El desafío de la cultura moderna: Música, educación y escena en la Valencia republicana 1931-1939. AAVV

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El desafío de la cultura moderna: Música, educación y escena en la Valencia republicana 1931-1939 - AAVV


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proclamación de la República –con las esperanzas que pueden entreverse reflejadas en la descripción anterior– llevó también a cierta reacción política, no solamente desde los ámbitos de la izquierda, sino también desde grupos conservadores que, organizados tras el exilio del rey Alfonso XIII, expandieron su acción política en València durante esos años. Así sucedió en los inicios de la etapa republicana con la fundación de Juventud Monárquica Valenciana, que, encabezada por A. Larrea Sanz, publicaba, el 15 de marzo en el diario conservador Las Provincias, un llamamiento a la juventud valenciana en apoyo del monarca exiliado. Entre los firmantes del manifiesto se encontraban miembros de las familias monárquicas y de la alta burguesía como Rafael de Balbín de Luca, alumno de derecho, socio además de la Federación Regional de Estudiantes Católicos y del Centro Escolar y Mercantil. Con él, entre los jóvenes partidarios del monarca también firmaban Gonzalo Rodríguez Gay, de la Facultad de Medicina y afiliado a la Sociedad de Estudiantes Católicos, y Vicente Trénor de Arróspide, de la Facultad de Filosofía y Letras. Este grupo político estuvo presidido por el estudiante de derecho Rafael Luis Gómez y Carrasco y contó en la junta directiva, entre otros, con Adolfo Rincón de Arellano García (Perales, 2009: 303).

      Como vemos, esta reacción conservadora vino de estudiantes, en su mayoría, aglutinados en torno a las facultades de Medicina y de Derecho y que encabezaron las primeras formaciones conservadoras en la ciudad, donde tuvieron gran peso las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS). Como demostró Ellwood (1984), en València, las JONS tuvieron un gran auge en los años treinta. Antes de su creación, varios grupos de jóvenes con nombres como «la Garra Hispánica» y el «Imperio Solar» ya se hacían ver por las calles; a estos les siguió la célula de la publicación La Conquista del Estado –fundada en 1931 por Ramiro Ledesma Ramos–, dirigida en València por el estudiante Bartolomé Beneyto Pérez. Entre sus componentes encontramos también a destacados miembros de la élite de la ciudad como Juan Beneyto, Maximiliano Lloret y Gaspar Bacigalupo. El peso de esta reacción conservadora se vio en el apoyo que tuvo en la ciudad el golpe militar de Sanjurjo en 1932 y que fue aplastado por las autoridades políticas con multitud de detenidos (Beneyto y Herrero, 1939; Colomer, 2013).

      Junto con ello, a este grupo político le siguió la fundación de Falange, años después, heredera de las ideas de José Antonio Primo de Rivera y que se implantó rápidamente gracias a la asimilación de muchos de los militantes de las JONS. Tras la fundación del Partido en 1933 en Madrid, su implantación en València fue rápida gracias a las manos de Rincón de Arellano y sus contactos entre los jóvenes estudiantes de las facultades de Medicina y de Derecho, muchos militantes jonsistas. Falange y las JONS compartían, aparte de sus semblanzas ideológicas, vínculos de amistad entre sus miembros –Rincón de Arellano y Lloret, por ejemplo–, una misma sede física en el centro de la ciudad y la revista Patria Sindicalista. Esta publicación se constituyó como un órgano de expresión fundamental y constó de seis números hasta su desaparición. En ella se publicaron artículos de la más variada índole cultural y política de la mano de autores del mundo conservador y reaccionario de la ciudad como Bartolomé Beneyto, Maximiliano Lloret, José María Herrero Higón y el propio Adolfo Rincón de Arellano (Colomer, 2013). En marzo de 1934 se produjo la unificación definitiva de Falange y las JONS en la ciudad, no sin dificultad, pues una de las primeras reuniones celebradas tras esta fue desmantelada por la policía (Arias, 1996).

      A partir de aquí, la nueva organización realizó una serie de actividades y reuniones públicas con una amplia renovación de sus dirigentes, muchos de ellos jóvenes que marcharon al extranjero por tema de estudios, abandonando la responsabilidad política. Este fue el caso particular del propio Adolfo Rincón de Arellano, que llegó a ser posteriormente presidente de la Diputación y alcalde de València durante el franquismo.

