Las calles. Varios autores

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Las calles - Varios autores


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concretos que las personas despliegan cotidianamente para habitar la calle3. El trabajo de terreno se desarrolló exclusivamente en el Gran Santiago y se organizó por medio de dos modalidades de trabajo etnográfico: una basada en la observación participante y la otra en la técnica que denominamos observación participante de segundo orden.

      La observación participante tuvo como fin rastrear las interacciones sociales cotidianas en la calle. Se focalizó en cinco áreas: parques, barrios comerciales y bohemios, transporte público (Metro y buses), avenidas y ejes de confluencia. Un grupo de seis observadores y observadoras se enfocó cada cual en un tipo de área por un periodo regular de seis semanas, con tres registros semanales de tres horas de duración aproximada en cada tipo de espacio asignado. Se realizaron 108 observaciones participantes en total. La información recopilada fue registrada por cada observador u observadora en cuadernos de campo, fotografías y grabaciones de audio. Ella, a su vez, fue sistematizada a partir de tres dimensiones generales: espacio, actores e interacciones.

      La observación participante de segundo orden combinó las técnicas de observación participante y de entrevista en profundidad, buscando relevar el punto de vista de los actores sobre la calle y sus interacciones. Todas las personas convocadas para realizar las observaciones (en lo que sigue actores-informantes) desempeñaban su actividad laboral en la calle. El grupo A estuvo formado por individuos cuya actividad se desarrollaba en puntos fijos (del tipo vendedores de kiosco, lustrabotas, etc.). El grupo B estuvo constituido por personas cuyas actividades los obligaban a desplazarse a diario por diferentes zonas de la ciudad (taxistas, vendedores ambulantes u otros). A todos ellos se les solicitó registrar durante cuatro semanas sus observaciones en las calles. El material recopilado fue registrado en sus respectivos cuadernos de campo. Cada semana, cada actor-informante fue visitado y entrevistado por un miembro del equipo de investigación. Las entrevistas fueron grabadas, transcritas y posteriormente analizadas. Aunque se consideraron ocho actores-informantes, una de las personas abandonó el estudio, por lo que se culminaron siete procesos que sumaron en total 28 entrevistas.

      Más allá de este tronco empírico común, muchos de los capítulos han sido realizados contando para ello con los resultados de procedimientos metodológicos o estudios adicionales y específicos al problema que han pretendido abordar. Estos son detallados, cuando es el caso, en los capítulos correspondientes. Finalmente, aunque cada capítulo es responsabilidad exclusiva de quien lo firma, todos los textos se han beneficiado en su desarrollo de varias y atentas lecturas, así como de los comentarios generosos y críticos de todos los otros autores o autoras.

      En virtud del trayecto efectuado y las decisiones tomadas, resulta evidente que esta publicación no es una simple colección de artículos. Su hibridez permite, ciertamente, que cada capítulo pueda ser leído independientemente. Sin embargo, y al mismo tiempo, está justificado hacer la advertencia de que cada uno de ellos cobra todo su valor sólo a partir de su resonancia con el resto.

      Toca al lector o lectora decidir sobre su modo de uso4.

      1 Ver: Araujo, 2009a y 2016a; Araujo y Martuccelli, 2012.

      2 Desde esta perspectiva, la calle incluye no sólo las arterias de la ciudad sino también puede comprender transportes públicos, plazas, parques, andenes del Metro, pasarelas, entre otros.

      3 Además de los autores comprendidos en este libro, participaron Daniel Ruiz y Nelson Beyer, quienes por distintas razones no pudieron formar parte de él. Nuestro agradecimiento a su trabajo.

      4 Una parte importante del trabajo de campo sobre el que se sostiene este libro contó con el auspicio del PNUD-Chile, en el contexto de la realización de un informe sobre la calle y las desigualdades interaccionales (Araujo, 2016b). Estoy muy reconocida por el apoyo y la confianza recibida para hacer este encargo, así como por la autorización para el uso de este material. El trabajo de campo fue, en varios casos, ampliado posteriormente y el material re-trabajado en función del objetivo de este libro. Por lo mismo, este texto se ha beneficiado del apoyo de la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo de Chile, adjudicado al Centro Núcleo Milenio Autoridad y Asimetrías de Poder, en donde intentamos pensar las asimetrías de poder y su gestión en la sociedad chilena actual. También se ha nutrido de los avances realizados en el marco del Proyecto Fondecyt 1180338 «Problematizaciones del Individualismo en América del Sur», en particular en lo que en él se desarrolla respecto a las maneras en que el individualismo se expresa hoy en nuestras sociedades.

