Yo soy así. Ariel Wainer

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Yo soy así - Ariel Wainer


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arrogancia son rasgos patológicos de carácter.

      Los rasgos patológicos de carácter se diferencian de los no patológicos en varios aspectos. En principio señalaremos dos de ellos:

       Mientras que los rasgos de carácter tienen cierta flexibilidad y admiten matices, los rasgos patológicos se destacan por su rigidez y uniformidad.

       La segunda diferencia, tal vez más importante, consiste en que los rasgos patológicos de carácter producen algún tipo de malestar en el entorno. Ello puede llevar a conflictos entre quien porta el rasgo y quienes lo padecen. Por lo tanto, cuando decimos “perturbaciones del carácter” tendríamos que aclarar que son una perturbación para los otros.

      Para ampliar la definición de las perturbaciones del carácter podemos volver a compararlas con los rasgos de carácter y también con los síntomas neuróticos. Para ello vamos a tomar los siguientes criterios que nos permitirán cotejar a unas con otros: integración al yo, presencia o ausencia de conflicto y/o padecimiento, tipo de conflicto y presencia o ausencia de interrogantes en el sujeto.

      Los síntomas neuróticos resultan ajenos para el yo, no se integran a él y se constituyen en una fuente de conflicto intrapsíquico. Por ello es frecuente que el sujeto se plantee interrogantes respecto de su síntoma.

      Los rasgos de carácter se erigen como una nota distintiva de esa “ficción ideal” que es la síntesis yoica. Los rasgos son considerados no solo como propios sino como parte de lo que define al yo. Además, se diferencian de los síntomas porque no generan padecimiento ni conflictos.

      Un nombre para los problemas del carácter

      Hemos señalado que en la obra de Freud podemos encontrar varios nombres para los problemas del carácter y que nosotros tomamos dos de ellos. Por varias razones estas denominaciones no nos dejan del todo conformes. Una de ellas está vinculada con lo equívoco que puede resultar el término “patológico”. Mientras que en el terreno de las neurosis alude a formaciones que le generan displacer al propio sujeto, en el del carácter lo patológico constituye una fuente de malestar para el entorno.

      Vamos a seguir usando los términos que tomamos de Freud ya que han sido aceptados y nos permiten dialogar dentro de nuestro campo y, al mismo tiempo, queremos proponer una nueva denominación para este tipo de rasgos. En lugar de rasgos patológicos de carácter, rasgos de carácter hostiles. Consideramos que estos rasgos tienen una cualidad hostil respecto de otro, o, dicho de otra manera, tienen como condición de existencia la articulación con otro que debería padecerlo. Además, con esta manera de nombrarlos, queremos subrayar la dimensión vincular de los conflictos que generan estos rasgos.

      Los trastornos de la personalidad

      Freud usó el término “personalidad” en algunas ocasiones. Sin embargo, no llegó a ocupar un lugar dentro de su arquitectura teórica. Para otras disciplinas, como la Psiquiatría, y para algunas corrientes dentro de la Psicología, como la Psicología Cognitiva, el problema de las perturbaciones del carácter queda incluido dentro del campo de los trastornos de la personalidad (TP).

      Los TP se definen de modo similar a las perturbaciones del carácter: son rígidos, estables a lo largo del tiempo, con una importante resistencia al cambio y producen malestar en las personas del entorno. En ellos la conciencia de enfermedad es escasa o nula. A diferencia de otros trastornos mentales, el sufrimiento se presenta como consecuencia de la no aceptación por parte de los demás del modo de ser del individuo.

      Sin embargo, los trastornos de personalidad y las perturbaciones del carácter no son nociones equivalentes. Los primeros son una categoría diagnóstica que abarca un conjunto de elementos bastante amplio entre los cuales están los rasgos patológicos de carácter.

      En la Psicología Cognitiva, a diferencia de lo que ha ocurrido dentro del Psicoanálisis, los TP, además de haber sido reconocidos como un problema clínico de primer orden, han merecido una atención acorde con su importancia. En particular, los esfuerzos se han orientado al diseño de abordajes específicos.

      Desde una perspectiva diferente, aspiramos a que nuestro trabajo se inscriba dentro del conjunto de quienes han jerarquizado estos problemas y han intentado elaborar una serie de propuestas clínicas.

      1 Freud utiliza la expresión “predisposición universal del yo” en Inhibición, síntoma y angustia (1926). El término “predisposición” parece aludir aquí a una tendencia, a una propensión del yo. En los párrafos siguientes, cuando presentemos un ejemplo que da Freud, esta cuestión quedará expuesta con mayor claridad.

      2 En Moisés y la religión monoteísta (1933) Freud dice que el carácter es “atribuible por entero al yo”.

      3 La referencia a tres caminos que puede seguir la pulsión en la constitución del carácter la encontramos en Tres ensayos de teoría sexual (1905), en Carácter y erotismo anal (1908) y en La predisposición a la neurosis obsesiva (1913).

      4 Freud (1908) aclara que “cada uno de estos términos abarca en verdad un pequeño grupo o serie de rasgos de carácter emparentados entre sí” (p.153). Por ejemplo, “ordenado” se puede referir al interés por la limpieza personal, a la escrupulosidad en el cumplimiento de las pequeñas obligaciones, a la formalidad, a la parsimonia.

      5 En un nivel menos fenoménico podemos decir que representan una solución que satisface a los tres vasallajes yoicos (al ello, al superyó y a la realidad).

      6 Freud utilizó además los términos “alteraciones”, “anormalidades”, “malformaciones” y “deformaciones” del carácter. Preferiríamos no usar el término “patológico” y ya explicaremos por qué. Si lo hacemos es porque nos parece importante sostener la diferencia entre los rasgos de carácter y los rasgos patológicos de carácter.

      7 Sabemos que, en ocasiones, el término “caracteropatía” es utilizado en el contexto de los trastornos de personalidad antisociales. En nuestro caso lo usaremos como equivalente de “perturbación del carácter”.

      8 Hemos usado esta palabra para contraponerla al término “egodistónico”. Mientras que egodistónico significa conflictivo para el yo, sociodistónico se refiere a que resulta problemático para el entorno social.

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