Sigmund Freud: Obras Completas. Sigmund Freud

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Sigmund Freud: Obras Completas - Sigmund Freud


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hipócrita, en el que los sentimientos hostiles y los deseos de muerte de las ideas latentes quedaban sustituidos por una manifiesta ternura. («Ejemplo típico de un sueño de Edipo, disfrazados».) Más adelante (Material y fuente de los sueños), citaremos otro género de sueños hipócritas. (El amigo parece ser W. Fliess.)

      Adición de 1930: «Posteriormente encontramos ejemplos en que, al contrario, un sueño realizaba un deseo por parte de la segunda instancia.»

      Soy el primero en lamentar la intercalación en el presente estudio de desarrollos correspondientes, como el que antecede, a la psicopatología de la histeria, y que expuestos, además, aislada y fragmentariamente, no pueden tampoco proporcionarnos grandes esclarecimientos. Pero si por medio de ellos quedan indicadas las íntimas relaciones que enlazan los sueños a las psiconeurosis, quedará cumplido el propósito que me guió a acogerlos.

      Del mismo modo que el «salmón ahumado» en el sueño de la comida fracasada.

      Sucede con frecuencia que al relatarnos un sujeto su sueño suprime, sin darse cuenta, fragmentos del mismo cuyo recuerdo no surge sino después, en el curso del análisis. Estos fragmentos, agregados a posteriori, nos proporcionan siempre la clave de la interpretación. Véase lo que después exponemos sobre el olvido de los sueños.

      Strachey recuerda que la expresión «traer a la casa», en alemán (‘heimführen’) también significa casarse. (Nota del E.)

      Varios de mis oyentes me han comunicado también en los últimos años sueños negativos que constituyeron su reacción a su primer contacto con mi teoría.

      Un gran poeta contemporáneo, del que me han dicho que no quiere ni oír hablar del psicoanálisis y de la interpretación onírica, ha hallado, sin embargo, una fórmula casi idéntica para la esencia del sueño: «La emergencia independiente de intensos deseos reprimidos bajo rostro y nombre falsos.» (Spitteler.)

      Anticiparé también aquí la aplciación y modificación que Otto Rank ha llevado a cabo de la fórmula básica arriba citada: «El sueño presenta siempre, sobre la base y con el auxilio de material sexual infantil reprimido, deseos generalmente eróticos como realizados en forma encubierta y simbólicamente disfrazada.»

      Adición de 1925: «Hasta ahora puedo decir que he adoptado la fórmula de Rank como propia. La versión abreviada, arriba mencionada, me parece adecuada. Sin embargo, el simple hecho de haber mencionado la modificación propuesta por Rank ha sido suficiente como para desatar incontables acusaciones contra el psicoanálisis de que ‘todos los sueños tienen un contenido sexual’. Si esa modificación se toma en el sentido en que fue señalada, se demostraría la forma inconsciente que acostumbran los críticos llevar a cabo sus funciones y la ligereza con que los adversarios desestiman aún las más claras afirmaciones que no le dan salida a sus tendencias agresivas, ya que solo unas páginas antes hice mención de la variedad de deseos cuya realización se ve en los sueños infantiles (deseos de tomar parte en una excursión o navegar en un lago o asistir a una comida que faltó, y así por el estilo); y en otros pasajes he comentado los sueños de hambre, los sueños por el estímulo sed o por necesidades excretorias y también los sueños de comodidad. Aún el mismo Rank no es categórico en afirmarlo. Las palabras que usa son ‘también como una regla deseos eróticos’, y lo que él dice puede ser ampliamente confirmado en los sueños de la mayoría de los adultos. La situación sería diferente si mis críticos usasen ‘sexual’ en el sentido empleado ahora corrientemente por el psicoanálisis en el sentido de ‘Eros’. Pero es escasamente probable que mis adversarios hayan tenido en la mente el interesante problema de si todos los sueños son creados por fuerzas instintivas libidinales en contraste con las destructivas.»

      «La neurastenia y la neurosis de angustia», en estas Obras Completas.

