El dispositivo del Hospital de Día en Adicciones. Alberto Trimboli
Читать онлайн книгу.se presenta dicotómicamente parcelado y hay un ir y venir entre padecimientos ligados al consumo y padecimientos ligados a las llamadas “enfermedades mentales”. Pero, al enfrentar este problema poniendo en el corazón de la trama conceptual las categorías red, hospitalidad y profanación, interpelan la comodidad de la asistencia basada en “tratamientos estructurados con condiciones de admisión muy estrictas”. Los autores se sustentan en un marco teórico que apunta más al devenir que a las estructuras y que ponen en escena a partir de una viñeta de caso y su deriva. Concluyen con una frase que merece ser recalcada: “No hay mapas, sino cartografías de una práctica”.
Como era necesario, hay un capítulo destinado al tratamiento del sujeto singular (me resisto a poner individual… y parece que los autores, también). Correctamente, parten de revisar el instituido sobre lo que se considera “éxito” en el tratamiento de sujetos con consumos adictivos. Expectativas que “encierran las demandas impuestas tanto por la institución como por la sociedad misma” y operan sobre las prácticas poniendo como objetivo fundamental el cese del consumo. Como contraparte, al partir de que el eje no es la sustancia sino el sujeto, la cura ofrecida “no opera por la abstención sino por la responsabilidad” y le ofrece al mismo la posibilidad de que “ubique las coordenadas de lo que es para él un consumo determinado”. La importancia de este enfoque y su eficacia se potencian al ser parte de este complejo conjunto en red de dispositivos que constituyen el Hospital de Día.
En los siguientes capítulos se abordan los tratamientos. En primer lugar, las terapias de lo familiar, grupo de familiares y terapias multifamiliares. Su importancia, la modalidad de funcionamiento y sus objetivos están claramente fundamentados; la ejemplificación con viñetas de casos muestra en la práctica su objetivo: “poner en evidencia lo que circula en los grupos familiares; conmover esquemas rígidos y modos estáticos de vinculación que impiden un cambio significativo de alguno de sus integrantes” El resaltado de “alguno” es mío: me parece un hallazgo que cuando se piensa este dispositivo no sea para que cambie el paciente en cuestión, sino para permitir múltiples cambios.
Como cierre, tenemos tres textos. El primero es el análisis detallado de un caso atendido en el Hospital de Día que, además de permitirnos ver la trayectoria de una persona por el dispositivo, tiene una originalidad institucional: ante una situación compleja, se recurre al Órgano de Revisión establecido por la Ley Nacional de Salud Mental, una medida que se adopta como parte de la estrategia integral de cuidado.
El segundo es un perfil estadístico de los pacientes atendidos en el Hospital de Día, que aporta para formular preguntas valiosas. Es importante que un servicio produzca sus propios datos y especialmente en un área y tema donde son tan necesarios. Como lo hemos planteado en alguna oportunidad, las herramientas de evaluación de los servicios desarrolladas por sus propios actores no solo permiten modificaciones necesarias y revisiones del rumbo tomado, sino que también constituyen un instrumento importante de defensa y legitimación de los mismos (Ardila y Stolkiner, 2011).
El libro cierra con un texto de Alberto Calabrese a modo de epílogo; no creo necesario sintetizar aquí el trabajo que comienza con una cuidadosa deconstrucción del sentido común y los discursos hegemónicos acerca de “el problema de las drogas”, sus connotaciones políticas y sus derivas en los modelos de atención, sobre lo que nos dice que “al interior de cualquier dispositivo le corresponde revisar prácticas, procedimientos y respuestas para saber qué es lo que tenemos incorporado como principios y prácticas razonables, a aquellas que son simplemente respuesta reflejo de las actitudes clásicas del conjunto de la sociedad”.
Agradezco la oportunidad de haber escrito este prólogo; me fue pedido con una cierta urgencia que me obligó a hacer un paréntesis de actividades y a sumergirme intensivamente en la experiencia. Me quedan las ganas de dialogar con los autores, quizás de debatir o señalar algunas diferencias, de escuchar más relatos de acontecimientos, de ver alguna práctica. Todo eso convoca su lectura.
