Torquemada y San Pedro. Benito Perez Galdos

Читать онлайн книгу.

Torquemada y San Pedro - Benito Perez  Galdos


Скачать книгу
la monstruosa infancia de Víctor Hugo, y otros peregrinos ejemplos que la compasiva embaucadora sacaba de su cabeza. Luego empezaron las preguntitas:

      —¿Qué has hecho desde ayer tarde? ¿Por tu casa ocurre algo? ¿Qué se dice por el mundo? ¿Quién se ha muerto? ¿Hay algo más del escándalo de las Guzmanas? (Eloísa y María Juana.)

      Porque Augusta le daba cuenta de las ocurrencias sociales y de las hablillas y enredos que corrían por Madrid. Fidela no leía periódicos, su amiguita sí, y siempre iba pertrechada de acontecimientos. Su conversación era amenísima, graciosa, salpimentada de paradojas y originalidades. Y no faltaba en aquellos coloquios la murmuración sabrosa y cortante, para la cual la de Orozco poseía más que medianas aptitudes, y las cultivaba en ocasiones con implacable saña, cual si tuviera que vindicar con la lengua ofensas de otras lenguas más dañinas que la suya. Falta saber, para el total estudio de la intensa amistad que á las dos damas unía, si Augusta había referido á su amiga la verdad de su tragedia, desconocida del público, y tratada en las referencias mundanas con criterios tan diversos, por indicios vagos y según las intenciones de cada cual. Es casi seguro que la dama trágica y la dama cómica (de alta comedia) hablaron de aquel misterioso asunto, y que Augusta no ocultó á su amiga la verdad ó la parte de verdad que ella sabía; mas no consta que así lo hiciera, porque cuando las hallamos juntas, no hablaban de tal cosa, y sólo por algún concepto indeciso se podía colegir que la Marquesa de San Eloy no ignoraba el punto negro ¡y tan negro! de la vida de su idolatrada compañera.

      —Pues mira tú—le dijo volviendo al mismo tema después de una divagación breve,—me has convencido. Me conformo con que mi hijo sea tan cerril, y como tú, tengo esperanzas de una transformación que me le convierta en un genio..., no, tanto no, en un ser inteligente y bueno.

      —Yo no me conformaría con eso; mis esperanzas no se limitan á tan poco.

      —Porque tú eres muy paradógica, muy extremada. Yo no: me contento con un poquito, con lo razonable, ¿sabes? Me gusta la medianía en todo. Ya te lo he dicho: me carga que mi marido sea tan rico. No quiera Dios que seamos pobres, eso no; pero tanta riqueza me pone triste. La medianía es lo mejor, medianía hasta en el talento. Oye tú, ¿no sería mejor que nosotras fuéramos un poquito más tontas?

      —¡Ay, qué gracia!

      —Quiero decir que nosotras, por tener demasiado talento, no hemos sido ni somos tan felices como debiéramos. Porque tú tienes mucho talento natural, Augusta, yo también lo tengo, y como esto no es bueno, no te rías, como el mucho talento no sirve más que para sufrir, procuramos contrapesarlo con nuestra ignorancia, evitando en lo posible el saber cosas..., ¡cuidado que es cargante la instrucción!... y siempre que podemos ignorar cosas sabias, las ignoramos, para ser muy borriquitas, pero muy borriquitas.

      —Por eso—dijo Augusta con mucho donaire,—yo no he querido almorzar abajo. Hoy tenéis dos sabios á la mesa. Ya le dije á Cruz que no contara conmigo... para que no pueda pegárseme nada.

      —Muy bien pensado. Es un gusto el ser una un poco primitiva, y no saber nada de Historia, y figurarse que el sol anda alrededor de la tierra, y creer en brujas, y tener el espíritu lleno de supersticiones.

      —Y haber nacido entre pastores, y pasar la vida cargando haces de leña.

      —No, no tanto.

      —Concibiendo y pariendo y criando hijos robustos.

      —Eso sí.

      —Para después verles ir de soldados.

      —Eso no.

      —Y envejeciendo en los trabajos rudos, con un marido que más bien parece un animal doméstico...

      —Bah... ¿Y qué nos importaría? Yo tengo sobre eso una idea que alguna vez te he dicho. Mira: anoche estuve toda la noche pensando en ello. Se me antojaba que era yo una gran filósofa, y que mi cabeza se llenaba de un sin fin de verdades como puños, verdades que si se escribieran habrían de ser aceptadas por la humanidad.

      —¿Qué es?

      —Si te lo he dicho... Pero nunca he sentido en mí tanto convencimiento como ahora. Digo y sostengo que el amor es una tontería, la mayor necedad en que el ser humano puede incurrir, y que sólo merecen la inmortalidad los hombres y mujeres que á todo trance consigan evitarla. ¿Cómo se evita? Pues muy fácilmente, ¿Quieres que te lo explique, grandísima tonta?

      Vacilante entre la risa y la compasión, oyó Augusta las razones de su amiga. Triunfó al cabo el buen humor, soltaron ambas la risa. Ya la Marquesa ponía el paño al púlpito para explanar su tesis, cuando entraron con el almuerzo, y la tesis se cayó debajo de la mesa, y nadie se acordó más de ella.

