Traducción, humanismo y propaganda monárquica. Cinthia María Hamlin

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Traducción, humanismo y propaganda monárquica - Cinthia María Hamlin


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problemáticos:

Ej. 1Ms. y |tú |tan |cor|tés || por|que| nó| pe|re|zó|so6+6 oóooó[o] ooóooóo
II, 20gImp. y |tú |tan |cor|tés || que| nó| pe|re|zó|so6+6 oóooó[o] oóooóo
Ej. 2Ms. muy| fuér|te| llo|rán|do || lle|gá|ron|se| jún|tos6+6
III, 19bImp. fuér|te| llo|rán|do || lle|gá|ron|se| jún|tos5+6
Ej. 3Ms. la| vír|gen| dis|cré|ta_y | vio| sér| sin| cul|tú|ra6+6 oóooóo oóooóo
XX, 13eImp. la| vír|gen| dis|cré|ta ||y| vió| sin| cul|tú|ra6+6 oóooóo oóooóo
Ej. 4Ms. pa|rá| re|pal|már || los| sus| lé|ños| no| sá|nos6+6 oóooó[o] ooóooóo
XXI, 2dImp. pa|rá| re|pal|már || sus| lé|ños| no| sá|nos6+6 oóooó[o] oóooóo
Ej. 5Ms. por| [que] |cuán|to| su| fúr|to|| fue| más| frau|do|lén|to6+6
XXV, 5bImp. pór|que| su| fúr|to|| fue| más| frau|dolén|to5+6
Ej. 6Ms. pa|rá| la| su| lé|pra|| gua|rír| que| te|ní|a6+6
XXVII, 14dImp. pá|ra| su| lé|pra|| gua|rír| que| te|ní|a5+6

      Aunque estos ejemplos pondrían en cuestión la dinámica postulada inmediatamente antes por Mondola, no reciben ningún tipo de análisis, ni se intenta ofrecer hipótesis alguna que explique la contradicción. Se evidencia en ellos aquello que ya he planteado: los cambios en el impreso no obedecen a ningún intento de «regularizar el dodecasílabo». En la mitad de estos casos la versión del impreso omite un término respecto de la del manuscrito, resultando en un verso de once sílabas. Ambos versos, sin embargo, calzaban perfecto en el patrón rítmico del arte mayor. No son una excepción, como pareciera plantear Mondola, pues funcionan igual que los ejemplos 1, 5, 10 y 13 que él incluía desacertadamente entre la lista de «regularización de dodecasílabo» (vid. supra). La otra mitad de estos casos —el 1, el 3 y el 4— no se atienen a lo que está intentando ejemplificar, pues si bien los versos del manuscrito presentan 12 sílabas métricas, la variante —o revisión— del impreso no genera cambios en la medida del verso: en el verso del manuscrito de los ejemplos 1 y 4 se produce una compensación por oxítona —un incremento en el primer hemistiquio y un decremento en la sílaba inicial del segundo— según la cual tanto el «por» como el «los» no se cuentan como sílabas métricas. Al omitirse, el metro conserva la misma medida. En el ejemplo 3, en el cual se daba en el verso primigenio una sinafía —sinalefa que borra la cesura—, la ausencia del «ser» solo anula el metaplasmo, imponiendo una cesura entre vocal final e inicial de cada hemistiquio. El tipo de enmienda u omisión presente en estos ejemplos, por tanto, tampoco es una excepción, pues es similar a la de los casos 4, 9, 11 y 12, en los que la versión del manuscrito también mantenía la misma medida del metro.

      Como se ve, este análisis resulta inconducente, no sólo porque la escansión de la mayoría de los versos es desacertada, lo cual lleva a generalizaciones incorrectas, sino porque le adjudica al verso de arte mayor una regularidad silábico-métrica que no posee. Gómez Redondo lo señala de manera esclarecedora:

      Lo que no puede hacerse es confundir el arte mayor con el dodecasílabo regular de 6+6, aunque sea éste el esquema silábico —fonológico— predominante. La utilización de otras medidas no debe imputarse a irregularidades arbitrarias, sino a la dinámica ductilidad de un verso en el que se cuentan acentos, en vez de sílabas. (p. 491)

      Ahora bien, de esos 14 ejemplos de «regularización de dodecasílabo» solo 5 presentan las características que él les adjudica. Transcribo dos, pues todos funcionan igual:

Ej. 3 Ms. es|tú|ve_es|pan|tá|do|| del| su| [f]é|cho| tan| vá|no746+7 oóooóo || ooóooóo
VII, 19e Imp. es|tú|ve_es|pan|tá|do|| del| [f]é|cho| tan| vá|no6+6
Ej. 8 Ms. ni_en| tó|das| las| ból|gias || del profúndo| presénte6+7 oóooóo || ooóooóo
XXIX, 1h Imp. ni_en| tó|das| las| ból|gias || del fúndo| presénte6+6

      En todos los 5 casos, el problema no es en sí la cantidad de sílabas —13—, sino una inconsistencia del patrón rítmico: entre el último ictus del primer hemistiquio y el primer íctus del segundo hay 3 sílabas átonas y no dos. La omisión (y tachadura) de una sílaba de ese hemistiquio recompone, por tanto, la andadura isorrítmica del verso.

