Fotografía infantil. Manuel Santos

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Fotografía infantil - Manuel Santos


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una cámara dotada con el sensor de mayor número de píxeles en el mercado. Si bien es verdad que contar con un sensor de un gran número de píxeles permite recortar y quedarse con una pequeña parte de la imagen, manteniendo un nivel de calidad razonable. También es cierto que la mayoría de los profesionales no recurren a esa opción, sino que prefieren acercarse al sujeto, bien físicamente o por medio de teleobjetivos, para que el encuadre recoja al sujeto correctamente y sin necesidad de arreglos posteriores. Por otra parte, para la mayoría de los productos que ofrecerá basados en sus fotografías de niños le bastará con una cámara de un mínimo de 16 millones de píxeles. Con ese número de píxeles puede realizar copias de hasta 62 x 42 cm sin interpolar y llegar al 80 x 100 cm con una pequeña interpolación (33%).

      Además, hay que considerar la ralentización en su flujo de trabajo que supondrá mover ficheros de gran tamaño desde su tarjeta al disco duro y cada vez que accede a ellas desde el disco. Si su cámara tiene 21 megapíxeles, los ficheros RAW que genere tendrán un tamaño de unos 26 megabytes y los TIFF resultantes sin ninguna capa de ajuste pesarán ya unos 63 megabytes. Multiplique por el elevado número de fotografías que se realizan en una sesión con niños y verá que solo los RAW pueden ocuparle más de 10 gigabytes. ¿Por qué usar un tamaño de imagen superior, si no es necesario para ofrecer una alta calidad y significará mayor espacio en disco y una ralentización notable de las labores de selección y ajuste?

      Enfoque rápido

      Para todo tipo de reportaje fotográfico, y más aún para recoger a los niños y sus actividades, se requiere una cámara que enfoque rápidamente y permita varios modos de ajuste del autofoco. Compruebe la velocidad del sistema de autoenfoque y su funcionamiento en condiciones de iluminación débil. Muchas cámaras de gama baja simplemente no son capaces de enfocar rápidamente en un interior de una vivienda poco iluminada.

      Además, el sistema de autoenfoque de su cámara deberá permitir el autoenfoque único de cada disparo y también el autoenfoque continuo, que ajusta el enfoque siguiendo al sujeto mientras dispara una ráfaga de fotografías. Los modos de autoenfoque para ráfagas le serán muy útiles en numerosas ocasiones, por ejemplo cuando esté siguiendo a un niño que desarrolla alguna actividad en exteriores.

      Según Pepa Valero “los sistemas de enfoque en cámaras digitales todavía dejan mucho que desear, al menos para mi método de trabajo, porque me gusta abrir mucho el diafragma para crear desenfoques y mezclas de luz. Uso tanto el enfoque puntual por zonas concretas, como enfoque al centro y reencuadrar después; a veces ajusto en modo de enfoque único y otras en enfoque continuo según las circunstancias y el niño, también uso enfoque manual sobre todo en macro. Sin embargo, cuando hay poca luz a veces enfocar es misión imposible, por lo que en algunas ocasiones me suelo ayudar de la linterna del móvil”.

      Manuel González indica que usa “equipos Canon desde mis comienzos y estoy contento con los resultados que me ofrecen sus cámaras y ópticas. No obstante, siempre digo que antes de comprar, hay que probar los equipos. Afortunadamente todos tenemos distribuidores en nuestra zona para hacer las pruebas pertinentes. En la actualidad me siento cómodo con Canon y particularmente no siento ninguna inquietud por las nuevas cámaras sin espejos, pero siempre digo que si el camino está por ahí tarde o temprano llegará”.

