La transición española. Eduardo Valencia Hernán
Читать онлайн книгу.en la elección, aunque no las rechazaba, ya que directamente participó en ella. En la difusión de este comunicado realizado mediante folletos informativos, fueron detenidos por la BIS Josep Puig i Plá259 y Josep Mª Calsapeu, teniendo más suerte Enric Batlle, que les acompañaba.
El procesamiento de estos detenidos pasó algo desapercibido, quizás al coincidir con la detención de la cúpula de la Asamblea, donde también se encontraba el mataronense Joan Ramon Morante; no obstante, los dos primeros fueron puestos en libertad provisional bajo fianza de tres mil pesetas, siendo citados a juicio en Madrid ante el TOP el 19 de septiembre de 1974. El encargado de la defensa fue Josep M. Manté, presidiendo el Tribunal, el juez Francisco Mateu Cánoves, asesinado años después por ETA. Sorprendentemente, el resultado del juicio acabó con la absolución de los acusados, aunque la sentencia en sí dejara boquiabierto a más de uno de los presentes. Solo falta leer parte del redactado:
«(...) Que si bien los hechos relatados agotan el elemento objetivo del delito de propaganda ilegales (artículo 251 del Código Penal) de que venían acusados, no lo es menos que sus acciones, teleológicamente no tienen virtualidad en orden al ataque del bien jurídico protegido por dicha norma y taxativamente enumerado en los cuatro apartados del citado artículo, por lo que procede la absolución de los procesados.»260
Josep Puig i Plá representaba al denominado Grup d’Universitaris, una plataforma que se formó a partir del PSUC pero incorporando otras personas independientes de izquierdas, desde moderados a extremistas, aunque él siempre se autodenominó como independiente. Fue enviado dos veces por su organización a la Comisión Preparatoria de la Asamblea de Cataluña. Las reuniones —comenta Puig— se realizaban en iglesias de Barcelona, una de ellas en la Bonanova. Allí vio al «Guti», a Solé Barberà, etc., afirmando que básicamente se iba a las reuniones a escuchar. El idioma utilizado en los debates era el catalán en un 90% y el resto en castellano, utilizándose un estilo de oratoria heredado de la II República ya que muchos participantes eran contemporáneos de esa época261.
Con posterioridad su grupo se incorporó a la CCM, aceptando los principios (cuatro puntos de la Asamblea). Josep Puig i Plá fue detenido en Mataró el día después de la concentración de Vic repartiendo unas octavillas relacionadas con las elecciones municipales del Tercio Familiar. Ingresó en la prisión de Mataró, donde estuvo cuatro días, saliendo un viernes por la mañana. En sus memorias Puig recordaba que solo recibió una bofetada algo fuerte para intimidarle en el interrogatorio que sufrió junto con su compañero Josep María Calsapeu, que también había sido detenido. Ambos fueron juzgados por el TOP y su importancia deriva de que fue el único juicio que se efectuó contra la Asamblea, según testimonio propio, por propaganda ilegal y por actividades separatistas, pues Puig era profesor de catalán pero con carácter comunista, según la policía. Finalmente fueron absueltos.
Los encausados fueron arropados por algunos amigos, familiares y representantes de los partidos donde militaban; entre ellos estaban Ramon Manent, Pili González, Lluís Roca, Anna Comas, Antoni Jané, Antoni Albert, Pep Sivilla, Teresa Ebri, Enric Batlle, Pep Clofent, María Calsapeu y Joan Iglesias, con Miquel Esquerra como miembros de la Comissió de Solidaritat.
En junio de 1974, la ADM distribuyó el documento titulado «Una alternativa democrática per a Mataró», donde se contemplaban las propuestas de política general y municipal, diversificando así sus esfuerzos en el ámbito local sin menoscabo de su asidua representación en los actos de la Asamblea donde Agustí Valdé y Joan Ramon Morante eran los delegados habituales. Otros representantes en la Comisión Preparatoria de la Asamblea fueron J. M. Calsapeu y Josep Puig i Plá, reemplazados estos tras sus detenciones por Enric Batlle y Paco Hernández. En otros actos antifranquistas, como el efectuado en noviembre de 1972 en Ripoll, asistieron como representantes Agustí Valdé y Josep Comas. En mayo de 1973 asistieron a la manifestación de Sant Cugat: Valdé, Carles Forns, Ramon Llines, J. M. Fradera, Josep Puig i Plá y Antoni Jané, entre otros. Meses después, tras la detención de la cúpula de la CPAC en octubre de 1973, fueron detenidos en las manifestaciones posteriores en Vic, L’Ametlla y Granollers, Xavier Mitjá, Montserrat Tristany, Pere Esquerra y Narcís Fradera, representantes del Maresme. Este último asistió a la famosa reunión en los Escolapios de Sabadell, pudiendo escapar y escondiéndose en un pozo ciego durante dos días.
