Del umbral de la piel a la intimidad del ser. Ignasi Beltrán Ruiz
Читать онлайн книгу.resultar interesante recordar que, de forma etimológica, máscara (personare) y personalidad se relacionan en su significado en la raíz griega, aunque parece claro que no es tan solo en la etimología la semejanza, pues en la actualidad bien puede representar los aspectos fusionados de una artificiosidad ligada a las representaciones del cuerpo en la modernidad.
Para no seguir abusando con las letras de aspectos críticos y de fondo triste, no me extenderé más en lo referente a la caricaturización, enmascaramiento y otros aspectos que no trato por su complejidad, como tatuajes, piercings, remodelaciones quirúrgicas y otros modos de actuación sobre la piel y el cuerpo en general, sobre los cuales urgen ciertas reflexiones.
Respecto a la piel, tema central, vamos a ensayar, por una vez, desnudarla y sostener el desnudo (como en el prólogo del libro), si ello es posible; al menos desmaquillarla con cuidado, con tal sutilidad que hagan invisible la cobertura como tal; que aparezca en su naturalidad genuina y nos abra una puerta a lo que sería un hiperespacio (en terminología cuántica), o un paraíso o el nirvana (echando mano a la transcendencia), o incluso, por qué no, un cierto infierno interior a transcender para no habitarlo in eternum.
Veamos si franqueando su umbral, entramos al espacio íntimo e infinito del Ser, llenos de clara luz, que transparente hasta los huesos, que haga desaparecer todo constructo artificioso, en un espacio diáfano, sin límites. Demos la vuelta al cuenco que contiene la vida, vaciándolo de lo innecesario, que son muchas cosas, para que resuene en su frecuencia genuina y se llene de algo fértil y fresco. Vamos a hacerlo, con objeto de ayudar en nuestro caso a las personas, a la ciencia y a nosotros mismos. Salgamos de las apariencias alrededor de la singularidad de la persona, vamos a levantar la mirada y el vuelo de los viejos paradigmas, llenos al límite de tantos y tantos conceptos fútiles. Así cada vez podremos observar más a flor de piel, como reflejo de la esfera infinita del cuerpo ya no solo físico, pues en realidad, sin centro ni superficie periférica todo es pura transparencia, claridad, espacio; ya no hay necesidad de microscopios ni artilugio alguno.
Pongamos la atención solo en el tacto, sorprendámonos; que bajo esa perspectiva tenemos una visión profunda sin fronteras, unida a una conciencia despierta y atenta. Ya solo falta la intencionalidad en una parada sobre la piel, sin pretensión alguna, y podemos proceder a la lectura de unos criptogramas de nuestra historia, ordenados de forma cronológica, que se muestran al cálido y preciso tacto entrenado en una manualidad casi iniciática y humanista, acrisolada por la maestría de siglos de placer y dolor de la humanidad, transmitida desde lo que va más allá de lo genético, e imprimada del juego cósmico inherente a todos los cuerpos, representado aquí y ahora en la humildad de un terapeuta que utiliza solo sus manos y sus percepciones pero que no se siente artífice de nada, pues ya ha aprehendido en lo experienciado de forma previa en su propia persona, y aunque todo está relativizado desde el sentir individual, nos disolvemos en un nosotros, en la totalidad, y aunque sea solo un atisbo, podemos capturar instantes próximos a ella y regalarlos al prójimo y a nosotros mismos.
Dejemos atrás las manos crispadas que se extienden pedigüeñas y pretenden atrapar lo efímero que se escapa entre los dedos y solo queda como anhelo irresuelto en el registro de nuestra propia piel. Podemos descifrar con nuestros dedos entrenados, y sin crispación o prejuicio alguno, aquello que nos propongamos.
Aunque usáramos muchas más palabras sobre el tema (y así lo he hecho yo mismo y he visto ensayado en muchos tratados y artículos de todo tipo), sería difícil plasmar de manera amplia los diferentes aspectos referidos a la importancia real de la piel-emoción; no ya solo por su importancia refleja, estética o en definitiva humana; sino porque se hace del todo imprescindible una reflexión profunda y un cambio al respecto en el marco de la postura, posicionamiento y humanismo en general. A ello espero que invite el texto.
