¡Arroja la bomba! . Vanina Escales
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Contents
1 ExLibris
2 Portada
3 Creditos
10 CAPITULO V
12 Intro
14 El culmine
15 La verdadera historia de Simplicio de la Fuente
17 Titta Ruffo
20 Silveyra
23 Krishnamurti
26 El soperazo
27 Don Hipolito
Landmarks
1 Cover
Escales, Vanina
¡Arroja la bomba! Salvadora Medina Onrubia y el feminismo anarco / Vanina Escales; Salvadora Medina Onrubia - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Marea, 2019.
Libro digital, EPUB - (Historia urgente / Constanza Brunet; 73)
Archivo Digital: descarga y online
ISBN 978-987-8303-16-1
1. Biografía. 2. Anarquismo. 3. Feminismo. I. Título.
CDD 920
Edición: Constanza Brunet
Coordinación: Florencia Jibaja Albarez
Corrección: Marisa Corgatelli
Diseño de tapa e interiores: Hugo Pérez
Imagen de tapa: Intervención de una fotografía de Salvadora Medina Onrubia (circa 1915),
del archivo personal de Emma Barrandeguy.
© 2019 Vanina Escales
© 2019 Editorial Marea SRL
Pasaje Rivarola 115 – Ciudad de Buenos Aires – Argentina
Tel.: (5411) 4371–1511
www.editorialmarea.com.ar
Los textos reunidos bajo el título Mil claveles colorados, cuya autora es Salvadora Medina Onrubia, han sido reproducidos con autorización escrita de Helvio Botana Hayashi.
ISBN 978-987-8303-16-1
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Depositado de acuerdo con la Ley 11.723. Todos los derechos reservados.
Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento sin permiso escrito de la editorial.
Impreso en Argentina – Printed in Argentina.
A la memoria de Emma Barrandeguy,
América Scarfó y Osvaldo Bayer.
A Helvio Botana Hayashi.
PRELIMINARES
Si aparece en este libro la primera persona es porque Salvadora y yo tenemos una historia de muchos años. Estaba leyendo Severino di Giovanni. El idealista de la violencia y quise conocer a América Scarfó en el mismo instante. América, “Fina”, decía “no” después del “hola” y solía rechazar cualquier intento de entrevista. Tenía casi noventa años y elegía con quién quería hablar; no le encontraba sentido a hacerlo con quienes no hablaran su mismo código. A mí me dijo que sí. Hablábamos sobre ella, sobre Salvadora y un día le pareció bien darme un consejo: “Yo tenía un lema para los hombres: tenían que ser compañeros, tenían que ser inteligentes y tenían que ser muy buen mozos”. Con la voz de América empecé a escribir a Salvadora y a tratar de unir datos dispersos y en apariencia contradictorios.1
“Amo llamarme así. Además, ¿de qué otra manera podría yo llamarme?”, escribió Salvadora en