Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global. John Smith

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Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global - John Smith


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brotan constantemente, no solo al realizar la plusvalía, sino también al realizar el capital variable y el constante; no solo en la realización del producto en artículos de consumo, sino también en medios de producción. Sin «dificultades» de este género y sin crisis en general no puede existir la producción capitalista, producción de productores aislados para el mercado mundial [subrayado N. K.] desconocido por ellos” (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 37). Las contradicciones del mercado interior de la vieja Rusia (de las cuales los populistas liberales pretendían extraer como conclusión lógica la supuesta “imposibilidad” del capitalismo, mientras los marxistas legales se esforzaban por morigerar y reducir a una simple fluctuación fácilmente corregible), se profundizaban y reproducían de modo ampliado por el vínculo y los nexos de la periferia con... el mercado mundial. Unidad y escala de análisis ya abierta por Marx, que en la obra de Lenin —incluso desde su producción juvenil— permite contextualizar y comprender las especificidades de cada formación social.

      Varios años antes de que, en diciembre de 1915, prologara la obra de Bujarin La economía mundial y el imperialismo (Lenin [1915], en Bujarin [1915] 1973: 23-29) y de que saliera de imprenta su propio libro sobre la teoría del imperialismo —terminado de redactar en junio de 1916 (Carta de Lenin a M. N. Pokrovski, [2/7/1916], en Lenin [1912-1922] 1960, T. 35: 227-228)—, Lenin tenía ya la mirada puesta en el mercado mundial y en la comprensión estratégica del capitalismo como sistema mundial (del cual la vieja Rusia, aún periférica y con todas sus especificidades sociales y culturales, no podía permanecer al margen).

      Ya desde esa época (1899), todavía anterior al inminente cambio de siglo, las investigaciones de Lenin no se detenían en las dicotomías y antinomias de populistas liberales y marxistas legales. Al demostrar empíricamente y con numerosas estadísticas que las relaciones sociales de la Rusia tradicional estaban siendo subsumidas por el capitalismo mundial en su fase imperialista, Lenin concluye su grueso y documentado libro de 1899 reflexionando sobre... ¡la conquista de las periferias y las zonas coloniales!

      Sobre esa temática fundamental para la futura teoría marxista de la dependencia, el joven Lenin escribe: “Lo importante es que el capitalismo no puede subsistir y desarrollarse sin una ampliación constante de la esfera de su dominio, sin colonizar nuevos países [subrayado N. K.] y arrastrar a los países viejos no capitalistas al torbellino de la economía mundial [subrayado N. K.]” (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 587-588).

      Esta última afirmación va acompañada, en su obra de 1899, por otra hipótesis todavía más radical. En su óptica, las contradicciones propias de las colonias y zonas periféricas retrasan y postergan el estallido de las contradicciones en las metrópolis capitalistas centrales (Lenin [1899b] 1957, T. 3: 587). Hipótesis que reaparece, mucho más pulida, ampliada y profundizada, en su reflexión de 1916 (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 268-279; [1916b] 2009: 473-485), núcleo teórico de la estrategia antiimperialista y anticapitalista desarrollada pocos años después por la Internacional Comunista que se organiza, precisamente, cortando amarras con el “socialismo” etnocéntrico, colonialista y brutalmente euro-occidentalista de la Segunda Internacional. No cuesta demasiado trabajo encontrar el empleo y desarrollo de esta misma hipótesis en la mayoría de las obras latinoamericanas hoy ya clásicas, propias de la teoría marxista de la dependencia (como por ejemplo, las de Ruy Mauro Marini) y en la producción teórica de los partidarios de la teoría marxista de la acumulación en escala mundial (como por ejemplo, Samir Amin).

      Después de Lenin, la reflexión sobre la conquista de las colonias y el mundo periférico, convertidos en “nuevos mercados” para la exportación de capitales también se hará presente en la obra El capital financiero que publicara en 1910 el marxista austríaco —reformista pero de enorme erudición— Rudolf Hilferding (Hilferding [1910] 1973: 358-359). Obra que Lenin estudió al detalle y utilizó como insumo de su propia indagación madura de 1915-1916.

