Neoliberalismo vs. Neopopulismo. Gabriel Loza Tellería

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Neoliberalismo vs. Neopopulismo - Gabriel Loza Tellería


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       NEOLIBERASLIMO VS. NEOPOPULISMO.Un falso dilema

      © Gabriel Loza Tellería, 2021

      © Pehoé ediciones, octubre 2021

      Pehoé ediciones

      San Sebastián 2957, Las Condes

      Santiago de Chile

      ISBN Edición digital: 978-956-6131-20-5

      Diagramación digital: ebooks Patagonia

       www.ebookspatagonia.com [email protected]

      La reproducción total o parcial de este libro queda prohibida, salvo que se cuente con la autorización del editor.

      CONTENIDO

       PREFACIO

       RESUMEN

       INTRODUCCIÓN INTRODUCTORIA

       PRIMERA PARTE ¿QUÉ LE PASA A LA ECONOMÍA O A LOS ECONOMISTAS?

       SEGUNDA PARTE EL ARBOL GENEALÓGICO DEL NEOLIBERALISMO Y DEL POPULISMO

       Capítulo 1: El concepto de economía y del mercado

       Capítulo 2: La crisis del 29 y el gran viraje de Keynes

       Capítulo 3: El Neoliberalismo

       Capítulo 4: ¿El retorno a la Economía Política?

       TERCERA PARTE CONSENSO DE WASHINGTON VERSUS POPULISMO

       Capítulo 1: Estructuralismo o el Pensamiento de CEPAL

       Capítulo 2: El Consenso de Washington I y II

       Capítulo 3: Macroeconomía del populismo

       CUARTA PARTE EXPERIENCIAS CONCRETAS: CHILE Y BOLIVIA

       Capítulo 1: El Modelo Neoliberal en Chile

       Capítulo 2: El Modelo Neoliberal en Bolivia (1985-2005)

       Capítulo 3: El Modelo Heterodoxo boliviano

       Capítulo 4: Experiencias comparadas

       CONCLUSIONES

       REFLEXIONES FINALES

       BIBLIOGRAFIA

      Dedicatoria

      Al profesor Pedro Castillo, Presidente del Perú, y a sus economistas.

      Al Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia Lic. Luis Arce Catacora.

      A Elisa Loncón, profesora mapuche Presidenta de la Convención Constituyente de Chile.

      A los trabajadores y trabajadoras de la salud.

      PREFACIO

      Este trabajo ha sido motivado por mi permanencia obligatoria en Chile durante la cuarentena del 2020 en plena crítica al modelo neoliberal y por mi regreso a mi país cuando ocurría el ascenso al Gobierno de Luis Arce, principal autor del modelo económico, social, productivo y comunitario aplicado entre 2006-2019.

      Mi preocupación académica ha sido seguir de cerca las dos experiencias muy disímiles y aparentemente muy opuestas. La de Chile, basada en el llamado modelo neoliberal y, la boliviana fundada, en lo que trato de rescatar siempre, en el modelo de economía plural. Ambas experiencias son el reflejo del debate muy ideologizado en la región entre neoliberalismo vs populismo en el nivel académico y, en forma exacerbada, a nivel político y en el mundo de analistas y comentaristas de los medios de comunicación.

      Y el resultado al que llego es que existe una falsa dicotomía, es decir una conclusión errónea a la que se arriba intencionalmente basada entre dos únicas posibilidades, a pesar de que existen otras posibles alternativas de decisión. Así, más que un debate es una confrontación muy ideologizada especialmente de economistas tipo Edwards (2009) con “Populismo o Mercados”, como de sus apologistas desde Openheimer a Vargas Llosa padre e hijo, pasando por fundaciones de defensa de la libertad. Lo más preocupante fue el rol de los organismos internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, que en lugar de contribuir a evaluar diferentes opciones de política económica configuraron un espacio de legitimidad y poder a un enfoque o escuela, como es el neoliberalismo, y, lo que es peor, obligaron -a través de la “condicionalidad”- a los gobiernos necesitados de financiamiento a aplicar sus recetas estructurales contribuyendo a “justificar” y reavivar las reacciones populistas.

      Por otra parte, las respuestas contestatarias o alternativas al neoliberalismo también cayeron en un campo ideológico discursivo, caracterizando toda medida que tenga que ver con el mercado como reaccionaria o contraria al funcionamiento de una economía con una excesiva intervención económica del Estado. Cualquier economista que postule alternativas de política económica centradas en el mercado era etiquetado como neoliberal. Del fundamentalismo del mercado se cayó en el fundamentalismo del Estado, como si la economía fuera, en vez de ciencia, una religión o una cuestión de fe.

      Motivado por esta ausencia de un debate alturado he tratado de contribuir tanto a nivel teórico como a nivel de dos casos concretos, a examinar los orígenes y las bases del intervencionismo económico y del liberalismo. La hipótesis no obvia, es que el populismo económico en Latinoamérica, fue una respuesta a la receta monetarista, una expresión política del estructuralismo y una aplicación deformada del keynesianismo, mientras que el neoliberalismo fue una respuesta exacerbada al populismo y una versión económica extrema de la tríada: monetarismo, “ofertismo” y neo institucionalismo. Lo curioso es que ambas narrativas se alimentan entre si la una necesita de la otra. Lo resaltante es que neoliberalismo se opone al populismo económico de izquierda pero elude olímpicamente al populismo de derecha.

      Sin embargo, las formas concretas, como es el caso de Chile, llamado inicialmente “el experimento de la escuela de Chicago” y después la “estrella solitaria de América Latina” (1973-2019) y el caso de Bolivia (2006-2019), con un modelo heterodoxo o “milagro andino”, adquieren particularidades propias que nos permiten concluir que hay un abanico de alternativas de políticas económicas, que no existe un modelo único, puro y que es hora de quitar las etiquetas y debatir en forma amplia las mejores opciones para lograr el crecimiento económico y la equidad, dos objetivos inseparables y no necesariamente contradictorios de política económica.

      La limitación puede ser que en tiempos de crisis y pandemia ya no existe el debate sobre si debe intervenir o no el Estado, puesto que habría un consenso ya no de Washington sino COVID-19 de que “no hay otra alternativa o no queda otra”. Lo más grave aún es que no se discute a quién beneficia más el apoyo fiscal y cuál es el resultado en términos de distribución del ingreso; es decir cuál es la economía política de las medidas anticrisis. El Estado pasó de un “prestamista de última instancia” (lender of last resort) a un inversionista de primera


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