Congreso Internacional de Derecho Corporativo. Группа авторов

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alt="Image"/> Due diligenceImage Document reviewImage Legal researchImage Legal researchImage TransactionImage Project managementImage MangementImage Litigation supportImage Template selectionImage (Electronic) disclosureImage NegotiationImage StrategyImage Bespoke draftingImage TacticsImage Document managementImage NegotiationImage Legal adviceImage AdvocacyImage Risk assesment

      Y estas cosas significan: “Mira, deals implica hacer una due diligence, hacer una legal research, una transaction management, tienes que hacer negociación, tienes que hacer bespoke drafting, tienes que hacer legal advice. Hay un montón de funciones dentro de deals que nosotros siempre las vendíamos como un monolito, pero que ahora resulta que las podemos descomponer y así empiezan a trabajar en abogacía corporativa en plena tecnología que te hacen los documents review: yo aquí contrato, para una de estas líneas horizontales, a no abogados que me hacen un asesoramiento sobre un determinado tema. Sucede que el risk assesment lo contrato a través de una empresa diferente y de este modo te das cuenta de que eres capaz y de que hay empresas que están compitiendo en esas horizontales como modelos de negocios muy focalizados on one thing y cuando están muy focalizadas pueden ser muy rentables. Y en el caso de los abogados de litigios ocurre exactamente lo mismo, pues serlo significa hacer muchas de las cosas que aparecen ahí. Antes les cobrábamos a nuestros clientes mucho dinero (lógicamente por hora) para llevar a cabo sus asuntos. Ahora esto se ha acabado, se descompone.

      Luego, hay otro tema en el que la abogacía corporativa siempre ha sido bastante tradicional, por decirlo de una manera, en cuanto a la forma de trabajar. Porque, ¿cómo se trabaja en la abogacía corporativa? Pues se trabaja o bien externalizando, haciendo el trabajo in house o combinando ambos sistemas. Sin embargo, surge una pregunta: ¿cuál de las tres formas de trabajar creen que está creciendo en los últimos años? “Una combinación”, me dicen por aquí. Bueno, la combinación está teniendo mucho éxito, pero lo que sí es verdad es que los in house están creciendo y lo hacen a la velocidad de la luz. ¿Y sabéis por qué crecen los abogados corporativos dentro de las compañías? Porque sí saben todo esto, porque son capaces de descomponer todas las funciones y porque ya esas externalizaciones a una firma de cabecera de todos los asuntos ha pasado a la historia. “Yo quiero aquí una firma en Perú, yo quiero aquí una firma en España, yo quiero aquí una firma pequeñita, especialista, boutique en un tema determinado”. Entonces, lo que puedo hacer es coordinar todo esto y trabajar con todos. De modo que estamos en un mundo en que estas tres formas de trabajar han pasado a la historia. Pero ¿qué dicen los clientes?, ¿qué dicen las empresas?: “Quiero que trabajéis de forma diferente”. ¿Y qué hacen los abogados corporativos? Te dicen: “Quiero que trabajéis diferente”. “Houston, I got a problem!”, decimos nosotros, “What the hell are you talking about? ¿Qué me estás contando, que trabaje diferente?”. “Pues, hombre, trabaja diferente con estas herramientas que tenemos. ¿Por qué no trabajas con esto?:

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      Y nosotros: “Why do you work like that? Houston, what the hell are you talking about? No entiendo nada de lo que me estáis contando”. Y esto es lo que está pasando, y no es el 2030, esto es el 2019. Hay empresas, hay abogados corporativos que trabajan así y lo que tenemos que ver es cómo ser más eficientes en esa forma de trabajar. Y, claro, no voy a dedicarme a explicaros cada una de esas formas, pero cuando de repente dices: “Oye, hay empresas que hacen leasing de abogados... ¡Que no, que no! ¡No pueden competir con nosotros!”. Bueno, las empresas que más clientes out sourcing se están llevando, son las que cogen a estos superabogados de 54, de 55 años, que se jubilan en los grandes despachos, que son unas máquinas y que están allí sentados en vez de irse a tu casa. Porque, jubilado, lo que haces es introducirte en una estructura en la que vas trabajando por proyectos para los mejores clientes y encima a las corporaciones les pongo un equipo de superabogados que trabajan un tiempo determinado resolviéndote situaciones. Y nos decimos: “¡Uy!, nunca lo habíamos pensado”. Pero eso está ocurriendo y no solo en los Estados Unidos, sino también en sistemas continentales. Desde luego, aquí hay muchísimas formas de hacer las cosas diferentes y es uno de los retos absolutamente fundamentales.

       TECNOLOGÍA

      ¿Qué pasa con la tecnología? ¿Cómo empezamos con esa tecnología que nos hizo pensar que lo de innovar era cambiar los ordenadores, cambiar los portátiles? Pues la tecnología es otra cosa. Cuando empezamos a ver qué está pasando en países anglosajones, qué están innovando realmente con tecnología, viendo cómo organizábamos nuestra descomposición de funciones, nos dimos cuenta de que la abogacía corporativa no es siempre valor añadido. O no lo que antes se consideraba como valor añadido cuando empiezas a ver cómo son las operaciones. Hay una parte en la que estamos que desde luego siempre será valor añadido y esto no es miedo a los abogados corporativos, sino el ánimo a los abogados corporativos. Ayer estábamos en una conferencia con mi superprofe, quien vendrá después, Alejandro Touriño, y que está allí, en primera línea, cambiando el mundo; y nos decía un abogado de una gran corporación: “¡No! Es que esto que estoy haciendo… Me voy a quedar sin trabajo, (con) esto de la revisión de las marcas”. Pero ¿ustedes creen que prestas un valor añadido revisando marcas que te las coge un software, que las mete por un canuto y te dice cuáles son iguales y cuáles no? Lo que sí es verdad es que nosotros vamos a cambiar y tenemos que cambiar la forma de ver las cosas que antes eran diferentes. ¿Creéis que el valor añadido de contratos, cuyos modelos existen en internet, los podéis utilizar? Porque antes (decíamos): “No, no, espérate un momento que voy a pensar tres días en el contrato”. “Pero ¿qué dices? Lo compro allí por un dólar”. Y no pasa nada, pues allí no está nuestro valor añadido. Nuestro valor añadido está en las negociaciones, en las cláusulas, en determinadas cosas que desde luego sí podemos ver. Ya sabéis cómo son los americanos que dicen: “Oye, el software will eat law, yo no creo que se coma el derecho”, pero lo que sí es verdad es que va a ayudar a que los procesos sean más evidentes y sean diferentes. O sea que prepararos para lo que viene. Porque el reto fundamental es conocer en qué consiste esta nueva industria jurídica, esta nueva industria de servicios legales en que, de repente, nosotros sí vemos o tenemos una visión tradicional, queremos ejercer el derecho


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