Y una última reflexión general: contamos con una Ley de Salud Mental de avanzada y con actores dispuestos a sostenerla, pero también puede suceder que se limiten los recursos. Los que trabajamos en el campo de la Salud Mental y en los servicios públicos de salud nos hemos especializado en producir con recursos escasos, en reemplazar materiales por deseos y en sostener la dignidad de nuestras tareas en condiciones adversas, pero trabajar con un enfoque de derechos implica la integralidad de los mismos, o sea, también la defensa de nuestros propios derechos como agentes del campo.
Bibliografía
Ardila, S. y Stolkiner, A. (2011). Investigando sobre procesos de evaluación de programas de reinserción comunitaria de personas externadas de instituciones psiquiátricas. En Revista Salud Mental y Comunidad. Año 1, Nº 1, p. 65-76. Lanús, diciembre.
Galfré, P. (2017). La Comunidad. Viaje al abismo de una granja de rehabilitación. Buenos Aires: Sudestada.
Garbi, S. (2013). La administración de la palabra en las comunidades terapéuticas. En M. Epele (comp.). Padecer, cuidar y tratar - Estudios socioantropológicos sobre consumo problemático de drogas. Buenos Aires: Editorial Antropofagia.
Mello, L. C. (2014). Nise da Silveira. Caminhos de uma psiquiatra rebelde. Río de Janeiro: Automatica Ediçoes.
Vázquez, A. (2016). Estigma, drogadependencia y subjetividad: procesos de estigmatización y su relación con la accesibilidad de personas drogadependientes a Servicios de Salud de la Ciudad de Buenos Aires. Tesis de Doctorado, Facultad de Psicología UBA.
Vázquez, A. y Stolkiner, A. (2009). Procesos de estigma y exclusión en salud. Articulaciones entre estigmatización, derechos ciudadanos, uso de drogas y drogadependencia. En Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología, Nº XVI. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.
1. Los años de trabajo en la Red de Investigación en Sistemas y Servicios de Salud del Cono Sur fueron una importante experiencia en esta línea.
2. El término “círculo vicioso dogmático” se usa en este caso para referir a una cierta posición en la cual lo empírico se utiliza para convalidar la certeza de la teoría. En el campo de la salud mental, es un fenómeno frecuente.
Presentación
La ideología en el dispositivo
Como se verá en los diferentes capítulos que componen este libro, la orientación teórica a la que pertenecen los profesionales del equipo es muy diversa; así, desarrollan su actividad dentro del mismo espacio mayormente quienes adhieren a la orientación psicoanalítica, pero también a la cognitiva conductual y a la sistémica, entre otras.
Creo firmemente que justamente este es uno de los principales beneficios del equipo. En efecto, la mayor parte del tiempo transitamos las diferencias teóricas de forma natural. Esto resulta fundamental para la convivencia y crecimiento de un dispositivo, especialmente para un equipo en el que en la clínica se ponen en juego la subjetividad y la intersubjetividad, y el respeto por el marco teórico en el que se posiciona un profesional para ejercer su práctica.
Esta diferencia, si bien muchas veces es puesta en juego, no solo no perjudica de ningún modo el trabajo en equipo, sino que, por el contrario, lo enriquece en cuanto al alcance de las metas. Si pretendemos abordar la problemática del consumo de sustancias, debemos contar con la mayor cantidad de instrumentos y enfoques posibles para beneficio de los sujetos que consultan. La diversidad de orientaciones teóricas contribuye enormemente al logro de los objetivos.
Y si bien cada uno de los profesionales del equipo se posiciona en un marco teórico que muestra notables diferencias con los demás, puedo afirmar que existe unanimidad absoluta desde lo ideológico. La Real Academia Española define “ideología” como el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político.
Y, en efecto, los integrantes