La religión socialista. Los malhechores del bien. Jesús Ángel Murco Cacho

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La religión socialista. Los malhechores del bien - Jesús Ángel Murco Cacho


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un grupo es más manejable que un individuo.

      Por supuesto que un religioso socialista no admitirá ni que es religioso, ni que al Estado se le pueda considerar su dios, porque la idea que tienen de él es la de un ser humanizado, creador, paternalista, al que se adora en ritos ajenos a ellos. Pero si abrieran un poco su mente se darían cuenta que es lo mismo. Marx, uno de los grandes santos de la nueva religión, definía al capitalismo como un régimen donde el hombre era explotado por el hombre, existiendo dos clases antagónicas, la burguesía y el proletariado. Marx afirmaba que el Estado era una herramienta que utilizaba la clase burguesa para poder dominar al proletariado. Por ello la clase oprimida debía tomar el control del Estado, por medio de lo que llamó “la dictadura del proletariado”, y hacer uso del mismo para eliminar las clases sociales. Por eso, es un propósito fundamental, no eliminar ese Estado opresor, sino hacerse con él, transformarlo, y que fuera el norte a seguir. Así, ese Estado se transformaría en el dios de la nueva religión que seguiría explotando a los hombres pero ahora no por la burguesía sino por los intelectuales socialistas, los nuevos cardenales y obispos de la nueva religión.

      Veamos ahora las anteriores características de este dios, llamado Estado en la religión socialista, comparándola con las características del dios cristiano citadas anteriormente:

      • Omnipotencia o poder absoluto sobre todas las cosas, poderlo todo. El Estado socialista debe tener un poder total sobre las personas y las cosas. Esto se logra en la utopía socialista que es el comunismo. Mientras llega, el socialismo trata que su dios, el Estado, vaya apoderándose de todo y de todos, poco a poco, sin que se note, a veces burdamente, manifestando a las claras sus intenciones.

      • Omnipresencia o poder estar presente en todo lugar, abarcarlo todo. El Estado debe estar siempre presente como salvaguarda de la vida de las personas y abarcar todos los campos del desarrollo de las personas y de las sociedades. Nada debes hacer sin su permiso, él te guiará por el buen camino porque sabe qué es lo mejor para ti, debes confiar ciegamente en él.

      • Omnisciencia o poder absoluto de saber el pasado, presente y futuro de las cosas, saberlo todo. El Estado debe saber todo sobre ti, para poder saber lo que te conviene. Si te apartas del camino trazado por él, puedes contaminar a las personas que te rodean, por lo que será necesario actuar contra el hereje.

      Los seguidores de la nueva religión a veces oyen: ¿Por qué pedís al Estado que os de todo hecho, que os de trabajo, sanidad, vivienda, comida? ¿Qué hacéis vosotros para conseguirlo? Sencillamente es que ya no saben ganarse la vida, están inermes ante quien se supone que les protege, en realidad estamos en sus manos, puede abrir o cerrar fábricas, eliminar a discreción puestos de trabajo, generar leyes opresoras, ejercer la violencia impunemente, etc. Pocas, muy pocas expectativas dejan para poder liberarte del Estado, la vía de la autosuficiencia es altamente peligrosa para el Gran Leviatán. Estamos en manos de dios, y de qué manera. Muchos occidentales de hoy ven al papá Estado como un sustituto de la madre Iglesia que durante los siglos pasados daba de comer y asistía a muchísima gente. Un simple cambio de nombre de dios.

      El Estado no es la nación, ni el país, ni la patria, hay que saber diferenciarlos:

      • Un país es el lugar geográfico donde vive una comunidad humana, es el territorio que forma la unidad geográfica.

      • Una nación es un concepto cultural, es la comunidad de personas que forman parte de un país unida por lazos étnicos o de historia.

      • La patria, la tierra paterna, la de nuestros padres, es algo más que un lugar, es toda la historia y la tradición de esa nación, es el reconocimiento y respeto a la lucha, al saber, a la labor de nuestros antepasados que con su trabajo, su esfuerzo y sus vidas han logrado conformar lo que hoy en día es la nación en la que vivimos. Patria es un concepto de pertenencia, de genealogía histórica, es la idea común que une a una comunidad que proviene de la historia de su pasado y que se traslada al futuro como modelo a conservar o respetar. Es la herencia que cada generación recibe de la precedente, un patrimonio.