Soy consciente de haber sido repetitivo sobre algunos aspectos o frases, y voy a seguir siéndolo; pues estoy convencido de que si sacamos las repeticiones de su posible monotonía, se produce un calado que a modo de cadencia mántrica tiene la pretensión de ir permeando vuestra propia sensibilidad, si así lo deseáis, y facilitando que algunas cuestiones penetren en ese espacio reservado para lo transcendente, que bien pueden serlo también. En definitiva, todo se acaba encontrando en el contacto personal e interpersonal, aunque sea a través de la lectura. Espero no haberos mareado mucho y haber aportado alguna idea válida.
Al final, siempre acabo citando para darle un toque de realidad y realización a Santa Teresa, que viene a decir: «Que a Dios se le encuentra trabajando, entre las cacerolas». Qué hay más loable pues que buscar lo transcendente en los cuerpos de las personas, manejando la cacharrería interna de lo humano y sus espejos polvorientos para limpiar en un soplo y buscar lo esencial a través de la tersura o las arrugas de la piel; poco importa, es umbral secreto sin prejuicio alguno.
He de decir que todo ello ya ha supuesto una gran evolución en la comprensión y tratamiento de una parte importante del posicionamiento de la persona, ha aparecido una cuestión fundamental que nos ha permitido seguir avanzando: la combinación e integración simultánea de las informaciones prurimodales sobre los diferentes captores y la sofisticación de su estimulación, que, tras muchos intentos, hemos conseguido en la Universidad de Barcelona y en uno de sus hospitales. Lo he realizado con un equipo de profesionales sin los cuales no hubiera sido posible. Lo hemos hecho en silencio, sin estruendos, poco a poco. Es un avance pionero, basado en lo que aprendimos en su momento de otros profesionales de otros países, sin los cuales tampoco hubiera sido posible, y ahora espero que mis alumnos y alumnas sigan actualizando sin personalismos, para devolverlo a la ciencia que lo promovió, al humanismo que lo guió y a los cientos de pacientes que nos visitan. Doy las gracias a una enorme lista de personas, con las que fue un placer aprehender y trabajar.
Eran unas líneas necesarias de agradecimiento y respeto a mis colaboradores y maestros, tanto en los temas más médicos como humanistas, y bajar con humildad algunos escalones para reconocer el nosotros, que tanto nos cuesta a veces.
Como podéis ver, el tema tiene muchas vertientes con caracteres muy diferentes, unas más ligadas a la actuación en el campo médico, otras psicoterapéuticas, y otras más desde un punto de vista de la antropología, de los imaginarios corporales y el humanismo en general, aunque la intencionalidad es integrarlo en su conjunto, porque creo que no debe fragmentarse en parcelas. Hago este preámbulo a un somero recorrido histórico, ya que me he planteado una especie de estrategia por capítulos, necesarios respecto al umbral de la piel y la postura, de forma que al final, con todo ello, podamos realizar lo que en cierto modo sería un collage del constructo humano reflejado en la piel, que nos invite a seguir explorando la interioridad humana y articulando nuevos equilibrios posturales.
Pero si al final de este capítulo que acabamos, nos queda la idea de utilizar el tacto sutil de nuestras manos que piensan y ven, y hacerlo sin crispación alguna, dejándolas actuar sabias en tacto sin directrices ni conceptos, y lo realizamos unido al recurso constante de nuestro corazón-mente, empático, cálido y transpersonal, seguro que podemos derretir sin violencia alguna la cera de cualquier maquillaje y entrar por el umbral de la piel al interior del corazón humano.
Unas líneas de un texto tántrico del Yoga del cuerpo ilusorio nos dicen: «Uno mismo, los otros, el mundo, todos los seres aparecemos aunque sin realidad propia. Somos tan aparentes como irreales. Aparecemos pero no existimos. Esto es un sueño, una ilusión mágica. Contempla el rostro mismo de lo inasible».
A partir de las citas que voy poniendo desde el preludio del libro, creo presentar, junto a las mías (mucho más modestas), una declaración de intenciones donde vemos que en algunos aspectos, como en el histórico, emergen en el panorama de la ciencia, en una determinada época, teorías o propuestas que cambian la concepción que hasta el momento teníamos sobre algunos temas y, por fortuna, en algunos casos se producen incluso cambios de paradigmas.
Ahora continuaremos con una presentación histórica general a propósito de la posturología y aspectos afines.
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