndose a la obra de Mijail Bajtin, con un cúmulo dialógico de múltiples voces. Esto sería más evidente en 1810, un momento que el autor denomina como de “densidad discursiva polifónica”,2 un tejido discursivo en el que ningún individuo o grupo de individuos, en este caso, los agentes letrados, tuvieron control de la conversación. Dice Loaiza: “ningún agente enunciativo fue auto-suficiente”.3 En este punto, que define el final del libro, la reflexión parece volver al punto de partida, cuando el autor nos ha anunciado que entenderá el discurso político como una estructura sin sujeto.
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