Traducción, humanismo y propaganda monárquica. Cinthia María Hamlin

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Traducción, humanismo y propaganda monárquica - Cinthia María Hamlin


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extenso. Debajo de la «c», además, se ve borrado un astil alto que correspondería a la «h». El verso primigenio debía leer «ni ansý hombres de armas mouer ni pendones».64 Esta dinámica puede ser además corroborada en algunos de los versos tachados en el manuscrito, en los que se ve la lección primigenia con claridad. Es el caso del ejemplo 9 (cuadro I, 3): la lección primigenia («su primero aspecto del todo fue casso» XXV, 12a) era corregida según el impreso («Su primero aspecto primero...»). En el lemma que abre la glosa, sin embargo, se lee también «su primero aspecto...» (G2r).

      Resulta evidente, por tanto, que el manuscrito transmitía, antes de las tachaduras y enmiendas, la copia de una versión diversa de la que llega a la imprenta en 1515. Aclaro que aunque la dinámica que recién describí se observa recurrentemente, hay también casos de versos borroneados y corregidos por encima que en el impreso son transmitidos —tanto en el lemma como en la glosa— en su versión «final». Un ejemplo elocuente es el 21 del cuadro I, 5, pues se trata del verso que abre la estrofa, el cual siempre necesariamente se retoma en la glosa a modo de lemma. Dado que se trata de una tachadura, se ve bien por debajo la lección primigenia «asý vi yo aquellas sustancias vençidas» (IX, 13a). El lemma de la glosa transmite la misma lección que el texto poético que envuelve —y que en el ms. se escribía por encima de la tachadura: «Más de mill ánimas vi destruidas» (q4v)—. De todo esto se deduce que para la confección de la glosa Villegas muy probablemente se sirvió de una versión de la traducción en la que ya había corregido algunos versos y otros todavía no, es decir, de un versión intermedia entre la «primigenia» del manuscrito y la que nos llega a través de las coplas del impreso. La mano que corrige el texto «primigenio» del manuscrito, sin embargo, lo hace aparentemente según el mismo texto que presenta el impreso.

      Ciertos detalles del último tipo de enmienda analizada permiten inferir aspectos ulteriores acerca de la transmisión textual compleja del texto. En primer lugar, tanto la tinta como la letra pareciera ser la misma de la que copia el texto, de ahí que a primera vista sería fácil concluir que el copista simplemente está borrando una errata propia y corrigiéndola inmediatamente. Hay, no obstante, algunas diferencias muy sutiles, como por ejemplo el trazo, que en muchas de las enmiendas es más fino —tal vez debido a un cambio de pluma—. También es llamativo que, aun cuando se corrige un verso que no es el primero de la copla —véase la imagen 1a— o incluso un término del medio —imagen 3—, la enmienda suele comenzar con mayúscula. Esta característica indicaría tal vez que la enmienda se realiza en una instancia posterior a la de la copia del texto.

      La particularidad más notoria de estas enmiendas es la ejecución de la «A» mayúscula, siempre consistente: las astas inclinadas se realizan en 2 trazos —el derecho con un ápice del vértice superior bastante desarrollado— y no se dispone barra del medio. Puede verse esta «A» en el «Asaz» de la imagen 2 (vid. supra). La «A» más frecuente del manuscrito es, sin embargo, la que se ve en la imagen 4: las astas inclinadas se hacen en un solo trazo —ascendente y descendente— y en otro se realiza la barra angular —como una pequeña v—. Su frecuencia es casi total: en los 34 cantos del Infierno tenemos 129 «A» mayúsculas —no cuento las que se agregan en las enmiendas—, de las cuales 126 se ejecutan de esta manera (10 de estas 126 en realidad son «híbridas»: las astas en dos trazos, aunque el derecho poco desarrollado, presentan siempre barra angular). Solo 3 (un 2%) siguen esa forma más rara de ausencia de barra y trasversales en dos trazos, uno muy desarrollado: I, 5a («Allí al cuerpo»); XIII, 19a («Acórreme»); XIV, 10a («A mí se volviendo»). Ahora bien, resulta curioso que en los 8 casos de enmienda con «A» inicial, se repita siempre esta misma ejecución. Dentro de esos 8 casos, 5 corresponden a borrón y sobreescritura: canto XXII, 10a: «A mí se volvió»; XXII, 20c: «Allý departiera»; XXIII, 18h: «A la gente»; XXVIII, 9b «Antes que sea»; XXIX, 18h: «Asaz es ligera». Los otros 3 casos son tal vez más elocuentes: el manuscrito cuenta con algunas coplas que están escritas sobre un cuadrado de papel que se pega sobre la hoja (ocupando el lugar que ocuparía esa copla). Hay 5 casos así (XX, 8; XXII, 8; XXII, 12, XXVII, 13; XXIX, 4) y, además, otro en el que lo que se pega es toda una hoja nueva (folio 24: canto VII, coplas 10-5). A primera vista estos papeles presentan la misma letra y tinta, pero se nota un trazo un tanto más fino, signo de que tal vez se copiaron luego. En los casos de papeles pegados solo hay 3 «A» mayúsculas: todas responden a la rara ejecución sin barra (VII, 13a; XX, 8a; XXVII, 13a).

