Cómo hicimos el 17 de octubre. Ángel Perelman

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Cómo hicimos el 17 de octubre - Ángel Perelman


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en las fuentes de la Plaza de Mayo fue solo el principio de la apropiación de las aguas. Esto se reproduce, como marca Daniel Santoro, en las aguas de Mar del Plata (hasta entonces ciudad elitista, negada a los sectores populares) y después en las grandes piletas populares, donde una enorme cantidad de cabecitas negras contaminados de la huella del conurbano pueden disfrutar del agua, que antes estaba únicamente reservada para solaz de los ricos. Que los pobres tengan acceso al agua como disfrute genera odios. La imagen que prefieren, aun los progresistas, es el pobre dando lastima yendo a buscar con un raído y sucio balde una miserable cantidad de agua a una goteante canilla única en el barrio.

      El peronismo trae, una y otra vez, la imagen insoportable de las mayorías haciendo uso del goce de la felicidad. Y el agua es parte de ella, en las fuentes, en los inmensos piletones o en las aguas y arenas de la playa Bristol en Mar del Plata. Hay todo un símbolo en la reconversión de la ciudad de veraneo oligárquico, a través de la instalación de cientos de hoteles sindicales, en el punto de contacto de las mayorías con el mar. Es por eso que las clases medias y altas, terminaron huyendo de ahí y “acaban construyendo la ciudad de Punta del Este, por fuera de la amenaza peronista. Lo hacen para evitar encontrarse con los negros gozando del agua al lado suyo”, insiste Santoro.

      El 17 de Octubre en la liturgia peronista es el día de la lealtad. Alguien dijo alguna vez con sarcasmo que únicamente un movimiento tan cruzado por la traición puede establecer un día de la lealtad. El peronismo es un movimiento en el que sobreabundan las deslealtades. Quizá porque tildar de traidor a otro, lo pone fuera de los valores peronistas y, además, es gratis. Sin embargo, esta liviandad de acusaciones se borra con la misma facilidad con que se pronuncia. En otras fuerzas políticas de la acusación de traidor prácticamente es imposible volver. Pero también la sobreabundancia de acusaciones de traición hace el clima del peronismo insoportable.

      El filósofo Darío Sztajnszrajber planteó en una entrevista radial que la lealtad es aneconómica, es decir, que no se rige por las lógicas del intercambio, del mercado, de los beneficios que se sacan individualmente de esa lealtad. No obstante, el propio Perón parece contradecirlo cuando establece que hay distintos tipos de lealtad: “Hay dos clases de lealtades: la que nace del corazón, que es la que más vale y la de los que son leales cuando no les conviene ser desleales”.

      Teodoro Boot hace una aguda observación en relación a la lealtad y el 17 de Octubre:

      Este 17 el pueblo volvió a mostrar dos cosas. Una, que no es una suma de personas sino un sujeto único y viviente, lo que no significa que uniforme (¿o acaso ninguno se ha sentido en desacuerdo o disconforme con uno mismo en algún momento de su vida?). Y dos, que, en esas circunstancias, vuelve a estar por delante de todos los que pretenden ser sus dirigentes. (…) no sé quién ni por qué inventó lo del Día de la Lealtad. En mi opinión lo que merece conmemorarse no es la lealtad del pueblo a Perón (¿a quién se le puede ocurrir celebrar algo tan usual como que el pueblo nunca abandone a quienes pelean por él?) sino el insólito caso de que un dirigente se haya mantenido leal a los intereses y necesidades del pueblo. Y ese sí fue un acontecimiento extraordinario.

      Marcelo Koenig

      1. Como aporte a la interpretación dejamos aquí las palabras del entonces embajador norteamericano Spruille Braden haciendo su propia calificación: El gobierno es débil, inescrupuloso y fundamentalmente antinorteamericano (…) El peligro nazi fascista estará presente mientras persista la actual situación. Sus venenos se desparramarán a otros países y tendremos que confrontarnos, en un futuro no demasiado distante con una amenaza mayor hacia toda la estructura de la seguridad internacional de la posguerra (…) El derrocamiento del gobierno argentino es posible y deseable a cualquier costo”.

      2. El 4 de junio de 1943 fue la revolución militar que puso fin al régimen de la llamada Década Infame, iniciada por el golpe militar del 6 de septiembre de 1930. La revolución encabezada sucesivamente por los generales Rawson, Ramírez y Farrell fue llevada a cabo por militares nacionalistas e industrialistas (en esto confrontaban con el poder de la oligarquía terrateniente) y Perón fue parte de ellos, llegando a tener durante su transcurso cuatro cargos de importancia: vicepresidente de la Nación, secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y presidente del Consejo Nacional de Posguerra. En el régimen militar juniano ya se encontraban como contradicción muchos de los elementos del peronismo, pero el peronismo no era más que una parte de esa contradicción entre un nacionalismo popular e incluyente y un nacionalismo elitista y conservador. Estas contradicciones terminaron con Juan Perón preso, primero en Martín García y luego en el Hospital Militar desde donde fue rescatado por las masas.

      3. El 24 de febrero de 1946 se produjeron en Argentina las primeras elecciones libres desde 1928, dado que después del derrocamiento de Hipólito Yrigoyen en 1930, todo fue fraude y manipulación electoral, cuando no irrupciones militares. En esas elecciones libres, concertadas después del 17 de octubre y garantizadas en su limpieza por el propio Ejército, se impuso el peronismo (a través, fundamentalmente, del Partido Laborista) ante una enorme coalición de partidos (que incluía a casi todos los tradicionales) denominada Unión Democrática.

      4. Acaso el que expresa esa poética con las palabras justas es Raúl Scalabrini Ortiz. Recomendamos la lectura de su crónica del 17 de Octubre que acompaña el presente libro porque le pone palabras al mito.

      5. Jauretche en su Manual de zonceras pintaba el falso cuadro de la colonización: “En la medida que las zonceras tienden a crearnos complejos de inferioridad para que no nos apartemos de la producción de materias primas alimenticias, estas zonceras son las destinadas a pintarnos con los más selectos colores de la paleta del destino que nos corresponde como coloniales. Bajo el signo de los ganados y las mieses, decorados con dioses helénicos y latinos, cestos y cornucopias, pámpanos, racimos, espigas, bifes, la pedagogía colonialista atiende a que no intentemos salir del sistema”.

      6. Como lo hacen los políticos radicales como el diputado Ernesto Sanmartino.

      7. Expresión que utiliza el dirigente socialista Américo Ghioldi.

      8. “El kirchnerismo perturba, desacomoda, incomoda; desemprolija una historia que prolijamente iba cegando cualquier posibilidad de cambio. Bajo otra lógica, recobra aquella idea cookeana de lo maldito; rompe ese bloque bien ordenado del poder. El kirchnerismo introduce una febrilidad a la realidad, le sube la temperatura. Me interesa el kirchnerismo en la medida que perturba la buena conciencia argentina”, dice en una entrevista en Página/12.

      Corría el mes de octubre de 1945. El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo, cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres. No era esa muchedumbre un poco envarada que los domingos invade los parques de diversiones con hábitos de burgués barato. Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras


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