Mercados y bienestar. Varios autores

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Mercados y bienestar - Varios autores


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2001d), el capital humano (Cuevas, 1996), la industria (Cuevas, 1986b), los empresarios (Cuevas, 2006, 2007b), la relación entre el derecho y la economía (Cuevas, 2002a), la enseñanza de la economía (Cuevas, 1993, 2001b, 2002b) y el comercio internacional (Cuevas, 2001f, 2011, 2015).

      Esta diversidad de temas es la mejor expresión de la mirada comprehensiva que tuvo Cuevas de la teoría económica. En la discusión sobre la transformación de valores a precios calificó, sin modestia, su solución como la “transformación correcta”. Y se vanagloriaba porque había asumido con éxito el reto planteado por Engels hace más de un siglo, después de la muerte de Marx y antes de la edición final del tercer tomo de El capital. Por aquellos días, Engels invitó a los economistas a anticiparse a la solución del problema de la transformación que se encontraría en el tercer tomo2. Las interpretaciones continúan siendo diversas, y el debate que no pierde actualidad tiene momentos de mayor intensidad. La preocupación teórica subyacente es fundamental. Se trata de comprender la función del dinero como medida del valor, una preocupación que ya era explícita en la caracterización de la moneda que propuso Aristóteles. El dinero tiene tres funciones: medida del valor, medio de cambio e instrumento para atesorar. La transformación de valor a precios toca la primera de estas funciones. La economía no marxista, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, centró su atención en el análisis de la moneda como medio de cambio, dejando de lado las otras dos funciones.

      En el campo de la elección colectiva, después del trabajo de Arrow (1951) la discusión ha seguido dos caminos. Uno, que sigue centrando la atención en la lógica inherente a los teoremas de imposibilidad, y es la opción escogida por Sen (1979). La otra línea de la reflexión les da relevancia a los procesos propios de la votación y de los diversos mecanismos que permiten resolver de la mejor manera posible los problemas inherentes a la regla de decisión por mayoría. Es la alternativa de la llamada elección pública, que tuvo como punto de partida la respuesta de Buchanan y Tullock (1962) al texto de Arrow (1951). En Proceso político y bienestar, Cuevas (1998) claramente muestra su preferencia por el camino de Buchanan y Tullock. La economía institucional ofrece un adecuado soporte analítico para estas discusiones sobre los sistemas de votación. Cuevas encuentra en el institucionalismo una forma de conjugar los elementos teóricos básicos con las relaciones contextuales que imponen condiciones y que obligan a introducir metodologías de análisis que dejen de lado el simplismo del ceteris paribus. Según los institucionalistas, como según Keynes, las convenciones son necesarias para mitigar la incertidumbre del futuro.

      A partir de su lectura de Smith, Cuevas logra una excelente formulación del problema de la elección colectiva:

      En efecto, concluye Smith que ninguna sociedad puede ser próspera ni feliz si la mayor parte de sus miembros es pobre y miserable; y que es “apenas equitativo” que los trabajadores directos “tengan una parte del producto de su propio trabajo” que les permita vivir “tolerablemente bien”. Pero resulta que el sistema competitivo, sobre todo en condiciones como las conocidas por Smith, queda abierto a fallas en este sentido (bienestar y justicia distributiva). La actitud de Smith frente a esta falla fue paradójica. El máximo defensor de la libertad competitiva clama por la necesidad de justicia. (Cuevas, 1986a, p. 31).

      Este párrafo sintetiza muy bien diversas preocupaciones de Cuevas. Primero, su respeto a la lectura de autores. Segundo, su reconocimiento de las virtudes del mercado. Tercero, su convicción de que las bondades intrínsecas de la división del trabajo y de las dinámicas del mercado no resuelven los problemas fundamentales relacionados con la felicidad, la calidad de vida y el bienestar. Cuarto, su insistencia en que las dificultades del mercado tienen que ver no solo con la solución de aspectos complejos como la justicia, sino también con la incapacidad de dar cuenta de inconsistencias intrínsecas al proceso económico, como la incompatibilidad entre el precio natural y el precio de mercado.

      Cuevas siempre creyó en la relevancia de la articulación del derecho con la economía y en la necesidad de indagar por las características del espíritu empresarial. La firma no es una caja negra, porque las decisiones que se toman en su interior están determinadas por los misterios del espíritu empresarial. Fue, como los grades economistas clásicos, un admirador de la audacia del empresario que se ve obligado a tomar decisiones en medio de la incertidumbre frente al futuro.

      Subrayó la importancia de la teoría y, con razón, advertía sobre el mal uso que se hace con frecuencia de herramientas como la matemática y la econometría. Sin un marco teórico adecuado, decía, los análisis empíricos pierden sentido y no contribuyen al avance de la disciplina y, mucho menos, al mejoramiento de la calidad de vida de las personas. En sus análisis se observa un afán por caracterizar el pensamiento clásico diferenciándolo del neoclásico. Esta búsqueda de taxonomías, útil en el debate entre escuelas, tiene el inconveniente de reducir el alcance analítico de cada pensador. Y como las sutilezas abundan y los enfoques sobre temas diversos son heterogéneos, la frontera entre escuelas se difumina. Esta es una de las razones que dificulta el seguimiento de su debate con Cataño.

      En este libro, a propósito del pensamiento de Homero Cuevas, se presentan capítulos sobre temas diversos: la teoría de Marx, la enseñanza de la economía, la gravitación de los precios de mercado alrededor del precio natural, el cambio técnico, el sistema educativo y la evolución de la estructura de la familia. De una u otra manera, estos temas fueron abordados por Cuevas en diversos momentos de su vida.

      I. LA DUALIDAD DE LOS ENFOQUES EN LA TEORÍA DE MARX. EL DINERO Y LA RELACIÓN ENTRE EL TRABAJO CONCRETO Y EL TRABAJO ABSTRACTO

      Es este capítulo Cataño retoma algunas de las reflexiones de su larga polémica con Cuevas3. Uno de los aspectos central del debate Cuevas-Cataño fue la caracterización de los elementos constitutivos de la economía clásica, y su diferencia con el modelo neoclásico. Cataño (2003) critica el capítulo IV de La Economía Clásica en Renovación (Cuevas, 2001a), titulado “Selección Endógena de Técnicas”.

      Piensa Cataño que el ejercicio analítico realizado por Cuevas no fue exitoso. Primero, porque no logra precisar las características de la economía clásica y, segundo, porque se deja obnubilar por los aportes de la renta diferencial de Ricardo. Cuevas cree, de manera equivocada, que Ricardo les ayuda a los neoclásicos a resolver los problemas inherentes a las rentas diferenciales y a la sustitución de técnicas. Y, además, está convencido de que gracias a Keynes, habría alguna alternativa para entender la relación de la moneda con el valor y con la equivalencia de los precios relativos. De acuerdo con Cataño (2003, p. 18), “[...] el verdadero resultado [de Cuevas (2001a)]


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