      En el caso de la ciudad, Falange tendrá un peso fundamental también en el apoyo al golpe militar de 1936 con el asalto a Unión Radio y la radiación del siguiente mensaje:

      ¡España una! ¡España, grande! ¡España libre! Españoles: la Falange acaba de tomar militarmente la emisora de Unión Radio, para comunicarle que dentro de breves días se hará la revolución nacional-sindicalista. ¡España una!, ¡Grande! ¡Libre! (citado en Beneyto y Herrero, 1939).

      Muchos de los asaltantes fueron detenidos a las pocas horas del suceso y otros aprovecharon para huir. El asalto trajo como consecuencia una manifestación de la ciudad al día siguiente encabezada por el alcalde Cano Coloma y una escalada de tensiones políticas que ya no tendría vuelta atrás. La propia Falange tomó posiciones, aunque no tuvo el protagonismo en la organización del golpe en la ciudad como sí tuvieron otros grupos, como Derecha Regional Valenciana (DRV) (Mainar, 1996; Safón y Simón, 1986).

      De hecho, junto con los grupos políticos reaccionarios como fueron las JONS y Falange, no es desdeñable la creación y el desarrollo de otros grupos, de naturaleza conservadora, como la propia DRV, partido fundado por Luis Lucia Lucia en 1930, o el propio Partido Unión Republicana Autonomista (PURA), creado por el escritor Vicente Blasco Ibáñez en 1908. Por lo que respecta al primero, tal y como han demostrado las investigaciones del profesor Rafael Valls y hemos destacado recientemente (Colomer y Valls, 2017), estamos ante un grupo político republicano eminentemente conservador fundamental para entender la implantación de las ideas republicanas en la provincia de València. DRV, con gran presencia en las comarcas del interior, disputó tradicionalmente el electorado al PURA y representó un partido que concilió los intereses de la burguesía industrial y terrateniente con los de una clase media floreciente de la ciudad y próxima a los intereses regionalistas. Durante el golpe militar, se sitúo mayoritariamente a favor de los golpistas pese a que su líder, encarcelado, se oponía a este. En el caso del PURA, durante la Segunda República se vinculó con los intereses conservadores del Partido Radical de Alejandro Lerroux, lo que le supuso un descenso electoral considerable hasta prácticamente su desaparición en 1936. Su presencia política en la ciudad fue notable en un hecho: el poder de los sucesivos alcaldes desde la proclamación de la República, como fueron Agustín Trigo Mezquita, Vicente Alfaro Moreno, Vicente Lambies Grancha, Manuel Gisbert Rico y José Olmos Burgos, todos pertenecientes al PURA (Pérez, 1979).

      VIDA CULTURAL CONSERVADORA EN VALÈNCIA (1931-1939)

      Una vez presentados los principales grupos conservadores y reaccionarios que dominaron la escena política del momento en València, cabe destacar los espacios, lugares e instituciones que ayudaron en la difusión de su mensaje en diferentes capas de la población.

      Por lo que respecta a la prensa escrita, encontramos en esta época medios como El Pueblo o El Mercantil Valenciano que convivieron con prensa más conservadora como Las Provincias, que durante la Segunda República actúo como uno de los medios de comunicación por excelencia. Desde su nueva sede en la Alameda, el diario fue foro de expresión de católicos, conservadores y monárquicos, como así también lo harían La Voz Valenciana o Diario de Valencia, este último cauce de las opiniones de DRV.

      A estos medios escritos les siguieron otros lugares que registraron los ecos de la élite conservadora. Es el caso del Ateneo Mercantil de València, institución fundada en 1879 y que había reunido a la burguesía valenciana agrícola, financiera e industrial desde su sede en la plaza Emilio Castelar (hoy Ayuntamiento). Durante la Segunda República, sus intereses fueron muy próximos al PURA, que gobernó la ciudad por medio de diferentes alcaldes, como hemos destacado, durante todo este proceso histórico; o al Partido Radical de Alejandro Lerroux, del que el presidente del Ateneo, Ricardo Samper, fue también miembro, así como presidente del Gobierno de España en 1934.

      Al peso político y cultural del Ateneo debemos unir otras instituciones sociales como el Casino de Agricultura de València, nacido en 1858 de la extinta Sociedad Valenciana de Agricultura, y que albergó tertulias y cafés de la alta burguesía valenciana de la época, especialmente vinculada a DRV o al PURA. Finalmente, otros grupos más liberales, como la Sociedad Económica de Amigos del País, se vieron envueltos en presiones por parte de la dictadura de Primo de Rivera, lo que redujo sensiblemente su actividad, aunque contó siempre con la presencia en su junta directiva y en órganos de decisión de conservadores como Joaquín Maldonado Almenar, entre otros (AA. VV.,


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