      Un detalle más llama la atención, en la copla XX, 8: el tercer verso presenta, entre un hemistiquio y otro, dos puntos (imagen 8). Dicha puntuación es absolutamente extraña al manuscrito: no se registra ni siquiera una vez. En el impreso, sin embargo, no sólo es la única que se utiliza, sino que se observa exactamente en este verso (imagen 9). Como deja bien claro este ejemplo, los «papeles-enmienda» corrigen siguiendo un ejemplar del impreso, es decir, son posteriores a 1515. Puede decirse lo mismo de todas las enmiendas que funcionan borrando y sobrecorrigiendo, las cuales ya vimos cómo siguen el mismo texto que se transmite en el impreso y, además, presentan la misma letra de trazo sutilmente diverso y siempre esa rara «A» mayúscula. Las enmiendas de borrones y sobrecorrecciones y las de los papeles pegados, por tanto, se realizaron en la misma instancia de revisión.

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      Imagen 8: XX, 7-8

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      Imagen 9: XX, 8 (B5r)

      Volviendo a esta «A», resultó útil observar también cómo funciona en Purg. I y en Par. I que, en el manuscrito, la misma mano copia a continuación. El canto del Purgatorio, conformado por 23 coplas, presenta 5 «A» mayúsculas (2a, 11a, 13a, 15a y 18a) todas en la ejecución normal de esta letra (vuelvo a remitir a imagen 4). Par. I presenta, en sus 24 coplas, 3 «A» mayúsculas (5a, 19a, 23a): todas se ejecutan, sin embargo, según la forma rara de dos trazos para las astas transversales (el vértice con ápice inclinado por sobre el trasversal izquierdo). La «A» de 19a tiene la particularidad de que se agrega en ella la barra angulada en forma d «v», por lo cual es otra ejecución híbrida entre las dos formas. Asimismo, en el folio donde se copian las coplas finales de Purg. I (124v) y en el que sigue (125r), donde se copian las primeras de Par. I, pareciera darse el mismo fenómeno que cuando se observan los folios con papeles pegados: la letra de Par. I es la misma, aunque el trazo es sutilmente más fino, como si se hubiera cambiado de instrumento o cortado —afilado— la pluma. Las dos diversas ejecuciones de la «A», valga aclarar, son fruto de la misma mano pues la encontramos, si bien solo 3 veces (vid. supra), en coplas y versos que no han sufrido ningún tipo de enmienda: son de la mano del mismo copista. Igualmente, por su poca frecuencia en los 34 cantos del Infierno (un 2%), resulta curioso que sea la única «A» que se utiliza en el último canto copiado (Par. I) y en todos los versos enmendados y papeles pegados. Esta dinámica permite conjeturar que la copia de este último canto y las enmiendas del último tipo –borrones y sobreescrituras que revisan el texto copiando según el impreso– se realizan en una misma instancia, en la cual, por algún motivo, se tiene preferencia por este tipo de ejecución. La similitud en la letra y en la tinta, a su vez, hace suponer que entre la primera instancia de copia (los 34 cantos del Infierno y Purg. I) y la segunda (Par. I y enmiendas que siguen el impreso) no pasó mucho tiempo. Entre una y otra probablemente se afiló la pluma —lo cual explicaría la leve sutileza en el grosor—65 y se decidió consultar un ejemplar del impreso para revisar la copia.

      La imagen 8, además, permite definir la cronología de los diversos tipos de enmienda. Sobre el verso 8g del papel pegado se agrega un «que» sobrevolado, de tinta anaranjada, enmienda que pertenece a la misma mano del cuadro I, 4. De hecho, funciona de la misma manera de los casos que allí analicé, pues corrige aquí una aparente hipometría del verso («y para ver/ las estrellas y el mar»).66 La enmienda de esta mano es, por tanto, posterior a la de los papeles. Teniendo en cuenta el último caso del cuadro I, 4 en el que esta tinta anaranjada corrige por sobre una enmienda anterior de la mano gris, se puede concluir lo siguiente: en una primera instancia de revisión el copista corrige,


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