Breve historia de la Arqueología. Brian Fagan

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Breve historia de la Arqueología - Brian Fagan


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motivó a otras personas para que excavaran en el sur de Mesopotamia; entre ellos estaba J. E. Taylor, el diplomático de Besora, al sur. Rawlinson lo envió a explorar las posibles ciudades bíblicas, incluyendo algunos montículos cerca de la ciudad de Nasiriya, que se inundaba a menudo por su cercanía al Éufrates. Taylor encontró un cilindro con inscripciones que ayudó a Rawlinson a identificar el asentamiento, conocido por los habitantes locales como Muqayyar, la ciudad bíblica de Ur de los caldeos, asociada a Abraham en el Génesis (véase capítulo 20). Comparadas con las del norte, las ciudades del sur de Mesopotamia ofrecían pocos hallazgos espectaculares, hasta que los métodos de excavación mejoraron considerablemente. El ladrillo de barro no cocido simplemente era demasiado frágil para que los excavadores lo manejaran.

      En 1852, el Museo Británico nombró director de excavaciones a Hormuzd Rassam (1826-1910) bajo la supervisión de Raw- linson. Rassam era asirio y tenía contactos locales. Además, había trabajado como asistente de Layard (véase capítulo 4). Era ambicioso, despiadado, escurridizo y pendenciero. Estaba desesperado por el reconocimiento como gran arqueólogo y supuso que los hallazgos espectaculares eran el camino al éxito. Cuando reanudó el trabajo en Kuyunjik, excavó en un área asignada a los franceses, así que realizó trabajos secretos por las noches. Sus túneles revelaron un relieve de un rey asirio que caza a un grupo de leones desde su carro. Al final, la excavación descubrió la historia completa de una cacería de leones cuidadosamente organizada, completa, con espectadores animados y una leona agonizante. Tal como con el sitio de Laquis, la cacería puede verse en el Museo Británico.

      Desafortunadamente, las excavaciones de Rassam en el palacio fueron tan apresuradas y descuidadas que solo sobreviven algunos de los dibujos del edificio, realizados por un habilidoso artista, William Boutcher. Rawlinson dividió los relieves entre los franceses y el rey Friedrich Wilhelm IV de Prusia. Los franceses empaquetaron 235 cajas para el Louvre en París. Enviaron su propio cargamento y uno hacia Berlín río abajo en balsas hechas con odres. Al sur de Bagdad, un grupo local de una tribu que merodeaba atacó y saqueó las balsas, volcaron las cajas al Tigris y mataron a varios miembros de la expedición. Solo dos cajas de descubrimientos franceses en Khorsabad, río arriba de Nínive, llegaron a París. Afortunadamente, la cacería de leones se envió aparte y llegó segura a Londres.

      Henry Rawlinson partió a Bagdad en 1855. Comenzó a involucrarse en asuntos de la India y visitaba el Museo Británico a menudo. El museo ya había decidido no financiar más excavaciones asirias, se habían encontrado tantas esculturas que les parecía que había demasiados reyes asirios en Londres. El interés público menguó con la guerra de Crimea (1853-1856) entre Gran Bretaña, Francia y Rusia. Solo algunos académicos mantuvieron interés en los cientos de tablillas que enviaron Layard, Rassam y otros estudiosos de Mesopotamia, o en las colecciones adquiridas por traficantes de las excavaciones ilegales.

      Cuando Rassam despejó el suelo de la cámara de los leones, también encontró un gran depósito de tablillas de arcilla y creyó que no eran importantes, por lo que las guardó en cajones de embalar. ¡Qué equivocado estaba! Tres años antes, Layard había recuperado parte de la biblioteca real del rey Asurbanipal en dos habitaciones pequeñas (véase capítulo 4). Ahora Rassam había encontrado el resto, que había terminado en el suelo del gran salón cuando se derrumbó el techo. El archivo del rey contenía registros de guerras y documentos administrativos y religiosos. Una de las tablillas registra la orden para que uno de sus oficiales recopilara documentación alrededor del reino. Un siglo y medio más tarde, las 180.000 tablillas de la biblioteca de Asurbanipal todavía se están descifrando. Han recogido suficiente información como para compilar un diccionario asirio a partir de ellas.

