Un Rastro de Crimen . Блейк Пирс
Читать онлайн книгу.de comprender.
Castillo no era todavía detective, pero debido a su competencia y entusiasmo, se había convertido, en la práctica, en un miembro junior de la unidad, casi siempre asignada a los casos. Y a pesar de su estatus de junior, no era una frágil florecilla.
Ahora mismo, sus ojos oscuros chispeaban y su cabello negro, recogido hacia atrás en una cola de caballo, se bamboleaba hacia arriba y hacia abajo siguiendo la animación de sus réplicas. Sus brazos musculosos y su constitución atlética estaban tensos debido a la frustración.
—Ninguno de nosotros es experto en esta clase de cosas —insistió el Detective Kevin Edgerton—. Necesitamos traer al psicólogo policial.
A Keri no la sorprendía que Edgerton quisiese seguir esa ruta. Alto y delgado, con los cabellos castaños siempre revueltos, era un genio de las computadoras que sabía los detalles y secretos de cada cosa, desde un teléfono inteligente a una red de servidores. Pero sin haber llegado a los treinta años, no siempre confiaba en sus instintos cuando se trataba de cosas con soluciones menos claras y precisas. Era parte de su naturaleza inclinarse ante la experticia, si ella estaba disponible.
El problema era que Keri no creía que un psicólogo policial tendría una mejor percepción de la carta que el resto de ellos. Cualquier conclusión a la que llegara solo sería una conjetura. Si ese era el caso, ella confiaba en sus propias conjeturas más que en las de otros.
El Teniente Hillman levantó sus manos para pedir calma y silencio. Para sorpresa de Keri, todos obedecieron.
—Envié una copia de la carta a la casa del Dr. Feeney. Él ahora la está viendo. Probablemente pronto tengamos una respuesta. Mientras tanto, ¿alguna otra reflexión, Sands?
Ray había estado sentado en silencio, pasándose la mano por la coronilla de su calva, escuchándolo todo. Desde su ángulo, Keri podía ver con claridad el reflejo de las luces de la estación en el ojo de vidrio izquierdo, que había reemplazado el que había perdido boxeando. Él levantó la vista y ella pudo asegurar cuál era su posición antes de que siquiera hablase.
—Me inclino a estar de acuerdo con Frank. La carta es tan fuera de lote que es difícil de creer. Todo es tan exagerado. Excepto la parte acerca de querer el dinero y adónde llevarlo. Esa sección es completamente directa; bastante conveniente, si me lo preguntan. Con todo...
—¿Qué? —preguntó Hillman.
—Bueno, no estoy seguro de si esto hace alguna diferencia. Sabemos muy poco y no tenemos mucho tiempo. Sin importar si es un sicópata o un estafador, en pocas horas hay una cita con él para una entrega.
—No sé si puedo coincidir —dijo finalmente Keri. No le gustaba contradecir en público a su pareja bajo cualquier circunstancia, y menos ahora cómo estaban las cosas entre ellos. Pero no se trataba de ello ese momento. Se trataba del trabajo y de encontrar a esta niña. Keri nunca antes se había mordido la lengua con respecto a un caso, y no iba a empezar ahora, sin importar las cosecuencias personales.
—Miren, no tengo certeza de si este sujeto es un falso o lo que dice lo dice de verdad. Pero creo que importa lo que es cierto. Si está simulando ser alguna clase de fanático religioso, y hace todo esto por dinero, lo prefiero. Porque entonces esto es una transacción para él y no algo personal. Y ese escenario es mucho más predecible. Significa que es más probable que aparezca. Y que es más que una prioridad para él mantener viva a Jessica.
—Pero no lo crees —dijo Ray, probando que la conocía tanto como ella lo conocía a él.
—Soy escéptica. Creo que es posible que la parte del dinero fue directa porque él no creía realmente en ello, y solo estaba diciendo lo que se supone debe ir en una nota de rescate. ¿Qué pasa si esa es la parte falsa y la real es toda la parte loca? Lo que quiero decir es que el contraste entre ambas secciones es tan dramático como ridículo. El lenguaje ‘sobrecalentado’ es donde parece estar su pasión.