En 1975 se incorporaron a la ADM nuevos partidos y asociaciones culturales y sociales. Estos fueron: CDC, PSAN, CSC, RSDC, FSC-PSOE, PSP, PTE, Unió de Pagesos, Associació Católica de Pares de familia, Associació de Veïns de Cerdanyola y Agrupació Científico-Excursionista.
Otro tema de interés estuvo en todo lo referente a la financiación de la ADM que, aunque fue algo que pasó desapercibido, no dejó de tener su importancia. Cada grupo político o asociación pagaba doscientas pesetas al mes y con algún gasto extraordinario se llegaban a las mil pesetas. Esto permitía poder asumir el crecimiento de actividades político-sociales de la ADM que fueron in crescendo en el tiempo conforme la vida del Dictador se extinguía. Sin embargo, esto no significaba que hubiese una cierta relajación policial, pues los controles, la censura y la represión sobre cualquier actividad política contraria al régimen no disminuyeron en su empeño. Un ejemplo de ello fue la suspensión gubernativa de las conferencias programadas en Mataró bajo el lema «Perspectives de l’Europa Actual», acción que ocasionó un fuerte rechazo dentro de la comunidad política opositora, compensada en parte con otras manifestaciones que finalizaron con éxito de asistencia, como la adhesión al Pro-Nobel Xirinachs, gracias a las asociaciones de carácter religioso. También las huelgas y protestas en el País Vasco justificaron un intento de manifestación sin éxito el 24 de junio de 1975 en la Plaza Santa Ana de Mataró, reprimida nuevamente por las Fuerzas de Orden Público.
Cercana la muerte del dictador, el 5 de noviembre de 1975, la ADM difundió el folleto titulado «¡Mataroneses!», exigiendo la amnistía de los represaliados, las libertades políticas, el Estatuto de Cataluña de 1932, un gobierno provisional y elecciones libres262. Semanas después, ya fallecido el Generalísimo, la ADM anunciaba:
«Como portavoces de miles de asociados que representamos y en nombre propio queremos dirigirnos a todos vosotros en estos momentos trascendentales para nuestro pueblo a fin de establecer una posición conjunta y clarificadora de nuestra actitud que ayude a responder de manera constructiva a las expectativas presentes.»263
Finalmente, creo importante destacar que la historia de esta organización local estaría incompleta si se obviase la participación de las demás organizaciones asamblearias esparcidas por todo el Maresme presentes en la Asamblea. Me refiero a las Asambleas Democráticas de Alella, Arenys de Mar, Arenys de Munt, Calella, Canet de Mar, El Masnou, Montgat, Premià de Mar, Sant Pol y Tiana, que aquí quedan en el recuerdo.
Con la desaparición del dictador comenzó una nueva etapa para la ADM caracterizada por una ligera relajación policial en sus primeros momentos, más aparente que real, lo que animó a incrementar las actividades antifranquistas; de este modo, en noviembre de 1975 se efectuó una «crida» por el restablecimiento de la democracia y dos meses después también se entregaron dos mil firmas al Ayuntamiento de Mataró exigiendo la amnistía general. Poco tiempo después fueron sucediéndose diversas protestas contra la represión policial ejercida en Elda, Vitoria y Tarragona y por la supresión gubernamental de las conferencias políticas programadas en Mataró bajo el nombre de «las terceras vías», prohibición que causó gran estupor en la ADM.
No obstante, conforme se iba adelantando en el periodo transicional, las actividades de lucha fueron disipándose; si bien, pasado justo un año después de morir Franco, tuvo lugar la presentación pública de la ADM ante el pueblo de Mataró. Desde entonces las actividades de la ADM estuvieron coordinadas casi en su totalidad por los mandatos que provenían desde la CPAC, donde ya estaban incluidos algunos representantes del Maresme. Así continuó la actividad de esta asamblea hasta su práctica extinción que coincidió con la Diada Nacional de Cataluña en 1977, celebrada al unísono en la plaza de Santa Ana de Mataró y en otros puntos de la geografía catalana.
254. «Hagamos de este “Aplec’ un acto de afirmación nacional catalana» 4-6-1972. Se publicó