      El enfoque de la investigación asiria pasó del campo, al museo y la biblioteca. Un pequeño grupo de académicos cuneiformes examinaron las tablillas de la biblioteca del rey Asurbanipal. Trabajaban en una sala de estudio abarrotada, sin la ayuda de diccionarios y gramáticas. Uno de ellos era George Smith (1840-1876), un aprendiz de grabador tranquilo, que estaba apasionadamente interesado en la escritura cuneiforme y había leído la obra de Rawlinson cuando era muy joven.

      En 1872, Smith ya había clasificado muchas de las tablillas en categorías, una de ellas era «mitos». Se topó con la mitad de una tablilla y descubrió referencias a un barco en una montaña y una mención a una paloma enviada para encontrar un lugar de descanso, obligada a regresar. Smith se dio cuenta de que tenía parte de la historia del Diluvio Universal que está recogida en el Génesis. Este relato es conocido para quien haya leído la Biblia: Noé reunió a los animales en un arca, vagó en el agua, después envió a una paloma y a un cuervo a buscar tierra. Noé y su arca salvaron a la humanidad de la destrucción. Smith, que normalmente era muy tranquilo, saltó y corrió por la habitación completamente emocionado.

      El 3 de diciembre de 1872, George Smith se dirigió a la Sociedad de Arqueología Bíblica, una organización que en aquella época se ocupaba de las excavaciones para estudiar las inscripciones. El primer ministro, William Gladstone, asistió a la reunión. La conferencia de Smith fue un éxito. Tradujo partes clave de la narrativa que se asemejaba de manera sorprendente a la historia bíblica. Smith sospechaba que podía rastrearse a mitos mucho más antiguos. La historia era parte de la literatura clásica en la Mesopotamia temprana, La Epopeya de Gilgamesh. Gilgamesh, el rey de una ciudad de Uruk alrededor del año 2600 a.C., mucho antes de la Biblia, emprende viajes épicos en busca de la inmortalidad, pero no la encuentra.

      Las tablillas sobre la inundación parecían corroborar que la Biblia decía la verdad. El periódico Daily Telegraph ofreció mil guineas al Museo Británico para que hiciera una nueva excavación en Nínive para encontrar los huecos en la historia; Smith dirigió la investigación. Sorprendentemente, después de solo una semana de excavaciones en Kuyunjik entre los restos de Layard, encontró 17 líneas cruciales perdidas sobre el comienzo de la inundación.

      Después de solo un mes de excavaciones, Smith regresó a su país. Cuatro meses después, el Museo Británico lo envió de nuevo para tratar de encontrar más partes de la biblioteca real. Recuperó más de 3.000 tablillas en tres meses, principalmente por medio de la excavación en las cámaras alrededor de la cuales Layard había cavado túneles. A veces, Smith tenía a 600 hombres trabajando en las excavaciones. En 1875, mientras regresaba de un viaje, murió de una infección estomacal. Fue una gran pérdida para el Museo Británico.

      Las excavaciones de Kuyunjik se reanudaron bajo el mando de Hormzud Rassam. Su equipo limpió los suelos en las cámaras del palacio y recuperó aún más tablillas. Una inscripción de 1.300 líneas en un cilindro de arcilla describía las conquistas de Asurbanipal. Rassam se fue a Babilonia, pero como Layard, sus métodos carecían de la sofisticación suficiente como para encontrar muros palaciegos de ladrillo no cocido.

      Se trasladaba apresuradamente de sitio en sitio y terminó en Abu Habbah, una ciudad antigua llamada Sippar, donde excavó alrededor de 170 cámaras y recuperó nada menos que 70.000 tablillas. Una de ellas describía cómo el rey Nabonido tenía interés en la arqueología y excavó en las ciudades de sus predecesores. Cuando Rassam se fue a Inglaterra, los traficantes entraron, se pelearon por las tablillas cuneiformes provocaron un enfrentamiento entre los museos europeos. El daño es incalculable.

      Layard, Rassam y Rawlinson fueron pioneros, trabajaron en tierras remotas bajo agitaciones tribales. Esto era arqueología pura y dura, sin un planeamiento cuidado; pero era arqueología que validaba muchas partes de la historia del Antiguo Testamento e incorporaba a las ciudades antiguas en los libros de historia. En esa época, cuando la arqueología estaba en pañales, muchos de los arqueólogos eran más oportunistas que excavadores. Aun así, algunos de ellos fueron maestros en su campo, gracias a los cuales las siguientes generaciones de arqueólogos profesionales pudieron sostenerse en pie.

      6

      LA CIVILIZACIÓN MAYA AL DESCUBIERTO

      Copán, Honduras, 1840: los monos se movían en las copas de los árboles. El crujir


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