Un Rastro de Crimen . Блейк Пирс

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Un Rastro de Crimen  - Блейк Пирс


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pasa, Keri? —preguntó Ray con expectación— Puedo asegurar que estás dándole vueltas en tu cabeza a alguna pista.

      Una vez más Keri se maravilló de que él pareciera capaz de leer su mente.

      —Es solo la entrega. Algo acerca de eso me está molestando. ¿Por qué este hombre, asumiendo que es un hombre, nos da el sitio con tanta antelación? Debe saber que si los Rainey nos contactaron, tendríamos horas para hacer exactamente lo que estamos haciendo —establecer un perímetro, instalar la vigilancia, juntar personal. ¿Por qué darnos la ventaja? Entiendo que exija el dinero desde temprano, y así darles tiempo para que lo reúnan, pero si fuese yo, llamaría a las once cuarenta y cinco p.m. para revelar el sitio de la entrega y diría que la reunión era a la medianoche.

      —Buena pregunta —convino él—, y encaja con tu sospecha de que a él no le importa el dinero.

      —No quiero extenderme en detalles, pero realmente creo que no —dijo.

      —Entonces, ¿qué crees que le importa? —preguntó Ray.

      Keri había estado sopesando esto en su cabeza y estaba feliz por la oportunidad de compartirlo en voz alta.

      —Quienquiera que sea este sujeto, creo que tiene una fijación con Jessica. Siento que la conoce o al menos se ha encontrado con ella. Él la ha estado observando.

      —Eso encaja. Todo sugiere que ha estado planeando esto desde hace rato.

      —Exactamente. Esas gafas de sol especiales que usó FedEx, el saber dónde estaban las cámaras, secuestrarla a la hora perfecta cuando ella estaba fuera de la vista de la escuela, pero todavía no estaba a la vista de su madre, en una parte del vecindario donde ninguno de los vecinos tenía cámaras de seguridad en el exterior. Todas estas son señales de alguien que ha estado trabajando en esto por un largo tiempo.

      —Eso tiene sentido. Pero el oficial de seguridad en la escuela no consiguió nada entre el personal. Lo verifiqué de nuevo en la estación. Ninguno de los maestros tenía registros más allá de multas de estacionamiento.

      —¿Qué hay del personal de mantenimiento o los conductores de autobús?

      —Son empleados a través de compañías externas. Pero todo el que tiene contacto con la escuela debe pasar una verificación de sus antecedentes. Podemos repasar la lista de nuevo. Pero el sujeto fue bastante cuidadoso.

      —Okey, entonces, ¿qué hay acerca de los empleados en negocios a lo largo de la ruta de la bici, u obreros en una casa en construcción en las cercanías —personas que la verían todos los días y estuviesen familiarizados con su rutina y tengan un registro?

      —Esas son buenas pistas que podríamos seguir en la mañana. Pero aspiro a que capturemos a ese sujeto esta misma noche y nada de eso sea necesario.

      Pararon en la casa de los Rainey y advirtieron la presencia de un auto policial estacionado lejos, bajando la cuadra. Se le había instruido para que no estacionara demasiado cerca de la casa por si acaso el secuestrador pasaba por allí. Caminaron hasta la puerta y tocaron. Un oficial la abrió de inmediato y ellos pasaron.

      —¿Cómo han estado? —le preguntó Ray en voz baja.

      —La mamá ha pasado la mayor parte del tiempo con el pequeño, intentando mantenerlo ocupado —respondió el oficial.

      —Y mantenerse ella misma ocupada —añadió Keri.

      —Eso creo —convino el oficial—. El papá ha estado mayormente callado. Ha pasado mucho tiempo estudiando el plano del parque en su portátil. Nos ha estado haciendo toda clase de preguntas acerca de nuestra vigilancia, para la mayoría de las cuales no tenemos respuestas.

      —Okey, gracias —dijo Ray—. Esperemos poder brindarle unas pocas.

      Como dijo el oficial, Tim Rainey estaba sentado ante la mesa de la cocina, con un mapa de Google del Parque Burton Chace en la pantalla de su portátil.