      El sentimiento patriótico, a diferencia del sentimiento nacionalista (el odio al otro), se afirma en sí mismo, no frente a nadie, es el amor y el respeto hacia lo propio. Por eso los religiosos socialistas no se sienten patriotas y miran de reojo los conceptos de nación, patria, himno, bandera y ejército, les repele porque ese pasado está basado en otra religión a la que odian, el cristianismo. Ellos quieren un mundo nuevo en el que ese pasado no cuente, quieren su propia bandera y su propio ejército y no una nación sino el mundo entero, el estado mundial socialista, el Gran Leviatán de Hobbes, monstruo bíblico garantía de la paz y la libertad de sus súbditos. En la Revolución Francesa cambiaron el nombre de los meses; y la cronología de los años ya no correspondía al nacimiento de Jesucristo, sino al de su revolución, todo debía ser nuevo y lo viejo debía ser eliminado, así se comportó el cristianismo con Roma y Grecia, y el islam con las culturas que arrasaba, ellos, los religiosos socialistas no podían ser menos.

      • El Estado, en cambio, es el conjunto de leyes y normas creadas por los hombres, como los hombres crearon a dios, por los que se rigen las naciones o países, siendo la Constitución el conjunto de leyes principales. Estas normas son necesarias para la convivencia en común y en un mundo libre estas leyes se basan en la razón y la buena voluntad por el bien de todos. Estado, es un concepto político-administrativo. Pero esto ocurre en las naciones occidentales modernas, con todos los fallos que se puedan observar. En siglos anteriores, y en las naciones musulmanas de hoy en día, el Estado estaba dominado por las religiones y las leyes que los regían no eran racionales sino míticas, basadas en los mandamientos y privilegios de dios y sus representantes. Para los cristianos, el Estado era la Cristiandad y su Constitución los Evangelios; para los musulmanes, el Estado es el Islam y su Constitución el Corán. Los religiosos socialistas quisieron cambiar eso y lo que lograron es crear otro dios mítico con apariencia racional, un Estado acorde a sus ideas que debía dominar el mundo, ninguna diferencia con las religiones clásicas. Ernst Jünger dijo que el Estado nacional es una idea; la patria, una realidad.

      Hoy que tanto se ataca a la religión, sobre todo a la cristiana, desde el Estado es conveniente tener también ciertas ideas claras:

      • Estado aconfesional: no profesa religión oficial alguna aunque puede llegar a acuerdos con alguna, no excluye el hecho religioso por lo que en las escuelas puede haber crucifijos, belenes, etc. España en la actualidad.

      • Estado confesional: es partidario de alguna religión, suponiendo que un ente tenga conciencia. La España de Franco, Arabia, Marruecos.

      • Estado laico: no quiere mezclarse con ninguna religión, excluye el hecho religioso de sus competencias, especialmente la educación pública, salvo la que le complazca como el marxismo. La España futura, casi presente, Francia, México, China.

      La sociedad occidental es la más desarrollada porque es la más racional, ha logrado separar, gracias a la razón, la religión del Estado, si no en su totalidad, en gran parte. Para evitar guerras entre naciones, los países firmaron la Carta de Naciones Unidas, que establecen unas fronteras inamovibles. Por medio del derecho internacional se procura sustituir todas las guerras por la diplomacia. Dentro de cada nación se crearon las Constituciones, leyes por las cuales podemos vivir juntos. Como escribe el filósofo Guy Sorman “Esta alianza entre el derecho internacional y la Constitución constituye el mayor progreso que se haya logrado jamás en la humanización de la historia y la mayor derrota de la barbarie”.

      La separación entre el Estado y la religión no ha ocurrido en el islam y en el socialismo, siguen siendo una unidad, y la razón no puede desarrollarse. Como escribió Nietzsche: “Para los superfluos ha sido inventado el Estado.” La sociedad occidental, al ser más desarrollada, tiene también más responsabilidad y debe actuar contra el islam y el socialismo de forma razonable pero manteniendo su estatus superior y que cada vez existan menos seres humanos superfluos y puedan desarrollarse como personas libres. Nietzsche dijo que habían pasado 2000 años


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