La mente del deportista. Simon Marshall
Читать онлайн книгу.le permiten hacer que el cerebro profesor le obedezca. En lugar de ser un vecino educado y respetuoso, tu chimpancé establece su campamento en tu sótano y empieza a utilizar tus poderes a su voluntad. Más datos sobre tu chimpancé:
− Controla la respuesta de lucha, huida o bloqueo, una poderosa respuesta ante el peligro.
− Es el primero en responder a toda la información sensorial. Las investigaciones muestran que el cerebro chimpancé procesa y reacciona a los datos sensoriales cinco veces más rápido que el cerebro profesor.
− Mantiene impulsos muy fuertes hacia la comida, el poder, el sexo, el ego, la aceptación por parte de otros, la seguridad, la curiosidad, etcétera. Tu chimpancé se siente motivado para proteger estos impulsos en todo momento.
− Para atraer tu atención e impulsarte a actuar utiliza potentes neurotransmisores, como la dopamina, la serotonina, la oxitocina, la acetilcolina y la noradrenalina.
− Piensa en términos de blanco y negro, no hay grises. Las cosas solo pueden estar bien o mal.
− Como resultado de una arraigada necesidad de seguridad, es paranoide. Es hipervigilante en lo relativo a protegerte.
− Eleva las amenazas al nivel de lo catastrófico; son siempre cuestión de vida o muerte.
− Actúa de manera irracional: no importa que sea razonable o posible.
− Es infalible, definitivo y sin piedad.
Entonces, aunque nunca le pidas ayuda, te quedas atrapado con este compañero de habitación demasiado emotivo que tiene fijación con preservar los impulsos o instintos básicos utilizando sentimientos e impresiones. Tu chimpancé te grita para asegurarse de que escuchas, y por lo general el resultado final son la preocupación y la ansiedad. A continuación, solo algunos ejemplos del alboroto que genera tu chimpancé en torno a tu rendimiento deportivo: «¿Qué sucede si abandono? Tengo que competir bien por mi entrenador. Si no consigo entrar en el podio, esta competición no habrá servido para nada. Con este equipo de ciclismo parezco una salchicha hinchada. Si tengo una mala competición, mis patrocinadores se desentenderán de mí...», o los millones de otras cosas que nos hacen sentir desdichados.
Pero el cerebro chimpancé no es malo en todo. Si tu vida está de verdad en peligro, te ayudará a realizar asombrosos actos de valentía, te obligará a comer gusanos cuando estés próximo a la inanición y te ayudará a enamorarte y querer practicar sexo como un conejo. No pienses que si pudieras librarte de tu chimpancé resolverías todos tus problemas. Necesitas a tu chimpancé. Solo tenemos que asegurarnos de que está bien entrenado.
Conoce a tu voz de la razón, tu cerebro profesor
El cerebro profesor es la única parte de ti que puede pensar de verdad (en el sentido de que puede ser consciente de sí misma, de razonar, de tener pensamiento abstracto, etcétera). El cerebro profesor te ayuda a manejar el dinero, a comprar una casa, a elegir pareja, a hornear una tarta, a visitar al médico, a planificar tu programa de entrenamiento y a resolver los problemas éticos y morales. El cerebro profesor te dirigió mientras estabas en la escuela y la universidad. Movido por los hechos y la lógica, se ve motivado por la honradez, la comprensión y el autocontrol, y actúa con conciencia, busca un sentido a la vida y trabaja para conseguir una sensación de logro. Realiza las pesadas tareas intelectuales que requieren las buenas decisiones. Sin embargo, el punto más importante que debes recordar sobre el cerebro profesor es: trata solo con hechos, verdades y lógica. Si el cerebro profesor tomara el control, en todo momento tomarías decisiones sensatas y racionales. No obstante, dado que para sopesar los pros y los contras, considerar alternativas y analizar detalladamente las normas y reglas se necesita tiempo, el cerebro profesor es bastante lento. Cuando durante el proceso de toma de decisiones tu chimpancé libera potentes neurotransmisores, tu cerebro profesor se ve apartado o dejado de lado. De hecho, hay estudios de ciencia cognitiva y economía de la conducta que muestran que la mayor parte del tiempo tu cerebro profesor queda apartado, relegado y dejado de lado. ¿Por qué si no te comerías una bolsa entera de cuarto de kilo de golosinas después de las ocho de la tarde, tendrías pantalones vaqueros pitillo de color naranja en tu armario o comprarías otro equipo de entrenamiento que cuesta más de lo que algunas familias gastan en comida en un mes?
