La práctica integral de vida. Ken Wilber

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La práctica integral de vida - Ken  Wilber


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gran experimento

      Desde hace miles de años, el ser humano ha utilizado, en todo el planeta, prácticas orientadas hacia el equilibrio y la transformación de su vida. Empezando en los rituales mágicos de los antiguos chamanes, pasando por la ciencia contemplativa de las tradiciones místicas y llegando hasta los últimos y revolucionarios descubrimientos científicos realizados en los ámbitos de la salud, la nutrición y el ejercicio físico, el ser humano siempre ha buscado la forma de establecer contacto con verdades más profundas que le permitan actualizar sus potencialidades más elevadas y aumentar su bienestar y su armonía.

      El acervo de conocimientos, enseñanzas y técnicas de que hoy en día, en plena era de la información, disponemos, es realmente extraordinario. ¿Cómo podríamos unificarlo todo? ¿Cómo podríamos dar sentido a la miríada de enfoques, procedentes de lugares y momentos tan diversos, de un modo que resulte relevante para nuestra vida individual y colectiva?

      La respuesta a todas estas cuestiones apunta hacia un experimento en el más profundo de los sentidos, una sorprendente exploración de nuestra conciencia y de la humanidad, un viaje hacia el futuro de nuestro cuerpo, de nuestra mente y de nuestro espíritu. Pero en modo alguno queremos decir que la visión presentada en este libro sea un enfoque “experimental” y no demostrado. Lo único que, con ello, queremos decir es que, para acceder a los “datos” de la práctica (y degustar, en consecuencia, sus frutos), debemos estar dispuestos a llevar a cabo el experimento. Ésta es, en nuestra opinión, una de las tareas más apasionantes y provechosas a las que actualmente se enfrenta el ser humano.

      La Práctica Integral de Vida es una forma de combinar adecuadamente la multitud de lo que nos ha legado el paso de los siglos con lo que nos proporciona la vanguardia de la psicología, los estudios de la conciencia y otros campos muy avanzados en un mismo marco de referencia que sea útil para la vida del siglo XXI. Ésta es una visión que, pese a ser simultáneamente antigua y moderna, oriental y occidental, y especulativa y científica, trasciende todas estas dicotomías. La Práctica Integral de Vida (o PIV) es integral en el sentido de que es “comprehensiva, total y equilibrada”. Es una síntesis entre “lo mejor” que nos ofrecen las tradiciones y las técnicas de transformación más avanzadas. La PIV es una exploración libre y valiente del territorio de nuestro propio ser y de nuestra propia conciencia.

      Los autores estamos orgullosos de presentar, en las siguientes páginas, los resultados de una investigación sobre las claves esenciales del desarrollo humano y la PIV, iniciada, hace ya más de treinta años, con unos cuantos pioneros avanzados. Lo único que hace falta, para ello, es la predisposición a intentarlo, es decir, la predisposición a llevar a cabo, en nuestra propia vida, el Gran Experimento.

      Esperamos que, independientemente de que se trate de un principiante o un practicante avanzado en busca de una visión más integral de la práctica, este libro le resulte útil. Trataremos de ayudarle a alcanzar sus aspiraciones más elevadas y crecer juntos en un aquí y un ahora cada vez más luminoso.

      1. ¿Por qué es necesaria la práctica?

      La Práctica Integral de Vida parte del mismo punto en que lo hace toda práctica, de la inspiración y el deseo de crecer y convertirnos en todo aquello que podemos llegar a ser.

      Hay ocasiones en que esta decisión es el resultado de una verdad profunda que nos ha tocado, conmovido, abierto o despertado, mientras que, otras veces, es el simple fruto de la frustración que acompaña a las experiencias de dolor, sufrimiento y sinsentido.