      —Hola, Sr. Rainey —dijo Keri—. Tenemos entendido que tiene algunas preguntas.

      Rainey levantó la vista por un momento, pareciendo reconocerlos vagamente. Luego sus ojos lograron enfocarlos y asintió.

      —En realidad tengo muchas.

      —Adelante —dijo Ray.

      —Okey. La nota decía que no contactara a las autoridades. ¿Cómo van a mantenerse sin ser vistos?

      —Primero, hemos colocado cámaras ocultas por todo el parque —respondió Ray—. Estaremos en capacidad de monitorearlas remotamente desde una van en un estacionamiento cercano. Además, el parque está poblado de personas en situación de calle y hemos vestido de esa forma a una oficial para ponerla allí. Lleva allí varias horas para no levantar las sospechas de los demás. Tendremos gente en el Club de Yates Windjammers que está al lado, observando desde un segundo piso con vidrios entintados. Uno de ellos es un francotirador.

      Keri vio que los ojos de Tim Rainey se agrandaban, pero no dijo nada mientras Ray proseguía.

      —Tendremos un drone disponible pero no lo usaremos a menos que sea absolutamente necesario. Es casi silencioso y puede operar hasta ciento setenta metros de altura. Pero no queremos correr riesgos con eso. En total, tendremos casi una docena de oficiales fuera del sitio, pero a sesenta segundos de la ubicación, para asistirle si las cosas se complican. Eso incluye a la Detective Locke y a mi persona. Estaremos en un bote civil en la marina, suficientemente lejos para observar los eventos a través de binoculares. Para esto hemos pensado en todo, Sr. Rainey.

      —Okey, eso es obvio. Así que, ¿exactamente qué necesito hacer?

      —Me alegra que preguntara —dijo Ray—. Es por eso que hemos venido hasta aquí. ¿Por qué no nos preparamos aquí mismo, ya que tiene el mapa a la vista?

      Él y Keri tomaron asiento a cada lado de Rainey y ella se hizo cargo.

      —Bien, se supone que usted se encontrará con él en el puente entre las pérgolas en el fondo del parque, cerca del agua. Y eso es exactamente lo que va a hacer —dijo Keri—. El parque mismo estará oficialmente cerrado, así que no puede aparcar en los puestos de estacionamiento. En parte es por eso que probablemente él lo está haciendo a medianoche. Cualquier auto en el estacionamiento se vería sospechoso. Usted aparcará en el estacionamiento público a una cuadra de distancia. Le daremos cambio. Todo lo que tiene que hacer es aparcar, pagar, y caminar hacia la zona de entrega. ¿Tiene todo esto sentido hasta ahora?

      —Sí —dijo Rainey—. ¿Cuándo tendré el dinero del rescate?

      —Usted irá a recogerlo al centro comercial Waterside cerca del parque.

      —¿Qué pasa si el secuestrador está observando?

      —Eso está bien —le tranquilizó Keri—. Su jefe será quien se lo entregue, justo enfrente de los cajeros automáticos del Bank of America. Ahora mismo él está siendo escoltado por uno de nuestros detectives. Habrá oficiales en el área, tampoco estarán a la vista, en caso de que el secuestrador intente tomar el dinero entonces.

      —¿Están marcando el dinero con alguna especie de localizador GPS?

      —Así es —intervino Ray—, y el bolso también. Pero todos los localizadores son muy pequeños. El del bolso será una puntada de la costura. Las marcas colocadas en el dinero son diminutas, adhesivos transparentes en billetes individuales. Incluso si hallara los billetes exactos, las marcas son muy difíciles de ver.

      Keri sabía por qué Ray había respondido esa pregunta. Estaba claro por la expresión contrariada de Rainey que no estaba feliz con los localizadores. No lo dijo, pero podían asegurar que estaba preocupado por cuanto los mismos podrían poner a Jessica en riesgo.

      Ray había tomado la palabra así que tenía que ser el portavoz de esa indeseable información. De esa manera, la relación de confianza que Keri estaba desarrollando con el ansioso padre no se vería socavada. Keri hizo un imperceptible gesto de gracias dirigido a su pareja.


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