La transición española. Eduardo Valencia Hernán

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La  transición española - Eduardo Valencia Hernán


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y el caos en la sociedad española. Aquel mes fue también trágico para la cultura española por la muerte el día 23 en su exilio de Puerto Rico del compositor catalán Pau Casals, cuya trayectoria musical, intelectual y política fue ampliamente difundida en los periódicos.

      Mientras tanto, el gobierno intentó mediante el director general de Cultura Popular, Ricardo de la Cierva, aparentar una nueva imagen de aperturismo ficticio anunciando que iba a aplicar la ley con el talante más abierto posible, aunque por desgracia la demostración palpable de este hecho fuera el secuestro de la revista Destino el día 20 por publicar una carta relacionada con la falta de libertad.

      En Cataluña, la CPAC celebró su IX reunión en los locales eclesiásticos (Sala Claret) de la calle Lauria n.º 7. Entre las primeras conclusiones que se llevaron a cabo destacó el llamamiento por las libertades políticas ante el juicio a diez dirigentes obreros que fueron detenidos en Pozuelo de Alarcón (Madrid) el 24 de junio de 1970, acusados por el TOP de pertenecer a CC.OO. Fue el denominado Proceso 1001 en el que fueron juzgados los miembros del Secretariado Nacional de CC.OO. y a los que el fiscal solicitó las siguientes penas: veinte años y un día de prisión para Marcelino Camacho, obrero fresador y exvocal social de Perkins Hispania de Madrid, y para Eduardo Saborido, obrero metalúrgico, antiguo enlace sindical de Hispano Aviación y exvocal social del Sindicato del Metal de Sevilla; 19 años respectivamente para Nicolás Sartorius, periodista y abogado, y para Francisco García Salve, capellán en Madrid y obrero de la construcción; 18 años respectivamente para Francisco Soto, metalúrgico de Sevilla, y para Juan Marcos Muñiz Zapico, metalúrgico de Gijón; 12 años y un día para Pedro Santisteban, metalúrgico, jurado de empresa de Babcock Wilcox de Bilbao, para Luis Fernández Costilla, metalúrgico de Valladolid, para Francisco Acosta, taxista y vocal social provincial del transporte de Sevilla, y para Miguel Ángel Zamora, obrero del gas y electricidad de Zaragoza.

      La respuesta dada por la Asamblea fue inmediata, editando numerosas octavillas encabezadas por algunos eslóganes que a continuación describo: «¡Por la libertad de Camacho y compañeros!», «¡Contra la represión fascista!», «¡Por la amnistía de todos los prisioneros políticos y sociales!», «¡Por las libertades políticas!». Las siguientes actuaciones de protesta fueron de acuerdo con el programa de la Asamblea que preconizaba la consecución de la amnistía general para todos los prisioneros políticos y sociales, la libertad de reunión, asociación y expresión, incluida la sindical, de manifestación, derecho de huelga y la coordinación de acción de todos los pueblos peninsulares en la lucha democrática. Para la Asamblea era necesario que todos los sectores sociales y clases populares se pronunciasen claramente contra estos juicios, lo mismo que había sucedido contra los consejos de guerra de Burgos que hicieron recular en la represión ejercida por el régimen, en busca de una alternativa democrática para todo el pueblo. Por otro lado, la solidaridad internacional jugó también un papel cada vez más importante, pronunciándose claramente los sindicatos, partidos políticos, personalidades, etc., contra estos juicios.

      En la reunión de la Permanente se debatieron temas tratados y no aprobados anteriormente, propuestas tan polémicas como la presentada por Unió Democrática de Catalunya (UDC) de reconocer formalmente el régimen de Guinea-Bissau, que se declaró independiente del colonialismo portugués. También se rechazó la táctica sorprendente de Bandera Roja (BR) de presentar candidatos democráticos a las elecciones de concejales municipales, tildada por algunos como «colaboracionismo del régimen» y, para finalizar se decidió convocar para el día 11 de noviembre de 1973, una concentración con los trabajadores del campo y los pescadores, pero antes, tendría que celebrarse la X reunión de la Permanente, el 28 de octubre de 1973.

      El 21 de octubre de 1973 se reunieron en Toulouse un grupo de exiliados e inmigrantes catalanes pertenecientes a las Comisiones de Adhesión a la Asamblea de Cataluña, representando a Andorra, Burdeos, Marsella, Toulouse y París. Allí, se distribuyó un comunicado dirigido a la futura II Sesión Plenaria de la Asamblea de Cataluña ratificando los cuatro puntos proclamados en la Asamblea y animándolos a su aplicación y fidelidad al texto, resaltando la capacidad de autocrítica y la inquietud por la presencia y soporte de la Asamblea en los niveles de luchas específicas nacionales, locales y sectoriales que permitieran su potencialidad e intensificación. En el 5º punto del escrito se recomendó la atención a la inmigración, considerando que eran catalanes todos los que vivían y trabajaban en Cataluña con una clara intencionalidad para que dichas masas trabajadoras asumieran el problema nacional y se vinculasen en su solución.

Dibujo

      Los 113 detenidos de la Asamblea de Cataluña

      El 28 de octubre de 1973 fue un domingo especial para muchos barceloneses, ya que por fin debutaba la estrella del fútbol internacional Johan Cruyff con el F.C. Barcelona ante el Granada. La victoria fue para los locales por 4-0.

      Ese mismo día, mientras que en Madrid el jefe del Estado presidía por la mañana el XL aniversario de Falange Española, en la calle Entenza n.º 196 de Barcelona se había convocado la X reunión ordinaria de la CPAC en las dependencias de la iglesia María Medianera de Todas las Gracias.

      Asunción Sallés, miembro de la Comisión Permanente, había llegado aproximadamente a las 9 de la mañana y entre sus recuerdos describía con detalles lo ocurrido:

      Cuando Pere Portabella anunció a los asistentes que


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