Decadencia. Adrian Andrade

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Decadencia - Adrian Andrade


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iluminación.

      —Me malinterpretas Loick McDylan, sí es que me permites llamarte por tu nombre.

      —No parece que tenga otra opción, humaliedroide.

      La figura peligrosa no pudo contener su risa al ser confundido como otro peón más de la Legión Suprema.

      —Me temo que soy mucho más que eso Loick, déjame te explico — aguardó un breve segundo—. Mi propósito va más allá de la contención de este insignificante centro y lo que sea que haya oculto a sus alrededores.

      La figura peligrosa regresó la vista hacía el monitor y tras oprimir una tecla, todos y cada uno de los compartimentos del CISP fueron abiertos, incluyendo los de su sector, del cual nadie de sus cólegas acudió a ayudarle.

      En ese preciso instante, Loick captó a lo que se refería con aquella amenaza y no pudo evitar sentir un rotundo horror en su interior de sólo pensar en el infierno que había desatado esta figura peligrosa.

      —Tu intención nunca fue apoderarte de estas instalaciones… —suspiró al darse cuenta que la muerte los acechaba a los dos.

      —Sino desatar el terror que han venido albergando en secreto por más de cien años, ustedes los humanos deberían saber que lo que uno esconde bajo la tierra, tarde o temprano sale brotando.

      —¡No tienes la menor idea de lo qué has hecho!

      —Todo lo contrario, he liberado sus peores miedos.

      Las alarmas se retomaron en conjunto con las luces rojas de emergencia.

      —Ahora si me disculpas —con su puño aplastó el tablero y el monitor de la consola—. Mi transporte me espera.

      La figura peligrosa descendió las escaleras de la elevada plataforma sólo para toparse de nuevo con Loick ya que lo había rodeado con velocidad para bloquearle el único ingreso a la cámara de evacuación.

      —Me temo que no irás a ningún lado.

      Mantuvo su guardia colocando su mano cerca de su pistola ya que esta vez había optado por mandar a la basura la orden de capturarlo vivo.

      —Impresionante, te he subestimado McDylan, pero no más —hizo un gesto amenazador para intuir en su siguiente movida—. Muévete y posiblemente vivirás, o quédate y te aseguro que te mataré.

      —Me da igual.

      La figura peligrosa no pudo evitar reírse al darse cuenta de lo cuan serio y personal se había tornado este conflicto.

      —Justo la respuesta que quería.

      Loick desenfundó su pistola e inmediatamente la figura peligrosa usó la modalidad de fuerza en sus guantes para desviar las bien direccionadas balas. Loick tenía una excelente puntería y para su edad, gozaba de una velocidad impecable que ya cualquier cuarentón quisiera tener.

      La figura peligrosa trataba de alcanzarlo y Loick no se dejaba, siempre parecía estar a un paso adelante de sus garras. A consecuencia de este sentido de urgencia por escapar, la figura peligrosa optó por acorralarlo en uno de los extremos de una esquina, mediante el empleo de sus dos pistolas curveadas.

      Loick no tuvo opción que cubrirse dándole la ventaja a la figura peligrosa de retomar el camino hacia la cámara de evacuación. Trató de cortarle el paso pero los múltiples disparos no lo dejaban avanzar. Fue hasta que la figura peligrosa se adentró en la cámara cuando Loick tuvo que reforzar su velocidad para alcanzarlo.

      Al entrar a la cámara se encontró con que la figura peligrosa ya le había deshabilitado los ordenadores integrados en cada una de las capsulas de escape, a excepción de la seleccionada para sí mismo.

      —¡No huyas cobarde! ¡Pelea conmigo! ¡Mano a mano!

      —No tengo tiempo para esto, ni tú tampoco —expresó la figura peligrosa mandando al diablo las formalidades debido a su apuro por abandonar este condenado lugar.

      —Tengo buena puntería como ya te habrás dado cuenta.

      Detectar esa desesperación le brindó mucha más confianza a Loick.

      —¿Y?

      Loick apuntó hacía el único ordenador en buen estado y en cuanto ejecutó el primer disparo, la figura peligrosa bloqueó la bala con una de sus pistolas curveadas para evitar quedarse sin raite.

      —Créeme, puedo hacerlo todo el día —amenazó Loick con astucia.

      —¿De verdad puedes?

      Loick asintió ante el reto de una voz más desesperante en oposición a la calmada de hace unos minutos.

      La figura peligrosa se apoyó en sus dos pistolas curveadas, una la usó para contrarrestar las balas encaminadas hacía el único ordenador en buen estado de su capsula elegida mientras con la otra mano trataba de ponerle fin a la vida de Loick.

      —Prefieres hacer lo imposible para detenerme en lugar de salvar a tu querida Letty.

      —¡No te atrevas a mencionar su nombre!

      Esta vez el coraje lo hizo abalanzarse hacía éste sin miedo a morir. Gracias a esta impulsiva determinación pudo esquivar las balas conforme se dirigía a la única capsula que quedaba intacta.

      La figura peligrosa se arrepintió de haberlo cucado porque cuando menos lo anticipó ya lo tenía enfrente, y vaya manera de encararlo.

      —¡Mi hija está muerta!

      La figura peligrosa no se atrevió a contestarle, Loick lo había sorprendido al extraer uno de sus cuchillos militares de su pantalón para colocárselo cerca de su garganta. A su vez, tenía la pistola situada en el ordenador de la última capsula de escape.

      —¿Qué estás esperando McDylan? ¡Haz el maldito disparo!

      En cuanto Loick apretó el gatillo se llevó la rotunda sorpresa de que se había quedado sin balas tal como lo había estudiado la figura peligrosa. Ante esta inquietante realidad, la figura peligrosa le tumbó la cuchilla al darle un fuerte codazo a la nuca.

      Debido al fuerte impacto emitido por la textura metalizada, Loick fue a dar al suelo; sintiéndose vencido y en profunda agonía ante su ineficacia por no haber logrado su cometido.

      —Muy impresionante e insuficiente —señaló la figura peligrosa apuntándole con una de sus pistolas curveadas—, debo confesar que de vez en cuando aprecio los buenos desafíos, gracias por hacerme un mejor guerrero.

      Loick no mostró miedo alguno, ni siquiera cerró los ojos mientras observaba la malicia en el rostro de este sinvergüenza. Como todo soldado, encaró la muerte con orgullo y auto-sacrificio, cualidades que la figura peligrosa no le apasionaba en lo absoluto ya que éste solía alimentarse del miedo de sus víctimas. Una tendencia impregnada por su fijación en Executor y mayormente en Knight Killer.

      —Viéndola bien, hay cosas más peores que morir bajo el impacto de una bala en la cabeza.

      La figura peligrosa se enfundó ambas pistolas curveadas y se encerró en la capsula. Loick se quedó en shock pero aun así se puso de pie para tratar de anular el protocolo de escape pero una vez emitido el comando, no podía cancelarse.

      —¡Salúdame a tu hija de mi parte, McDylan!

      Loick no tuvo tiempo de responderle, solamente pudo observar el despegue instantáneo de la capsula. A causa del odio, comenzó a golpear las paredes al no haber logrado recapacitar a tiempo.

      —Letty —suspiró.

      Loick atravesó el Centro de Operaciones ignorando los gritos de auxilio y la lluvia de interrogantes por parte de los sobrevivientes. Loick sólo corrió a la sala de Recepción desacelerando su ritmo al percibir el cuerpo desecho de su hija.

      —Oh Letty —la tomó entre sus brazos— ¡Cuánto lo siento!

      Loick trató de tocarle su frente pero el ácido seguía caliente por lo que tuvo que retirar


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