Del fracaso al éxito. Arturo Crosby

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Del fracaso al éxito - Arturo Crosby


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por la articulación de políticas públicas. Políticas que se derivan de diferentes escalas administrativas, local, regional y estatal, fundamentalmente, si bien en casos como el europeo, también tiene una gran relevancia la supraestatal, debido a las políticas acometidas por la Comisión Europea.

      Figura 1. Sistema

      Fuente: J. Ivars, J. Solsona, D. Giner, 2016

      Al respecto, cabe señalar que precisamente el auge del turismo en el espacio rural en muchas regiones europeas fue debido al impulso de las administraciones públicas, especialmente en los años noventa del pasado siglo y en la primera década del dos mil, cuando las iniciativas europeas y regionales tuvieron como principio propiciar un desarrollo endógeno y sostenido de los territorios rurales, centrado en una diversificación económica que incentivara la valorización de los recursos naturales y culturales además de impulsar la promoción de la población joven en general y de las mujeres en particular (Pitarch & Arnandis, 2014).

      Es por lo anterior por lo que hay que suponer, reconociendo las limitaciones existentes en los entornos rurales, que las políticas que se instrumenten, especialmente a nivel regional y estatal (o supraestatal) tendrán una incidencia determinante en el desarrollo futuro de la actividad.

      Modelos de gestión de empresas y destinos turísticos, qué novedades nos esperan

      En los últimos años han irrumpido en el escenario político, económico y científico términos como la innovación social, la economía colaborativa, la empresa social, la responsabilidad social empresarial, la ciudadanía corporativa, la economía circular, la economía del bien común, la economía solidaria y las prácticas económicas alternativas. La irrupción de este nuevo léxico se ha hecho patente durante la última crisis y en el contexto de transformación estructural de las economías occidentales. En opinión de R. Chaves y J. L. Monzón (2018), conforman paradigmas que nacen en el contexto de deslegitimación del modelo económico imperante basado en la empresa maximizadora de beneficios y poniendo en valor la dimensión social.

      El turismo no ha sido ajeno a estos cambios que se han focalizado principalmente en la distribución y promoción. Las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), permiten una mayor agilidad y racionalización de los recursos, así como un mayor acceso de los recursos y conectividad con el cliente. Eso ha hecho florecer los modelos de gestión de carácter «colaborativo», basados en el uso de la tecnología que conecta individuos y comunidades, transformado los métodos tradicionales de consumo, producción, aprendizaje, conocimiento y financiación. Nuevos métodos de intercambio entre personas conectadas en red, que pueden disfrutar de servicios de un modo más económico que el que ofrece el mercado tradicional —sistema denominado p2p— (Pisá et al., 2017). Tanto en el sector alojamiento como en el del transporte, con la irrupción de empresas como Couchsurfing.com, Airbnb, Uber, Cabify, Bla-Bla car, y otras que han supuesto una auténtica disrupción generando una notable disfunción en los negocios tradicionales, como el hotelero, y una oportunidad para la demanda, que se encuentra ante un mayor abanico de opciones de elección y una mayor competitividad en los precios.

      Sin duda, estos nuevos modelos de negocio, a corto y medio plazo se irán consolidando y evolucionando, e incluso a más largo plazo, desarrollando de forma que puedan ocasionar una mayor convulsión en las empresas turísticas (viviendas privadas de uso principal que se comercializarán por horas o días, vehículos particulares en alquiler, vehículos sin conductor a disponibilidad de usuarios por trayectos, etc.).

      Así pues, los cambios en la gestión empresarial que está experimentando el sector se irán sucediendo e incluso incrementando, por ejemplo, el alojamiento rural turístico tradicional (hoteles, casas rurales) tendrá cada vez una competencia más dura en los apartamentos, en los intercambios de viviendas privadas, en la disponibilidad de viviendas principales por horas o días, por lo que deberá evolucionar en la concepción del producto para mantener unas condiciones de competitividad razonables.

      El reconocimiento de que la razón que motiva al cliente en su desplazamiento no es el alojamiento en sí, normalmente, sino la actividad que va a realizar durante el viaje, será fundamental para que se reconsidere una actividad empresarial que hasta la fecha se ha centrado mucho en las necesidades básicas del cliente (dormir, descansar...) en detrimento de las necesidades experienciales (experimentar, disfrutar, hacer, practicar...).

      Tendencias en la demanda turística y en la concepción del consumo del turismo rural

      Tratar de determinar cómo puede ser la actividad turística en el futuro pasa también por identificar las tipologías de clientes, sus gustos, sus hábitos de consumo, su comportamiento como usuario turístico, al respecto cabe citar el informe Future Traveller Tribes 2030 que va más allá de una simple segmentación basada en perfiles demográficos, tratando de realizar una aproximación de carácter psicodemográfico que tiene en cuenta los rasgo de la personalidad, los valores, actitudes, intereses y estilos de vida de los viajeros en el contexto de la globalización, marcándose como objetivo determinar cómo se comportarán los viajeros en el futuro.

      Al respecto podrían identificarse seis tipologías de viajeros:

      • Buscadores de lo sencillo («Simplicity searchers»), viajeros que buscan simplemente la contratación de un servicio, valoran la facilidad en la planificación del viaje y están dispuestos a contratar a través de agentes especializados.

      • Puristas («Cultural Purists»), viajeros que gustan de convertir su viaje en una experiencia, rompiendo con su vida cotidiana e identificarse con el destino que visitan.

      • Buscadores de la diferenciación social («Social Capital Seekers»). Buscan, a través del viaje, el reconocimiento social, visitar lugares o vivir experiencias que les permita diferenciarse socialmente. Tienden a usar los medios sociales para dar la máxima difusión a esas experiencias.

      • Buscadores del lujo y la exclusividad («Reward Hunters»), son personas de muy alto poder adquisitivo que buscarán en sus viajes lujo, vivir experiencias únicas y extraordinarias.

      • Viajeros por necesidad («Obligation Meeters»), viajeros que se desplazan por «obligación», su motivación principal es el trabajo, un viaje familiar u otra cuestión que les ha llevado a realizar el viaje. No obstante, organizan o improvisan otras actividades de carácter lúdico.

      • Viajeros socioconscientes («Ethical Travellers»). Encuentran su motivación en cuestiones de conciencia: ambiental, social, cultural... (Future Foundation, 2015).

      Esta no es más que una de tantas clasificaciones basadas en perfiles psicodemográficos, no obstante, se trata de una buena aproximación a perfiles de demanda que pueden contribuir a comprender mejor cuáles son las necesidades y características de los viajeros y cómo estructurar un sistema de comunicación y comercial que permita conectar con los futuros turistas.

      En el caso del turismo en entornos naturales y rurales, se podría buscar los principales destinatarios del producto entre las tipologías 1, 2 y 6, especialmente en estas dos últimas, viajeros con una conciencia social y ambiental y con curiosidad de vivir experiencias en entornos naturales en contacto con la sociedad local.

      Por otra parte, habrá que tener en cuenta otros grandes retos sociales que requerirán de soluciones audaces en las próximas décadas, como es el caso de cambios demográficos importantes que llevaran a una sociedad con personas mayores más activas, población de más de sesenta años que disfruta de buena salud y estilos de vida activos, que demanda servicios de ocio de calidad, individual, saludable y dinámico, con la posibilidad de interaccionar y participar con otros viajeros y población local. Los productos relacionados con la naturaleza y la cultura serán muy valorados. Hay que tener en cuenta que estos perfiles de demanda casan muy bien con los recursos existentes en las áreas rurales. Por tanto, diseñar y promover este tipo de productos ofrece grandes oportunidades


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