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4AAQSkZJRgABAQAAAQABAAD/2wBDAAMCAgMCAgMDAwMEAwMEBQgFBQQEBQoHBwYIDAoMDAsK CwsNDhIQDQ4RDgsLEBYQERMUFRUVDA8XGBYUGBIUFRT/2wBDAQMEBAUEBQkFBQkUDQsNFBQUFBQU FBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBQUFBT/wAARCAWgA4QDASIA AhEBAxEB/8QAHgAAAAYDAQEAAAAAAAAAAAAAAQIDBAUGAAcJCAr/xABgEAABAwMDAgQDBgMFBAcC AB8BAgMEAAURBhIhMUEHEyJRCBRhCRUycYGRI0KhFlKxwdEkM2LhF0NygpKi8CVTc5PxNGOyszVE VHSDwiYnNmSElKO0w3bSGDdGVXWk1P/EABsBAAIDAQEBAAAAAAAAAAAAAAIDAAEEBQYH/8QAQxEA AQMCBAMECAUCBQQDAQADAQACEQMhEjFBUQQTIjJhofAUI0JScYGRsQUzwdHhJFMVNENUYkSi4vFy gpLSJWOD/9oADAMBAAIRAxEAPwDn/pvWF4tkzeiS68jBKkrUVAfWrhd/GC6OWlLTK1MuKVhbqOoH 0qT114XvxrQ47bGlOlKgVoaHqKe/A61TNM6Juj/nuGK6iOkYytJAKvpmsQLXjEtvU3pW0PDvxHjz LEtN7lJS6lza286oJKk4HX9e9SmotXzYiYRsCWZzTq8PHOcDjHfjvz9K0Jq6zS7bNSHW1pbKfQcc fWldOPTYsNRQ8ppBX6QpWM/lVGmO0FbX+yV6Wj3RsOJCpCA4r8KCoAn8h3qRauslD2MZZ253buc5 6YryTcLjcU3Jbj6nFPbspVnnHbFbX0t4uobYYjzlhyQEhKvcmlOpuAEFNDg4kFbyYvKUp5wT9aUf fjXBr+IBx7VofTWsp7WoZci5TSbeoLO1axtHPp2jtitjac1rZr2VsxJrbjqRkpzg49+eoqi5wso0 Aq3NNxyypCUgexpszbG0PeYpXP51EQpj8WKkzpUcuJyXHG/Q3146njjFS8V9uW0HG3A6gjIWhQIP 5EUGeaO4yTG8MS47zSoDaHgtYDgWrGE9yPf8qTMZ21NqeWgKK+cJHFSgJWSlPB+tAlbgGx0pWnvn mhwMUlypkiyytV39JnQkJtbbO5MkK9W/+7ipFcdNg09dHLZH8yc2wotHbk598d8datDchpLJbSnG faj29tlneVDrVhgmyouK8m6Uky52t/MecW6pRJWtfPNeurG6FWllIOSEiqrcvDKA9IenxChElYJG Rxu7Zpnp1OobRAQ1cVtvSUqOVMj047VqLwLlZg0xC2KTuSPTyKFLaXhyMGqsi93DylJCQF9ioZFS Ee+LbRlbZohWYUBpHRTZj4GAcUmG1oPCjUV/aVCnAOEp53ZHNPo12jyOiwP1ow8HJBhITlDjqTkc 0HzCyr1IBH5UQyQpR2uJI7YpQLynJ5/KjmVRCUX5LwwtpOPyppIslslD1J2n6UfcrPsKAqQrsc1U qioafoxgqZVESHMuAL3ObdqO6h7n6UZ7R6m8GM8Qoe5qaQ2VD0qxQqbcHVRH60JY0o2vLclra4aE vkzVIQY6DbfK3/N7xnf/AHcZpjevCCS7co8sKGUKBNbVKnE9FE0RTrquDnFFGHJQuLrFRGj5N1VC fYukNuIGnShjy17itsdFGrJztyOT7Gmre7PSnIJKaIXSzawUFrdxSraw2BsUrAODnFa91JdLzp5q HEt8YTUSXAl3cfwpP/rrVz8UUzTZGRAcbblbhtU6Mp680FwMVnTrD5KPnAkcH3+lZaucrVSOygLf 4fqs7r85pZUtSd6UZ71WRN1bfLyu2uQxHgFJ/j7cY49/z4xWztMS5EhtiQ+40lKd3nNrSSpQx6dp zgc9c08nSGLshYZb8lxvncBjNZJAzWskuVLsOnDpSF5txeSsrPoCjzmkLTqi7Pt3BmXFZhTwtQjk Kzvb7GkI7Ny1PqCXHuDqTBYWlUZKE4KcdcnvVgvGm48hxN0bcCXGEbQntkDjP0owBCEkla+en6qj Wu5SXGC8tP4UlO7AzyQO+BTvTOqpcrR4W0zsnpUoLAGM88HHatk6QZlXzTaE3dyO7IG5Di46dqSM 8frUHqLR79itLv8AZ9TKZBWFbnk7kgZ5qjGSoSbqpvSdRzocJ9u3Jkv+dh1TvAQn9x9eauMmbbWk KujSSZzSdoSKydcXrrBjMRNiVox5wQMfn+lR1z0tckaot06A+ymzBOJaF9T+VAIKKYVOt+utQXrV a4zsXbbSDlRRjaMfi3e+e1WxvUbVisTrw/2l4K7c1ak6ZizEutR0JSlwHK0jpVSsWgbnpqbc27ot mRaHVZjhJyoc9TxxxRkNchBIsoTRtxvGuJT8+5MCMlhY8taU7QR3GO+OOan9YIk2WM9qC2FMiUyg JSgjcBzgnHfAo+sHnLdbPkdPBKVupICh/KqqrYbfqGE/Htl63Ox3ySo7grCfqRVicxEKjGSnNI68 c1baMrbSzdBkLKRhJ9jjt+VNtZaku+mIMJ6K01

Скачать книгу