Mientras el cielo esté vacío. Marta Cecilia Vélez Saldarriaga
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Mientras el cielo esté vacío / Marta Cecilia Vélez Saldarriaga. – Medellín: Editorial
EAFIT, 2020
410 p.; 24 cm. -- (Letra x letra)
ISBN: 978-958-720-675-3
ISBN: 978-958-720-676-0 (versión EPUB)
1. Novela colombiana. I. Vásquez R., Victoria. II. Tít. III. Serie
C863 cd 23 ed.
V436
Universidad EAFIT – Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas
Mientras el cielo esté vacío
Primera edición: octubre de 2020
© Herederos de Marta Cecilia Vélez Saldarriaga
© Editorial EAFIT
Carrera 49 # 7 Sur - 50, Medellín. Tel. 261 95 23
Portal de libros: https://editorial.eafit.edu.co/index.php/editorial
Correo electrónico: [email protected]
ISBN: 978-958-720-675-3
ISBN: 978-958-720-676-0 (versión EPUB)
Editora y correctora: Claudia Ivonne Giraldo G.
Diseño y diagramación: Alina Giraldo Yepes
Imagen de carátula y guardas: Peque-2001, Jesús Abad Colorado, (Fotografía en blanco y negro)
Retoque de color: Alina Giraldo Yepes, autorizada por el autor.
Universidad EAFIT | Vigilada Mineducación. Reconocimiento como Universidad. Decreto Número 759, del 6 de mayo de 1971, de la Presidencia de la República de Colombia. Reconocimiento personería jurídica: Número 75, del 28 de junio de 1960, expedida por la Gobernación de Antioquia. Acreditada institucionalmente por el Ministerio de Educación Nacional hasta el 2026, mediante Resolución 2158, emitida el 13 de febrero de 2018.
Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio o con cualquier propósito, sin la autorización escrita de la editorial.
Editado en Medellín, Colombia
Diseño epub: Hipertexto – Netizen Digital Solutions
Mientras el cielo esté vacío es la senda que construyó Marta Vélez caminando sobre las huellas de los trashumantes, por los posibles lugares de una geografía interminable, intercambiable, compuesta de pasos, errancias, pérdidas, caminos, barcos y barqueros, búsquedas y empatía. Recorre distancias, el camino, el movimiento impetuoso, un flujo eternamente cambiante y transformador que constituye una de las características esenciales de la existencia, y de la vida de Marta en particular. Indaga en las señas, en los rostros, en las huellas, en los rastros, en los contornos, en los matices, en las actitudes, en busca, no de la verdad, sino de la comprensión del propio sentido de nuestro estar en el mundo y de tener consciencia del otro, saber y reconocer su presencia.
Repite y reitera los pasos sobre los pasos, pues en la repetición hay siempre algo incomprendido, algo no resuelto, algo que presiona para recobrar el sentido en una búsqueda eterna en este territorio en donde se quebraron los sueños. En donde se ha convertido a los seres humanos en cosas, en objetos prescindibles, fácilmente sustituibles y reemplazables.
Las voces en la novela, cada personaje en sus diálogos y sus silencios o en las conversaciones interiores que sostienen con los otros que viven en ellos, que también son ellos, podrían ser una sola voz que denuncia el triunfo y el fracaso de los señores de la muerte.
Marta sugiere, como opción de supervivencia, el cuidado del otro, el amor, porque como le gustaba decir, repitiendo la frase de Jung, solo el amor hace alma.
En esta primera novela de Marta –novela póstuma– encontramos una coherencia temática y estilística. Se desplaza también con sus personajes trashumantes, múltiples y contradictorios, por los asuntos que siempre marcaron su pensamiento: las mujeres en los ámbitos públicos y privados, los desposeídos, los desplazados, los expulsados, los habitantes de las márgenes de las ciudades, la violencia, la inequidad... el cuidado, el amor, el lenguaje.
Hay temas como el río, yacer en las aguas, la errancia, la identidad de “los otros y otras” que también viven en cada personaje, la animalidad, las fieras... que pertenecen, sea en el fondo o en la forma, a conceptos que Marta trabajó durante toda su vida y remiten a la psicología, a la Tragedia Griega, a sus propias obras anteriores o a homenajes a otros autores.
Marta entra y sale de sí misma con los ritmos de la música y de la respiración y habla, trata, de narrar la errancia con la voz de los otros, de contar el horror con palabras trenzadas con el hilo conductor de una empatía creciente que transformó su propia vida.
El ejercicio de escritura personal de Marta fue muy parecido a su propia forma de estar en el mundo: tesón, angustia, rabia, risas y alegría. En una palabra, pasión.
Victoria Vásquez Ricardo
Septiembre de 2020
La lectura de Mientras el cielo esté vacío, de Marta Cecilia Vélez, significa una inmersión o un viaje personal hacia el Hades; se trata de un descenso guiado por una escritura desgarrada, poética, casi un canto y una oración.
Hay en ella el propósito cumplido de acercarse desde el alma –esa que ella conoció bien– al origen de nuestra violencia endémica, del odio heredado, de la crueldad sobre las mujeres. Hay una fiera desatada que surge en todos los ámbitos y que enfrentan las dos mujeres, Noemi y Elena, personajes centrales de la historia. Enfrentarla como un ver de frente y no rehuir la mirada para saber de las razones de los otros, pero, sobre todo, para saber de sí.
Cercana a la tragedia griega y a la sicología profunda de Jung, Marta otorga a los personajes de esta novela una voz unívoca, convierte todas las voces en un verdadero “coro”, elimina casi la polifonía de la novela moderna. Así, la narradora-autora “participa”, comenta a través de la voz principal de Noemi, quien habla desde el límite entre la escritura y la vida, entre el público (lectores) y los actores (personajes) y puede entablar diálogos amorosos o punitivos –verdadera Euménide– con otros personajes o actores de la historia.
Coreutas, las mujeres de Mientras el cielo esté vacío lloran, buscan enterrar a sus muertos, despojadas de todo hasta de los recuerdos, componen un desfile por el escenario de una patria desolada. Pero también denuncian a los “señores de la muerte” y sus motivos carentes de compasión. En esa denuncia está la única esperanza de que nuestro cielo vuelva a llenarse de humanidad.
Publicamos esta novela póstuma de Marta Cecilia Vélez Saldarriaga con profundo respeto y admiración, y con la convicción de que se trata de una obra sin par en la literatura nacional de los últimos años.
Claudia Ivonne Giraldo G.
Septiembre de 2020