       Capítulo 1 Calles divididas: lo común y el anonimato en Santiago de Chile

      Kathya Araujo5

      La importancia de la calle para pensar e influir en los destinos de la vida social en las llamadas sociedades urbanas no ha dejado de ser subrayada por diferentes autores desde hace ya varias décadas (Lefebvre, 2013; Gehl, 1987; Jacobs, 2011; Delgado, 2007). Lo que subyace es la convicción de que la calle es el espacio más distinguido del entrecruzamiento entre dos niveles, polis y urbs, para apelar a la célebre distinción de Lefebvre. Es decir que la calle, aparte de exhibir el orden de la construcción, materialidad y normatividad aportadas por el trabajo humano, pone en escena ese dominio esencial que es el de las relaciones e interacciones sociales que se despliegan en el espacio. Las calles no están vacías. Ellas deben llamar nuestra atención, según todas estas lecturas, porque constituyen el verdadero nodo central de la vida social urbana. Porque ellas, además, son el centro de la experiencia de los individuos. Un rasgo que desde las ciencias sociales y humanas fue bien visto muy tempranamente, como es puesto en evidencia por los trabajos de Simmel o los aportes de Walter Benjamin.

      Este capítulo parte del reconocimiento de esta importancia. A partir de los resultados de dos estudios empíricos6, se centra en el análisis de las experiencias que provee la calle en la ciudad de Santiago de Chile, tomando en cuenta el contexto mayor de la condición histórica en la que se ubica: su morfología y los sujetos que la habitan. La tesis que se defenderá en lo que sigue es que los rasgos de fragmentación y segregación que caracterizan la morfología de la ciudad se acompañan, por un lado, de representaciones de una ciudad dividida y, por otro pero en consonancia, de prácticas segregacionistas y auto-segregacionistas por parte de los propios individuos. En virtud de lo anterior, la calle en Santiago constituye un afluente principal de experiencias que ponen en entredicho dos de los principios considerados normativamente como constitutivos de la calle y lo urbano en general: la idea de lo común y la dimensión del anonimato.

      Para argumentar la tesis presentada, el desarrollo se divide en cuatro partes. La primera está destinada a establecer la perspectiva analítica sobre la que nos apoyamos en este trabajo, así como a revisar brevemente las transformaciones urbanas y el carácter de la ciudad de Santiago en la actualidad, para construir la relación entre esta morfología estructural y la trama dramática y los rasgos históricos de los sujetos que habitan las calles de Santiago en un momento como el actual. En la segunda parte se analizan las formas prevalentes de representación de la ciudad como dividida y las prácticas (auto) segregacionistas que la acompañan. En la tercera parte, el texto se detiene en las consecuencias de esta representación para la concepción de lo común y la posibilidad de encarnar al anónimo en ellas. Al terminar se incluye un breve apartado de reflexiones a modo de conclusión.

      Perspectiva analítica: bases conceptuales y condicionantes históricas

      Una de las razones centrales de la significación que tiene el acontecer en la calle para la vida social es que se trata del espacio más público, o común, de entre todos los urbanos, cuestión en la que coinciden diferentes autores (Hénaff, 2016; Jacobs, 2011; Delgado, 2007; Lefebvre, 2003; Weber, 1964). Si la calle es una fuente privilegiada de experiencias sobre lo que es la vida social, la convivencia y la sociedad misma, es necesario subrayar todavía más precisamente que lo es porque ella constituye el corazón de nuestra experiencia de lo público. Desde su concepción abstracta y normativa, ella es concebida, en el marco de sociedades modernas y urbanas con pretensiones igualitarias, a partir, al menos, de tres grandes rasgos.

      Primero,


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