      Alta sensibilidad (ISO)

      La mayoría de las fotografías de niños las realizará en estudio o de día en exteriores, por lo que no necesitará una cámara con sensibilidad ISO muy elevada; habitualmente la situará entre 100 y 800 ISO, por lo que no tiene sentido buscar una cámara que ofrezca mucho más de 3200 únicamente para algunos casos de interiores con iluminación reducida. Alba Soler considera “que una cámara con una calidad aceptable es más que suficiente. Mientras no limite tu creatividad, actualmente con cualquier cámara se pueden hacer maravillas. Sin embargo, una de las características prioritarias para mí al elegir una cámara es que tenga un buen comportamiento con sensibilidades medias o altas, ya que trabajo casi todo el tiempo con luz natural”. Piense que la mayoría de las cámaras prometen fotografiar con muy altas sensibilidades pero otra cosa diferente es que la imagen resultante tenga calidad. Si puede, verifique usted mismo el comportamiento de la cámara a ISO 1600 y 3200, observe si reproduce correctamente una carta de colores, el ruido que aparece en zonas de sombra y la resolución de detalles finos (una carta de prueba de objetivos o un periódico). Si a esas sensibilidades no le convencen los resultados, sin duda debería buscar otro modelo de cámara si quiere fotografiar niños.

      Rapidez de disparo

      A lo largo de una sesión de exteriores con niños se suceden muchos momentos únicos que transcurren rápidamente y añaden esa “chispa” de vida al reportaje. No puede permitirse fallos para captarlos, porque su cámara no enfoca rápidamente o porque hay un cierto retardo en el disparador. La mayoría de las cámaras DSLR no tienen retardos apreciables desde el momento en que pulsa el disparador hasta el que se abre el obturador; sin embargo, cámaras híbridas y compactas de gama alta pueden tener un cierto retraso que es inadmisible para fotografía de niños.

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      A los niños de menos de 5 años resulta difícil mantenerlos quietos, por ello Pepa Valero ilumina la escena con luz natural difusa de forma que no tenga que estar ajustando la exposición todo el tiempo. Además, usa el modo ráfaga en su cámara Nikon para no perder las secuencias de movimientos y gestos. Muchas veces encuentra en los fotogramas intermedios de una ráfaga aquellos que son más naturales y emotivos.

      Nikon D-800, Nikkor 50 mm f/1,8, ISO 400, f/4, 1/200 s.

      También evalúe la velocidad de disparo en ráfagas; normalmente una velocidad máxima de 6 fotogramas por segundo es más que suficiente para exteriores con niños ¡no está fotografiando deportes! Además, deberá considerar el tiempo de grabación de una ráfaga; ese tiempo va a depender de la velocidad de transferencia del procesador de su cámara y de la velocidad de escritura que admita su tarjeta de memoria. No hay nada más frustrante que perder un instante único porque la cámara se encuentra ocupada ¡transfiriendo datos cuando tendría que estar tomando fotografías!

      CONSEJO

      image TARJETAS DE MEMORIA: SUS CARACTERÍSTICAS

      Para elegir la tarjeta de memoria más adecuada entre la amplia oferta disponible actualmente es fundamental conocer las características principales que debe comparar. La capacidad de almacenamiento no siempre es lo más importante. Considere prioritaria su velocidad de grabación, porque la experiencia más frustrante al fotografiar niños puede resultar de la incapacidad de la tarjeta de memoria para grabar rápidamente las ráfagas que en muchos casos necesitará disparar.

      La velocidad máxima de la tarjeta viene indicada bien en MB/s (megabytes por segundo) o en un factor, número seguido de letra x: 100x, 300x, 500x, que indica el número de veces que debemos multiplicar 150 kB/s para obtener la velocidad de transferencia, así por ejemplo: una tarjeta de 100x tendrá una velocidad de 100 por 150 kB/s o sea 15000 kB/s o lo que es igual 15 MB/s. Si únicamente aparece una indicación de velocidad, esta será la de lectura que siempre es mayor que la de escritura. Realmente dicha velocidad máxima no es una buena indicación de las cualidades de la tarjeta para mover datos; además, es difícil incluso que la cámara que use pueda llegar a las velocidades más altas publicitadas en ellas.

      Resulta mucho más útil la clasificación de velocidad, indicada por un número de una o dos cifras rodeado por un círculo ligeramente incompleto que forma una “C”. Esta es una de las características clave a considerar, sobre todo si va a usarla también para realizar vídeos, pues indica la velocidad mínima que la tarjeta le garantiza en una grabación continua. Las velocidades habituales son 2, 4, 6 o 10 megabytes por segundo.

      Otra consideración sobre la velocidad es la velocidad mínima de escritura que garantiza la tarjeta, no la velocidad máxima de la que hablan las cifras en grande de la tarjeta, fundamental para conocer cómo se va a comportar de verdad la tarjeta al disparar


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