Prácticas artísticas e internet en la época de las redes sociales. Juan Martín Prada

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Prácticas artísticas e internet en la época de las redes sociales -  Juan Martín Prada


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      Akal / Arte Contemporáneo / 30

      Directora

      Anna Maria Guasch

      Juan Martín Prada

      Prácticas artísticas e internet en la época de las redes sociales

      Diseño cubierta: RAG

      Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

      Nota a la edición digital:

      Algunos de los proyectos artísticos mencionados en el libro ya no son accesibles en la red. No obstante, por motivos historiográficos, se mantiene la referencia a la web original.

      © Juan Martín Prada, 2012

      © Ediciones Akal, S. A., 2012

      Sector Foresta, 1

      28760 Tres Cantos

      Madrid - España

      Tel.: 918 061 996

      Fax: 918 044 028

       www.akal.com

      ISBN: 978-84-460-3622-7

      Prefacio

      En este libro abordaremos un análisis de la relación entre arte e Internet a lo largo de la última década. Más concretamente, nuestro campo de estudio será el conformado por todas aquellas manifestaciones artísticas que, o bien han hecho de Internet su contexto de actuación específico, o bien su campo o tema de reflexión principal. No vamos a proponer aquí, por lo tanto, sólo una investigación sobre las nuevas aportaciones del Internet art (aunque este conjunto de creaciones asuma, en cualquier caso, la mayor parte de nuestra atención), sino también de todas aquellas que, sin ser propiamente obras «en línea», han tomado Internet como objeto de sus investigaciones.

      Aunque a lo largo del libro realizaremos una exégesis de la relación entre arte e Internet desde sus inicios, el contexto histórico en el que primordialmente centraremos este análisis es la llamada «segunda época» de la web, iniciada a principios del siglo XXI. Una fase caracterizada por la generalización ya del uso de conexiones de alta velocidad, pero, sobre todo, por la aparición de nuevas dinámicas multitudinarias de participación e interrelación en torno a una miríada de redes sociales y de nuevas formas de generación de contenidos por parte de los propios internautas, a través de blogs y de grandes repositorios colectivos de archivos compartidos por millones de personas diariamente. Una «segunda época» de la web que ha supuesto la consolidación de una serie de estrategias empresariales cuyo modelo de negocio se identificará aquí como la base sobre la que ha tenido lugar la instauración de un complejo e inclusivo «sistema-red». Un periodo en el que también se ha dado por finalizada la fase desktop de Internet, en la que el acto de acceder a ella estaba vinculado al empleo de un ordenador emplazado en algún lugar concreto. La aparición de infinidad de dispositivos móviles de envío, recepción y gestión de datos, de medios locativos y de computación ubicua en general, ha hecho posible el desarrollo de un inmenso conjunto de nuevas prácticas sociales y comunicativas que conformarán el ámbito de referencia principal de muchas de las manifestaciones artísticas aquí analizadas.

      Todas esas profundas transformaciones que han tenido lugar a lo largo de los últimos diez años, han ido generando un contexto muy diferente al que dio origen a las primeras propuestas del arte de Internet a principios de la década de los noventa del pasado siglo; manifestaciones artísticas que, no lo olvidemos, surgieron como exploración creativa y experimentación crítica de la propia red y de sus tecnologías. Indudablemente, era necesario continuar reflexionando acerca de la evolución de estas prácticas artísticas en el nuevo contexto, estudiando cómo ahora los artistas se apropian de las redes sociales, plataformas de participación y metaversos como contextos de referencia y actuación, mientras ponen a prueba, una vez más, los potenciales críticos y subjetivizadores del pensamiento propio del arte, exigente siempre de una potente dimensión interpretativa.

      No obstante, debemos tener muy en cuenta que muchos de los desarrollos más interesantes de la relación entre arte y conectividad no van a acontecer durante esta década ya sólo en la exploración o investigación creativa de un medio concreto (la red) y de sus tecnologías. Por supuesto, esa exploración de las posibilidades específicas que ofrecía Internet como nuevo medio para la creación artística fue prioritaria en los inicios del Internet art (que, no en vano, podríamos caracterizar como la última gran corriente artística del siglo XX definida por el medio del que hacía uso). De hecho, la relevancia del carácter específico del medio o tecnología empleados por el artista es la que justifica, como veremos, el uso de uno u otro de los muchos términos con los que se han identificado las obras en línea a lo largo de estos años, desde los más inclusivos, como net art o Internet art, hasta los más particulares, como browser art o blog-art, por ejemplo. Sin embargo, el protagonismo de ese análisis en la obra de muchos artistas ha ido poco a poco diluyéndose con el paso del tiempo. Han ido tomando fuerza otros intereses vinculados, sobre todo, al estudio de las dinámicas sociales y creativas generadas por los usos de las nuevas plataformas y servicios de la web. Por ello, en nuestros días, lo sustancial de la relación entre arte e Internet tiene que ver con una reflexión mucho más amplia que la que protagonizó aquellos primeros momentos. Los nuevos intereses se canalizan ahora a través de todas aquellas propuestas «acerca de» o «sobre» Internet, es decir, cuyo tema u objeto de investigación principal sea cualquier aspecto que tenga que ver, de forma esencial, con ese conjunto descentralizado de redes de comunicación interconectadas que es Internet, en cualquiera de sus dimensiones, estéticas, técnicas, lingüísticas, económicas, sociales o políticas (e independientemente de que para experimentar esas obras se necesite o no estar conectado a él).

      Podríamos afirmar que la fundamentación de la mayor parte de las obras aquí analizadas radica en la hipótesis de que los aspectos alegóricos y subjetivizadores, interpretativos y críticos que son propios de la actividad artística contienen un poderoso potencial para el desarrollo de formas alternativas de experiencia reflexiva acerca de los hábitos y formas predominantes de intercambio lingüístico, colaboración y participación que se dan hoy en la red. Por ello, en este libro se ha querido incidir especialmente en la determinación de los potenciales críticos que son inherentes a la naturaleza interpretativa de las nuevas manifestaciones creativas tanto de la red como acerca de la red; de cuáles pueden ser sus aportaciones en el análisis de los procesos de producción de subjetividad y experiencia que hoy la caracterizan.

      Pero éste no es nuestro único objetivo. A un nivel más general, trataremos aquí también de evidenciar las numerosísimas vías abiertas para el desarrollo de nuevas poéticas que el estado de una hiperconectividad generalizada ha hecho posible, epílogos todas, en cualquier caso, de aquellas primeras indagaciones del arte de Internet de principios de los noventa. Resulta evidente que el enfriamiento de la «euforia» por este tipo de arte que se vivió a mediados de los noventa del pasado siglo no ha hecho más que asentar, en un contexto de producción e interpretación mucho más amplio y exigente, las reflexiones que aquellas pioneras manifestaciones artísticas aportaron en sus inicios, permitiéndoles alcanzar, a lo largo de la última década, su momento de mayor interés y madurez.

      * * *

      No quisiera terminar esta breve introducción sin agradecer a Anna Maria Guasch, directora de esta colección, el interés y la confianza depositada en este trabajo. A Jesús Espino, subdirector de Ediciones Akal, por todas sus atenciones y por el cuidado de esta edición. A Remedios Zafra, por todo lo vivido y debatido durante todos estos años. También a los autores de las obras que ilustran este texto, así como a todos los que, de una manera u otra, han contribuido a que este libro haya sido posible, especialmente a Jeremy Aynsley y Andrew Loveland en el Royal College of Art de la Universidad de Londres, Ramón Rodríguez en la Universidad de Sevilla, Sadhna Jain en Central Saint Martins College of Art and Design y al


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