      Quizás sea el resultado del ejemplo edificante de una persona que vive una vida intachable, de la lectura de un libro repleto de comprensiones o de la presencia extraordinaria de un sabio o de un santo. Tal vez se trate de la muerte de un ser querido o de un amigo, o quizás caigamos sencillamente en cuenta del absurdo de una vida convencional sumida en el sinsentido.

      Lo cierto es que, en cualquiera de estos casos, habremos llegado a vislumbrar la posibilidad de una existencia más libre, más clara, más verdadera, más amorosa y más auténtica —, y querremos vivirla.

      Éstas son las cuestiones que, desde hace miles de años, han inspirado al ser humano. Hubo quienes, después de experimentar ese aguijonazo, entregaron su vida a un camino espiritual o místico y acabaron convirtiéndose en monjes, monjas, chamanes o yoguis. Otros, siguiendo senderos alternativos, se dedicaron a una disciplina transformadora y se convirtieron en samurais o en especialistas en artes marciales. ¿No les parecen todas ellas cuestiones muy serias y muy tradicionales?

      Pero las cosas no siempre discurren por los mismos derroteros. Por más sabias que sean las tradiciones, la práctica es, por su misma naturaleza, algo vivo y que se reinventa de continuo. No se atiene exclusivamente al camino trillado por las tradiciones, sino que rompe todas las cadenas. O, dicho en otras palabras, el espíritu de la práctica vivifica toda tradición.

      La tradición, a decir verdad, siempre depende de la innovación y la improvisación. Y, sin dejar de abrevar en el manantial profundo de la sabiduría del pasado, nosotros nos atenemos a la tradición… de romper con la tradición.

      No en vano el mundo cambia de continuo y lo mismo hace la vida humana, nosotros y la práctica. Son muchos los estratos y dimensiones que asume la Práctica Integral de Vida personalizada. Llega hasta donde nos encontramos y, en el proceso de adaptarse a nuestra vida, experimenta cambios y transformaciones muy profundas. Pero la esencia de la PIV es muy sencilla y encarna, en cualquier contexto, tanto antiguo como moderno, la intención que alienta toda práctica verdadera, despertar todas las dimensiones de nuestro ser y abrirnos en todas direcciones para llegar a ser auténticos, reales y totales.

      La Práctica Integral de Vida consiste en vivir de verdad, aumentar el nivel de integración de nuestra realidad y llegar a ser más reales que nunca. La PIV expresa el impulso de aumentar nuestra conciencia — ahora, ahora y también ahora— e ir profundizando ese despertar con el paso del tiempo.

      La Práctica Integral de Vida también tiene que ver con respetarnos profundamente a nosotros mismos, a los demás y a nuestra misteriosa existencia. Este respeto nos invita a dar más, a dejar atrás las visiones limitadas y fragmentarias y expandir, en este mundo hermoso y terrible, la libertad, el amor, la apertura y la profundidad, tanto nuestras como de los demás.

      La práctica es sencillamente, desde cierta perspectiva, lo que es, la decisión personal de asumir un determinado estilo de vida.

      Veamos ahora unas cuantas razones que explican la necesidad de emprender una PIV:

       abrazar y trabajar con la crisis, el dolor y el sufrimiento

       convertirnos en mejores personas… a todos los niveles y en todas las dimensiones de la vida

       asumir una vida más íntegra y excelente

       ir más allá de nosotros mismos

       ¡despertar!

       descubrir y entender el sentido de las cosas

       vivir en consonancia con nuestros niveles más elevados

       convertirnos en personas más vivas y creativas

       descubrir y/o alcanzar nuestros objetivos más profundos

       amar y respetar plenamente a los demás

       hacer las cosas lo mejor que podamos

       conectar con la vida, con el universo y con el Espíritu

       participar activamente en la evolución de la conciencia

       porque quizás nos hayamos enamorado del Misterio (o de Dios)

       o por ninguna razón concreta… sino tan sólo porque nos sentimos atraídos por ello

      Son muchas las personas que, después de haber experimentado un determinado


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