      Precisamente sobre esa conquista de las periferias (que, en tanto acumulación originaria renovada, reproduce periódicamente el capitalismo imperialista), es decir, sobre “el afuera” del sistema capitalista central y metropolitano, girará el principal libro teórico de Rosa Luxemburg contra el imperialismo, quien ampliará y convertirá dicha problemática, todavía colateral en Hilferding, en el nervio central de su obra La acumulación del capital (Luxemburg [1912] 1967: 266-324, particularmente 278-281).

      Como el máximo pensador y dirigente bolchevique cuestionó la confusión de niveles lógico e histórico en los argumentos de Rosa en torno a los esquemas de reproducción del libro segundo de El Capital, la literatura académica convencional pasó por alto que Lenin, varios años antes que se produjeran los debates del período 1910-1916 (donde intervienen Hilferding, Rosa Luxemburg, Otto Bauer y Bujarin, entre varios más), ya había escrito sobre la subordinación de las periferias y la conquista de colonias por parte del sistema capitalista y su mercado mundial. Esa reflexión específica sobre el desarrollo capitalista dependiente y la subordinación de las periferias será otro de los elementos fundamentales de su posterior teoría del imperialismo, particularmente en lo que atañe al “reparto del mundo” (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 268-279; [1916b] 2009: 473-485), fuente nutricia y esencial en la que se apoyará la futura teoría marxista de la dependencia.

      Siguiendo el hilo rojo de los descubrimientos y tendencias expuestas por Marx en El Capital, Lenin pudo actualizar la teoría marxista, articulando una reflexión coherente y profunda sobre el desarrollo desigual de las formaciones económico-sociales dentro de un sistema mundial capitalista ya dominado por el imperialismo y los grandes monopolios, trusts y cárteles que, motorizados por el capital financiero (fusión del capital bancario con el industrial) operan a escala global, a través de..., según sus propias palabras, una “red internacional de dependencias” [subrayado N. K.] (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 252 y [1916b] 2009: 458).

      Su papel central, hoy ya inocultable, en tanto fuente de inspiración de la teoría marxista de la dependencia, no se reduce exclusivamente a sus investigaciones sobre: (a) la comprensión del capitalismo imperialista como sistema mundial, radicalmente diferenciado de los estudios económicos convencionales sobre “el comercio internacional” entre Estados-naciones, concebidos como entidades recíprocamente autónomas; (b) la tesis del carácter asimétrico y el desarrollo desigual de las distintas formaciones económico sociales, operante a escala internacional (y dentro de cada una de las formaciones sociales); (c) la corroboración del reparto del mundo colonial, semicolonial y dependiente entre países, sociedades y empresas oligopólicas multinacionales y (d) la diferenciación topológica de países, sociedades y naciones imperialistas, coloniales, semicoloniales y dependientes.

      Además de estas tendencias propias del capitalismo imperialista entendido como sistema mundial, comunes a la teoría del imperialismo de Lenin y a las obras clásicas de la teoría marxista de la dependencia, en sus múltiples textos encontramos también otra reflexión fundamental del principal pensador bolchevique, mayormente “descuidada” o inobservada, por parte de sus críticos, sus partidarios e incluso hasta en sus exégetas.

      Se trata de (e) la hipótesis leninista que describe y denuncia la “superexplotación” o “explotación redoblada” [Lenin no utiliza explícitamente ninguna de estas dos palabras, aunque sí hace referencia al concepto teórico que aquellas designan. N. K.] de los pueblos coloniales, periféricos y dependientes, en particular, los pueblos indígenas.

      Reseñando los debates del Congreso Internacional de Stuttgart [1907] sobre el capitalismo mundial y el papel fundamental de la lucha contra la política de conquista de las grandes potencias imperialistas (escandalosamente justificado por los “socialistas” colonialistas Eduard Bernstein de Alemania y Hendrick Van Kohl de Holanda, por entonces dos de los principales líderes del revisionismo a escala internacional), Lenin escribe: “La burguesía establece en las colonias un régimen de auténtica esclavitud, somete a los indígenas a escarnios y violencias sin precedentes y los «civiliza» difundiendo el alcohol y la sífilis. ¡Y se propone que, en tales condiciones, los socialistas se dediquen a pronunciar frases evasivas sobre la posibilidad de reconocer en principio la política colonial! [Lenin se refiere a las tesis de

      E. Bernstein y H. Van Kohl. N. K.]. Ello equivaldría a adoptar abiertamente el punto de vista burgués. Ello significaría dar un paso decisivo hacia


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