—Parece estar —interrumpió Brody. Keri se recordó a sí misma mantener la serenidad. El pre-jubilado la estaba hostigando, esperando sacarla de sus casillas para hacer su argumentación menos creíble. Asintió de manera cortés y prosiguió.
—Sí, Frank, parece estar. No pretendo saber todo con certeza. Pero todo este discurso de liberarla de su propio espíritu maligno, de la maquinaria del Señor, es bastante detallado, como si hubiera desarrollado alguna especie de liturgia personal para reflejar su propia y deformada religión —una donde él tiene el control, como si fuera el Papa de su fe demencial. Y si esto es cierto, tenemos un problema mucho más grande.
—¿Cómo así? —preguntó Edgerton.
—Porque si todo esto es verdaderamente acerca de limpiar espíritus y agradar a su deidad, entonces a él en realidad no le interesa el dinero. Podría ser solo una forma de justificar ante sí mismo el secuestro, en términos sociales. Él se dice a sí mismo que es por dinero para poder funcionar con alguna especie de normalidad. Pero muy en el fondo, él sabe que es solo una excusa, que la verdadera razón por la que se la llevó es más profunda y oscura.
—Así que, Locke —dijo Hillman—, ¿estás sugiriendo que este sujeto libra una lucha interna y que el dinero es solo una forma de esconderse a sí mismo lo que realmente quiere hacerle a la niña?
—Quizás.
—Me parece mucha conjetura —dijo—. Aparte del lenguaje que empleó, ¿qué tienes para apoyar tu teoría?
—No es solo el lenguaje, Teniente. El solo hecho de que haya ofrecido regresarla, para permitir que su propio padre la purificara, sugiere que podría estar tratando de luchar con esta cosa, que está tratando de encontrar una ‘salida’, una forma de liberarla del demonio que no sea asesinándola.
Calló y miró en derredor los rostros de sus compañeros de trabajo, que eran una mezcla de escepticismo y genuina intriga. Incluso Hillman parecía estarlo reconsiderando.
—O podría andar tras el dinero y tu jerigonza esotérica está tan repleta de basura como él —dijo Brody de manera desdeñosa. Su comentario pareció sacar la buena disposición de la habitación y Keri sintió que cada quien se retiraba a su rincón de seguridad.
—¡Eres un Neandertal! —dijo Castillo, disgustada.
—¿Sí? —escupió él a su vez— Creo que podrías beneficiarte de una buen arrastre por los cabellos.
—¿Quieres ir ahora mismo, viejo? —dijo Castillo, dando un paso hacia él— Patearé tu trasero de ballena varada en la playa de regreso al océano
—¡Suficiente! —gritó Hillman— Tenemos que salvar a una niña de doce años y no tenemos tiempo para esta basura. Y Brody, otro comentario sexista como ese y retendré tu paga por el resto de tu jodida carrera, así solo sea un mes, ¿me has entendido?
Brody cerró su boca muy a su pesar. Castillo se veía como si todavía no hubiera terminado, así que Keri puso su mano sobre el hombro de ella y se la llevó lejos.
—Déjalo, Jamie —musitó por lo bajo— El tipo está a solo un burrito de un ataque cardíaco. No querrás que te culpen cuando se desplome.
Castillo rió suavemente a pesar de su enojo. Iba a replicar cuando el Detective Manny Suárez entró en la habitación. No había mucho que ver en Manny, con su barba de tres días, sus rollitos de grasa, y sus ojos de párpados caídos que le recordaban a Keri al enano Dormilón. Pero era un duro y capaz detective. Y lo más importante en ese momento, regresaba de la oficina FedEx donde la nota de rescate había sido dejada. Keri esperaba que tuviera buenas noticias.
—Dame algo bueno —dijo Hillman.
Suárez meneó su cabeza al tomar asiento ante la mesa de la sala de conferencias y sacar un único recibo del sobre manila que cargaba. Lo tiró sobre la mesa.
—Esto es todo —dijo—. Esta es la única pieza de significativa evidencia que pude colectar en la tienda FedEx. Tiene la hora y la fecha de la compra, que fue pagada en efectivo. Eso es