La transición española. Eduardo Valencia Hernán

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La  transición española - Eduardo Valencia Hernán


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Cirici Pellicer, F. Valverán, Mariá Girona, Paco Rodón, Joan Hernández Pijoan, Carmen Serrallonga, Gabriel Ferrater y Pere Catalá, Gustau Gili, Joan Colominas, Josep Solé Barberà y Joan Brossa. También asistieron al encuentro Joan Miró con su esposa y Antoni Tàpies, aunque no llegaron a entrar por no haber sitio para dormir, volviendo al Hotel Colón en Barcelona. Cabe decir que el mismo día 12 de diciembre, la CCFPC había emitido un comunicado dirigido al pueblo de Cataluña en favor de salvar la vida de los militantes de ETA, conseguir su libertad reivindicar las libertades democráticas y nacionales170.

      Al cabo de algunos días empezaron a llegar las multas por la participación en la asamblea constituyente; las hubo de quince mil, veinticinco mil, treinta y siete mil y setenta y cinco mil pesetas.

      El gobierno, en respuesta a los actos de protesta que se generalizaron por toda España, decretó el estado de excepción, suprimiendo durante seis meses el artículo XVIII del Fuero de los Españoles. Las detenciones de Xavier Folch y Jordi Carbonell fueron parte resultante de los acontecimientos.

      Las comunicaciones durante el encierro se efectuaron a través de walky-talky mientras que, en Barcelona, funcionaba un servicio de prensa dirigido por Pere Fages, Carles Trías y la escritora Rosa Regás.

      El acto asambleario en Montserrat fue dirigido a través de una presidencia rotativa compuesta por Pere Portabella, Oriol Bohigas, Jordi Carbonell, Xavier Folch, Josep Benet y el padre Marc Taxonera. Al explicar Solé Barberà y Pere Portabella la evolución del Proceso de Burgos, se decidió efectuar un encierro en acto de protesta y redactar un comunicado que fue emitido posteriormente por algunas emisoras de radio en el extranjero.

      La duración de este acto simbólico tuvo un breve desarrollo, ya que, dos días después, a partir de las cinco de la tarde, la policía rodeó el monasterio y efectuó el desalojo sin mayores problemas, denominando los mandos policiales dicha acción como «Operación Mano de Pintura», cuyo significado en clave policial obedecía a la orden de desalojo por la fuerza el día 14. La entrada de la policía dentro del monasterio no tuvo lugar, ya que la salida de los manifestantes fue voluntaria, entre otras cosas por indicaciones del propio abad.

      El apoyo de los representantes de la cultura catalana a este movimiento fue extenso y muy activo, incluyendo artistas con cierto renombre, entre ellos: Joan Manuel Serrat, Guillermina Motta, Raimon, Francesc Pi de la Serra; y los escritores Joan Oliver, Joan Brossa, Gabriel Ferrater, Terenci Moix, Montserrat Roig, etc.

      Finalizado el encierro, las quejas y comunicados sobre los hechos relatados vinieron por ambos lados. De esta forma, el abad Cassiá Just envió una carta de protesta al gobernador civil, mientras que Jordi Carbonell puso en un compromiso a las autoridades policiales al negarse a responder en castellano cuando fue detenido al salir del monasterio y tener que declarar en las dependencias policiales, haciéndolo en catalán. Las consecuencias de sus actos acabaron con su encarcelamiento el 17 de enero de 1971 y, según un informe de la Dirección Superior de Policía de Barcelona:

      El 2 de enero de 1971, el abad de Montserrat visitó al «singular» sacerdote después de haber sido visitado este por el vicario episcopal de Igualada. Tras un breve encuentro, el abad le comunicó su apoyo ante ese acto de rebeldía ante el régimen, corroborando su actitud en unas declaraciones ofrecidas al periódico francés Le Monde, afirmando entre otros asuntos:

      Como era natural, estas manifestaciones no pasaron desapercibidas para el régimen, actuando este como era habitual, o sea, desinformando y manipulando la información a la opinión pública de tal forma que la agencia estatal Pyresa (Prensa y Radio Española) mencionó los hechos ocurridos relacionándolos con el independentismo vasco.

      El 10 de enero, Xirinachs volvió a Vic por indicación del obispo de la Diócesis, residiendo en la casa sacerdotal. El traslado a esta residencia viene bien detallado en un documento policial expresado en el lenguaje específico usado por las Fuerzas del Orden y que a continuación detallo:

      «A primeras horas de la tarde, funcionarios de la Sexta Brigada de Investigación Social y del Departamento de Orden Público, de esta Jefatura Superior, en cumplimiento de órdenes de la superioridad y conocimiento y anuencia del Istmo. y Reverendísimo Señor Obispo de la Diócesis de Vich, se procedió al traslado desde el Hospital Clínico de esta Capital en donde se hallaba internado ocupando la cama n.º 14 del Servicio de Urgencias, a la Casa Sacerdotal de la población de Vich, del sacerdote LUIS MARIA XIRINACH [sic] DAMIANS. En un principio, el expresado sacerdote se negó a ser trasladado, pero finalmente se avino a razones y accedió a ello y, por otro lado, el médico designado por la Jefatura Provincial de Sanidad para que acompañara al sacerdote en este viaje Doctor DON CARLOS GRAU FONOLLOSA se negó también rotundamente a ser él que acompañase en una ambulancia a DON LUIS MARIA XIRINACH [sic] […]. Debe hacerse constar que el Doctor GRAU FONOLLOSA opuso objeciones cuando, en vista de su negativa a acompañar al sacerdote, se le instó por los funcionarios que practicaron el servicio a que se identificara, lo cual efectuó posteriormente haciendo saber que su negativa a acompañar al sacerdote era debida a que la misma se debía por tratarse el traslado de referencia de un asunto de tipo policial.

      Allí, Xirinachs recibió a los representantes de la Comisión Preparatoria de la Asamblea de Cataluña, informándole


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