      Recapitulando, si se tienen en cuenta los 20 ejemplos que Mondola ofrece sobre tachaduras y variantes en supuesta relación con la medida del verso —los primeros 14 que «regularizan» el dodecasílabo y los otros 6 en los que observa enmiendas en dodecasílabos— vimos cómo en 7 la variante implica una transformación de 12 sílabas en 11, en otros 7 la variante/omisión no cambia la medida del verso, que permanece en 12, y en 1 la variante implica un cambio de 11 a 12 sílabas. Estos 15 casos son perfectamente regulares isorrítmicamente. La conclusión de Mondola al final de todo su análisis —«es patente que las tachaduras del manuscrito corrigen respetando la extensión regular del verso de arte mayor» (p. 44)— no parecería tener valor pues, por un lado, se «cumple» solo en 5 de 20 casos y, por otro, porque el verso de arte mayor no tiene una extensión regular. La «revisión» de algunos versos en los que se omiten sílabas debería explicarse, tal vez, desde otra dinámica, por ejemplo, la búsqueda de una mayor naturalidad sintáctica o de una equivalencia más natural ente íctus y acento fonológico del verso.

      Acaso sea pertinente aclarar que Mondola cita fragmentos de la glosa como prueba ulterior del interés de Villegas de «respetar el dodecasílabo» (p. 45), cuando, sin embargo, en ellos sólo asegura que omite una sílaba «para el verso», es decir, para que la materia entre en el patrón acentual. En efecto, en su «Introducción» Villegas dice explícitamente «el Dante scriue su obra en verso que comúnmente tiene onze o doze sýlabas conforme al trobar castellano de arte mayor [...] Y porque aquella manera es tan conforme al verso suyo [...] yo fize esta traslación en aquella forma de trobar» (a3r). Lo cierto es que, como se ve en estos ejemplos, son numerosos los versos de once sílabas en esta traducción. Según Gómez Redondo es, de hecho, una de las medidas más comunes del arte mayor.75

      Con todo, lo cierto es que este análisis no es productivo para filiar los testimonios, pues la mayoría de las tachaduras y enmiendas del manuscrito son, como ya se analizó, posteriores. De hecho, si releemos los 20 ejemplos vemos que todos funcionan siempre de la misma manera: acomodando el verso según la lección «autorizada» del impreso. Éste es, en efecto, el patrón común que se observa en todos sus ejemplos. Son, por tanto, todos casos que se podrían incluir dentro del segundo cuadro del apartado 1.3.1. Además, no tuvo en cuenta otros ejemplos que ofrece él mismo dentro de la categoría de tachaduras de término presente en el impreso (p. 37), tachaduras también de ambos tipos de tinta. Es decir, las dos mismas manos posteriores muchas veces eliminan una sílaba para acomodarse a la lección del impreso y otras veces eliminan sílabas que estaban en el impreso y que eran perfectamente apropiadas según el patrón acentual.76 Analizar las variantes y/o tachaduras en relación a la métrica, por tanto, no aporta conclusiones significativas, pues ninguna de las manos sigue una dinámica regular. Sólo permite verificar los postulados ya presentados y analizados en 2013: 1- el texto que transmite el manuscrito no es el que se usó de base en la imprenta y 2- en una corrección/revisión posterior se intenta muchas veces acomodar las lecciones del manuscrito a las del impreso.

      En el apartado anterior se vio cómo las tachaduras y las enmiendas evidencian que el texto que se copia en el B2183 presenta lecciones diversas a aquellas del impreso. Analizaré aquí algunas de las variantes léxicas o sintagmáticas que se presentan en el seno del verso y que no fueron enmendadas por ninguna mano. Estas lecciones diversas, por tanto, impedirían también filiar uno y otro testimonio. Para analizar este tipo de variantes tendré en cuenta principalmente su relación de más o menos cercanía con el verso fuente en toscano y, además, el tipo de relación que se pueda establecer con la lección que transmite la glosa del impreso cada vez que Villegas parafrasea y comenta el pasaje en cuestión.

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