La transición española. Eduardo Valencia Hernán
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La transición española. Una visión desde Cataluña.
Tomo I
Eduardo Valencia Hernán
© La transición española. Una visión desde Cataluña. Tomo I
© Eduardo Valencia Hernán
ISBN:
Editado por Tregolam (España)
© Tregolam (www.tregolam.com). Madrid
Av. Ciudad de Barcelona, 11, 1º Izq. - 28007 - Madrid
Todos los derechos reservados. All rights reserved.
Imágen de portada: © Shutterstock
Diseño de portada: © Tregolam
1ª edición: 2021
Este libro está basado casi en su totalidad en un resumen escueto de mí Tesis Doctoral La Asamblea de Cataluña (1970-1978) realizada entre el año 2000 y el 2011.
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AGRADECIMIENTOS
Este libro surgió de una propuesta presentada en el seno de Ágora Socialista sobre la idea de proponer una visión diferente sobre los hechos políticos que se desarrollaron en España tras la muerte del Dictador, aquello que muchos han denominado La Transición Española. Mucho se ha escrito sobre ello; sin embargo, resulta novedoso explicar estos acontecimientos desde la perspectiva catalana. Quizás esta apuesta que presento a mis queridos lectores nos ilumine a todos sobre las consecuencias que cuatro décadas después del fin de la dictadura franquista, de nuevo, se han puesto de manifiesto, poniendo en jaque la estabilidad política y social tanto en Cataluña como en el resto de España.
Este primer libro está dedicado al periodo franquista donde cualquier movimiento político se desarrollaba en la clandestinidad a riesgo de acabar, como así ocurrió, con muchos en la cárcel o ante un paredón. En esta segunda edición, actualizo los inicios secesionistas, de los cuales fui testigo, protagonizados por los herederos de la antigua Asamblea de Cataluña, ya transformada desde el 2011 en lo que hoy conocemos como la ANC (Assemblea Nacional Catalana), que culminó con un intento de golpe de estado mediante una Declaración Unilateral de Independencia. Las repercusiones de estos actos todavía están por definir y es tema suficiente para aventurarme a trabajar en un nuevo libro, pero de eso trataremos otro día.
Eduardo Valencia Hernán, agosto del 2021
Para Ann, mi musa en tiempos difíciles.
PREÁMBULO
Barcelona, noviembre del 2011…
Nada hacía sospechar que aquella llamada iba a cambiar el destino de mi futuro más próximo.
—¡Hola Eduardo, soy Toni!
—¿Quién?
—Toni Salamanca. Te llamo porque no sé si sabes que el próximo día siete hay una reunión importante. Se trata de una conferencia en la Iglesia de San Agustín en el barrio del Raval para conmemorar el XXX aniversario de la creación de la Asamblea de Cataluña y, como sé de tu interés por esta organización, me gustaría que vinieras. ¿Qué te parece?
No me lo pensé ni un segundo.
—Gracias, Toni, por tu invitación —respondí apresuradamente—. Quedamos si te parece frente a la iglesia media hora antes y así controlamos si están los grises al acecho… Es una broma.
—De acuerdo. Hay un control de entrada y tendrás que pasar conmigo.
—¿Tan serio es el asunto?
—Ya verás…
Llegué justo a tiempo con la noche ya alcanzada. Allí estaba mi compañero de Izquierda Socialista esperándome. La cola de entrada era larga y espesa. Todo el mundo tenía prisa por entrar, aunque el control en la puerta, verificando las invitaciones, no ponía la tarea fácil. De pronto, observé algunos rostros conocidos.
Iglesia de Sant Agustí, 7 de noviembre del 2011.
—¡Eduard! ¿Qué haces aquí?
—Hola Rosa1 —respondí con sorpresa—. Ya ves, me han invitado.
—Pero… si tú no eres de esta línea.
—Bueno, ya sabes que he estado trabajando mucho sobre esta organización y supongo que algo tendrá que ver con que esté aquí.
—¿Y tú qué haces aquí?
—Venimos Jordi y yo representando a una de las múltiples delegaciones de la Asamblea que están distribuidas en toda Cataluña.
—Entonces, ¿esto va en serio?
—Y tanto que va en serio. Pronto lo verás. Ya nos veremos dentro.
La sala estaba a rebosar, cerca de un millar de personas. En un determinado instante, y a propuesta de uno de los ponentes que ocupaba la mesa presidencial, finalizaron ipso facto los murmullos dando comienzo el acto.
Los discursos, todos ellos con un talante animoso y provocativo, hacían enfervorizar a un público expectante que, por momentos, exigía más, más y más…
En la mesa había gente conocida de todo el espectro político nacionalista catalán. Estaba presidida por la que tiempo después sería la presidenta del Parlament de Catalunya y de la ANC, Carme Forcadell. También en mi entorno había conocidos del PSC, de CiU, de ERC, de Iniciativa e incluso una gran representación de la sociedad cultural, tapadera económica del nacionalismo, denominada Ómnium Cultural. Hasta pude ver en primera fila al eterno secretario general de la UGT catalana, el «amigo» Álvarez, hoy flamante secretario general de la UGT, y algún que otro compañero de la agrupación de Teiá de cuyo nombre no me acuerdo. Este incluso llegó a insinuarme:
—¿Tú crees que esta vez lo conseguiremos?
—¿Conseguir qué? —respondí con cierto sarcasmo.
—La libertad, tío, ¡la independencia!... Ya sé que vas a decir que somos unos cagaos, pero… alguna vez lo conseguiremos.
—¡Joder! —respondí algo alterado—, si tan convencido estás, ¿qué haces en el PSC con nosotros?
—Bueno, muchas veces me lo pregunto y seguro que muchos como yo también. No creo que estaremos mucho tiempo así.
Por unos momentos, tras el barullo inicial, mi cabeza no hacía más que dar vueltas a lo que estaba presenciando, pero… ¿qué coño hace toda esta gente aquí? En fin, iba de sorpresa en sorpresa.
A medida que iban avanzando los conferenciantes en sus discursos provocadores, comenzó a expandirse un ligero escalofrío por todo mi cuerpo. ¿Será verdad que lo que tanto profetizó el poeta Joan Maragall se iba a convertir en realidad? ¿Habrá despertado finalmente ese gigante dormido, la nueva Solidaritat Catalana tan deseada por buena parte de la burguesía catalana? Cada minuto que pasaba no salía de mi asombro y, sin embargo, ya era una realidad.
Finalizado el acto, cayeron algunos pendones cuatribarrados desde lo alto de la sala. Un puro simbolismo que me hizo recordar aquellos actos de exaltación patriótica en el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial dentro de un clamor inenarrable y con una muchedumbre enfervorecida fuera de sí.
—Bueno, Eduardo —pregunta Toni—. ¿Parece que finalmente se van a cumplir tus conclusiones sobre la Asamblea?
—No