       MATERIAL Y FUENTES DE LOS SUEÑOS

      AL revelarme el análisis que el sueño de la inyección de Irma constituía una realización de deseos, se apoderó de nosotros un vivísimo interés por comprobar si con ello habíamos descubierto un carácter general del fenómeno onírico, y acallamos por el momento todas aquellas otras curiosidades científicas que en el curso de la labor de interpretación habían surgido en nuestro ánimo. Mas ahora, una vez llegados al final del camino que en aquella ocasión elegimos entre todos los que ante nosotros se abrían, podemos ya volver sobre nuestros pasos y escoger un nuevo punto de partida para proseguir en un distinto sentido nuestra exploración de los problemas del sueño, aunque de este modo perdamos de vista por algún tiempo el tema, no agotado aún, ni mucho menos, de la realización de deseos.

      Desde que mediante la aplicación de nuestro procedimiento de interpretación onírica no es posible descubrir un contenido latente de los sueños, muy superior en importancia a su contenido manifiesto, tenemos que sentirnos incitados a examinar de nuevo uno de los problemas que el fenómeno onírico plantea, para ver si este nuevo conocimiento puede acaso procurarnos la solución de aquellos enigmas y contradicciones que mientras no conocíamos sino el contenido manifiesto de los sueños nos parecían inasequibles.

      En nuestro primer capítulo expusimos detalladamente los juicios de los autores sobre la conexión de los sueños con la vida despierta y sobre la procedencia del material onírico. Recordemos ahora aquellas tres peculiaridades de la memoria onírica que, habiendo sido observadas por muchos, nadie había logrado aún esclarecer. Dichas peculiaridades eran:

      1ª Que el sueño prefiere evidentemente las impresiones de los días inmediatos anteriores (Robert, Strümpell, Hildebrandt, Weed-Hallam).

      2ª Que efectúa una selección conforme a principios diferentes de aquellos a los que se adapta nuestra consciencia despierta, recordando no lo esencial e importante, sino lo accesorio y desatendido.

      3ª Que dispone de nuestras más tempranas impresiones infantiles, llegando hasta reproducir detalles de dicha edad que nos parecen nimios y que en nuestra vida despierta teníamos por olvidados hace ya mucho tiempo. Claro es que donde los investigadores han observado estas peculiaridades de la selección del material onírico ha sido en el contenido manifiesto.

      Ateniéndome a mi experiencia personal sobre la procedencia de los elementos emergentes en el contenido onírico, habré de sentar en primer término la afirmación de que en todo sueño puede hallarse un enlace con los acontecimientos del día inmediatamente anterior. Cualquiera que sea el sueño que escojamos, propio o ajeno, comprobaremos siempre la verdad de este principio que nos proporciona en la investigación del suceso del día anterior que ha podido constituir el estímulo de un sueño, el punto de partida del análisis del mismo. Con gran frecuencia resulta, efectivamente, este cambio el más corto y ventajoso para lograr la interpretación. En los dos sueños que hasta ahora hemos sometido a más minucioso análisis (el de la inyección de Irma y el de mi tío José) esta relación con los sucesos del día anterior aparece tan evidente que no necesita de esclarecimiento ninguno. Mas con el fin de demostrar su generalidad expondré una serie de ejemplos tomados de mi propia crónica onírica, aunque sin comunicar por ahora de cada sueño más que la parte necesaria para el descubrimiento de la fuente onírica buscada:

      1. Voy de visita a una casa en la que sólo después de muchas dificultades se me deja entrar. Mientras tanto hago esperar a una mujer.

      Fuente: Conversación de la tarde anterior con una parienta mía sobre la necesidad de esperar antes de realizar una compra que desea.

      2. He escrito una monografía sobre cierta especie de plantas (indeterminada en el sueño).

      Fuente: Por la mañana había visto en el escaparate de una librería una monografía sobre los ciclámenes.

      3. Veo en la calle a dos mujeres, madre e hija. Esta última ha sido paciente mía.

      Fuente: Una paciente a la que tengo en tratamiento me ha comunicado por la tarde las dificultades que su madre opone a la continuación del mismo.

      4.


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