Conoce tu sistema operativo, tu cerebro computador
Ahora vamos a añadir al conjunto un tercer cerebro. Espera, ¿qué dices? Técnicamente no es un cerebro por derecho propio, sino más bien una función de muchas zonas distintas que te ayudan a ejecutar programas automáticos, como los hábitos y las rutinas. También utiliza tu base de datos para configurar las expectativas que tienes de personas y de situaciones. Es parecido al sistema operativo de un ordenador porque se ejecuta en segundo plano, es muy rápido y te ayuda a iniciar programas para tratar con diversas situaciones. Tomando prestada otra metáfora del doctor Steve Peters, es como un cerebro computador.8
La neuroanatomía del sistema operativo del cerebro es muy compleja, y sus funciones tienen lugar en muchas estructuras cerebrales distintas. Y lo más importante, el cerebro computador te ayuda a actuar de forma automática utilizando pensamientos y acciones preprogramados. Igual que un ordenador, almacena recuerdos. Igual que un libro de referencia, almacena información sobre tus creencias y valores. Necesitamos un cerebro computador porque gran parte de lo que pensamos y hacemos debe estar automatizado para manejar el enorme número de decisiones que deben tomarse cada día (¡se estima que 35 000, aproximadamente!). Cuando aprendemos bien ciertas habilidades, hacemos que las maneje el cerebro computador.
Cuando nacemos, el disco duro del cerebro computador está en blanco. A medida que crecemos, se llena con información procedente de nuestra educación y experiencia. Toda la información del ordenador procede de lo que el chimpancé y el profesor le han dado. Cuando el chimpancé almacena información en el ordenador, se basa en la lógica del chimpancé (paranoica, catastrófica, a partir de lágrimas). Cuando el profesor almacena información en el ordenador, se basa en la lógica del profesor (hechos y razonamientos). El cerebro computador tiene una capacidad ilimitada de almacenamiento, pero las cosas asociadas con emociones fuertes reciben un tratamiento especial. Cuando el cerebro chimpancé se pone en contra, esto es más evidente. Nuestro chimpancé mete muchas estupideces en nuestro ordenador porque promociona su propia agenda de permanecer vivo, recompensa nuestros instintos y se mueve por comida, sexo, ego, seguridad, territorio, etcétera. A menudo no nos basamos en hechos y lógica, sino que solo recordamos experiencias emocionalmente cargadas para ayudarnos a determinar cómo nos sentimos en relación con algo. En algunos casos, esto genera un patrón extremo de conducta que desafía a la lógica, pero que de todas formas persiste. Esto es lo que causa las fobias o los miedos irracionales.
Nuestros sistemas operativos están llenos de fallos
El cerebro computador es mucho más rápido que el cerebro chimpancé y el cerebro profesor. De hecho, es el cerebro más rápido de todos. Si tenemos recuerdos de dolor, miedo o vergüenza, llaman nuestra atención a una velocidad tan rápida que las reacciones emocionales consiguientes tienen lugar antes de que seamos ni siquiera conscientes de ellas. Cuando los sentimientos no son adecuados al momento actual de peligro, o si tendemos a reaccionar de cierto modo, a pesar de no quererlo, se trata del equivalente a un fallo en el sistema operativo. A esto lo llamamos virus informático. Por ejemplo, son virus informáticos cerebrales preocuparse todo el tiempo por tener un accidente de bicicleta, o por ahogarnos mientras nadamos. Si nunca entrenas en aguas abiertas porque tienes miedo de los tiburones, bien, se trata de un virus informático cerebral. Si disfrutas entrenando, pero te aterroriza el pensamiento de competir, estás infectado por un virus informático cerebral. Si quitas importancia a tus proezas en triatlón diciendo: «Soy solo un...», entonces tienes un virus informático cerebral. Que conste que nadie está libre de virus. Sí, tú incluido. Forma parte de la condición humana. Todos tenemos algún grado de bagaje emocional o reacciones extrañas a cosas estúpidas. La solución a muchos de los obstáculos psicológicos y emocionales presentados