Psicología del vestido. John Carl Flügel

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Psicología del vestido - John Carl Flügel


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Tanto la confluencia como el contraste pueden usarse, por supuesto, de muchas maneras sutiles en los detalles del atuendo. Pueden emplearse, por ejemplo, para acentuar la pequeñez de alguna parte del cuerpo, cuando así se desea, como se ejemplifica en el párrafo siguiente: «A menudo es en el volumen del objeto en donde se oculta el secreto de su seducción. Este pañuelo de batista no interesaría a nadie si no fuera tan exiguo. Extraviado, parece al que lo recoge un copo de nieve que se funde en su mano. Este pañuelo atestigua bien la insignificancia del rocío que restaña: será reemplazado mañana, sin transición, por un enorme pañuelo de seda que desborde del bolsillo que, por el medio contrario, por la desproporción entre la causa y el efecto, hace pensar exactamente en la misma cosa: en la extrema pequeñez de la nariz», (Bibesco, 4, p. 150.)

      14. Como lo aclara Flaccus, op. cit.

      15.Las consideraciones aportadas recientemente por Cullis (18) hacen que parezca posible que dichos efectos del viento (sobredeterminados por las ideas asociadas con los gases intestinales) pueden haber desempeñado un papel mayor en el desarrollo de las prendas voluminosas y curvadas de lo que se sospechaba previamente.

      3. El adorno: aspectos formales

      Cada adorno suyo con gracia miente

      En una composición del curioso azar o de un arte indolente.

      Godfrey of Bullogne

      Edward Fairfax

      Hemos realizado hasta ahora la primera de las dos tareas enunciadas al comienzo del capítulo anterior, es decir, se han examinado los principales propósitos psicológicos y sociales del adorno. Podemos pasar, entonces, a la segunda parte: la descripción de las principales formas de adorno a través de las cuales se expresan estos propósitos, en especial, el considerado en último lugar.

      Las maneras de adornarse pueden clasificarse muy convenientemente en dos categorías fundamentales: corporal y externa. El adorno corporal consiste en moldear o manipular el propio cuerpo; el adorno externo en agregarle ropa u otros objetos ornamentales. El adorno corporal no nos interesa demasiado en este trabajo; sin embargo, puede ser conveniente considerarlo brevemente, en tanto que: 1) los motivos que impulsan a esta forma de adorno son muy similares a los relacionados con el uso de la ropa; 2) las dos formas de adorno pueden tener en algunos casos una cierta interdependencia. Así, los aros de las orejas o de la nariz implican alguna mutilación de las partes del cuerpo correspondientes, y muchas formas de vestimenta europea han dependido para su pleno efecto de algún estrechamiento (es decir, deformación) de la cintura.

      Para nuestros propósitos, las dos principales formas de adorno pueden considerarse según varias subcategorías, como las siguientes:

      corporal

      Cicatrización: embellecimiento por medio de cicatrices.

      Tatuaje.

      Pintura.

      Mutilación.

      Deformación («plástica corporal»).

      externo

      Vertical: tendente a aumentar la estatura aparente.

      Dimensional: tendente a aumentar el tamaño aparente.

      Direccional: acentúa los movimientos del cuerpo.

      Circular (con forma de aro): que llama la atención sobre los contornos redondeados del cuerpo.

      Local: que acentúa una parte especial del cuerpo.

      Sartorial: embellece prendas ya existentes.

      Cicatrización

      Esta forma de adorno consiste en cicatrices hechas a propósito en la piel para embellecerla. Es una costumbre muy difundida entre ciertos pueblos primitivos, especialmente entre las tribus nativas de Australia. La figura 7 ofrece una buena idea de la extraña apariencia que las cicatrices pueden dar a la piel. Este adorno parece en realidad muy alejado de nuestros propios ideales de belleza, no obstante lo cual existen algunos ejemplos en la cultura occidental que pueden ayudarnos a comprender a los que admiran las cicatrices. Entre los pueblos guerreros, las cicatrices producidas en el campo de batalla han sido vistas a veces como un signo de honor y, por lo tanto, como señales que enaltecen, y no que denigran la apariencia humana. Hasta se ha hecho una distinción entre cicatrices «honrosas», las de la parte anterior del cuerpo, adquiridas presumiblemente al enfrentarse con gallardía al enemigo, y cicatrices «deshonrosas» en la parte posterior, porque se supone que evidencian una huida. En los tiempos modernos, el caso más notable de admiración de las cicatrices lo proporcionan los estudiantes de las universidades alemanas. En estas universidades el duelo ha sido considerado durante mucho tiempo como una honrosa forma de deporte, y las cicatrices así producidas llegaron a ser admiradas como signo de que su poseedor había gozado de la distinción de una educación académica. Esta noción puede parecer extraña y espuria porque, si el duelo es considerado como algo admirable, deberíamos esperar que los mejores duelistas recibiesen el mayor honor, y el objeto del duelo es infligir el daño más que recibirlo.

      Tatuaje

      Otra forma mucho más difundida de adorno es el tatuaje. Esto nos parece menos extraño y, en realidad, se encuentra en todas las gamas de la cultura. Es quizás la más artística de todas las formas de adorno corporal. El buen tatuaje puede ser realmente hermoso y, al mismo tiempo, produce el efecto de que el cuerpo aparezca menos desnudo disminuyendo así la necesidad de cubrirse; en alguna medida puede actuar como un equivalente psicológico de la propia ropa.

      La pintura

      Es otra forma de embellecimiento que se encuentra en todos los niveles culturales. De hecho, se han descubierto restos que indican definitivamente que la práctica de pintarse la piel fue empleada por pueblos prehistóricos. Los salvajes, en ciertas ocasiones especiales, se pintan completamente el cuerpo; por ejemplo, en períodos de duelo, a menudo se lo pintan de blanco. Otras veces el objetivo de pintarse parece ser el deseo de intensificar el color natural. Esto puede lograrse de dos maneras. En primer término, aplicando pintura de un color similar al de la superficie total, a fin de acentuar el matiz natural; es el caso del uso actual del colorete y del lápiz de labios por medio de los cuales se hacen más coloradas algunas partes rosadas del cuerpo, como las mejillas y los labios. En segundo término, el tono natural puede ser aumentado por contraste: si se pinta una parte de la piel de modo que contraste fuertemente con el color natural, éste parecerá más fuerte en el lugar donde no está pintado. Por esta razón algunos pueblos de piel negra usan pintura blanca para cubrir ciertas partes del cuerpo, siguiendo el mismo principio de las razas blancas, que usan lunares negros para aumentar la blancura de su piel.

      Los métodos descritos hasta aquí son sólo superficiales. Los dos métodos restantes son más completos.

      Mutilación

      Deformación

      La última forma de adorno corporal es la deformación, o plástica corporal, si usamos el nombre más agradable que ha sido empleado


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