Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles

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Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles


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la contrariedad. Todas las cosas opuestas por relación y que no son contrarias no presentan intermedios; la causa es que no pertenecen al mismo género: ¿qué intermedio existe, en efecto, entre la ciencia y el objeto de la ciencia? Pero lo hay entre lo grande y lo pequeño. Si los intermedios pertenecen al mismo género, como hemos tenido ocasión de demostrar; si son intermedios entre los contemporáneos, es de toda necesidad que se compongan de estos contrarios. Porque, o los contrarios poseen un género, o no lo poseen. Si el género es algo anterior a los contrarios, las primeras diferencias contrarias serán las que habrán originado los contrarios en concepto de especies en el género. Las especies se componen, en efecto, del género y de las diferencias; por ejemplo, si lo blanco y lo negro son contrarios, y el uno es un color que hace que se distingan los objetos, el otro es un color que los confunde, estas propiedades de hacer que se distingan o se confunda los objetos serán las diferencias primeras, serán los primeros contrarios. Añádase a esto que las diferencias contrarias son más contrarias entre sí que los otros contrarios. El resto de contrarios y los intermedios se compondrán del género y de las diferencias: por ejemplo, todos los colores intermedios entre lo blanco y lo negro se definirán por el género (el género es el color), y por ciertas diferencias; pero no serán estos los primeros contrarios. Como no todo color es blanco o negro, existirán otras diferencias; serán intermedias entre los primeros contrarios; pero las primeras diferencias serán las que harán distinguir o confundir los objetos. Por consiguiente, es necesario buscar en principio estos primeros contrarios que no son opuestos genéricamente, y ver de cuáles provienen los intermedios.

      Es del todo necesario que todo lo que está comprendido bajo un mismo género se componga de partes no compuestas en cuanto al género, o que no se componga. Los contrarios no se componen los unos con los otros, y entonces son principios; en cuanto a los intermedios, o son todos compuestos, o ninguno lo es. De los contrarios proviene algo; de forma que antes de producirse transformación en los contrarios se producirá transformación en este algo. Este algo no será más y menos que el uno y que el otro contrario; será intermedio entre ellos, y todos los demás intermedios se compondrán lo mismo. Porque ser más que el uno, menos que el otro, es estar compuesto de objetos con relación a los que se ha citado que eran más que el uno, menos que el otro. Por otra parte, como no existen otros principios anteriores a los contrarios que sean del mismo género que ellos, todos los intermedios se compondrán de contrarios, y entonces los contrarios y todos los intermedios inferiores se derivarán de los primeros contrarios. Está, pues, claro que todos los intermedios pertenecen al mismo género, que son intermedios entre los contrarios, y que todos sin excepción se componen de contrarios.

      Parte VIII

      La diferencia de especie es la diferencia entre una cosa y otra cosa dentro de alguna cosa que debe ser común a ambas. Y así, si un animal difiere de especie de otro ser, los dos seres son animales. Es indispensable que los seres cuya especie difiere sean del mismo género, porque llamo género a lo que constituye la unidad y la identidad de dos seres, salvo las diferencias esenciales, sea que exista en concepto de materia o de otra manera. No solo es preciso que haya entre los dos seres comunidad genérica; no solo deben ser dos animales, sino que el mismo género abrazaba los contrarios, porque la diferencia perfecta es la contrariedad. Ahora bien, toda diferencia de especie es la diferencia entre una cosa y otra cosa. De suerte que lo que forma la identidad de los dos seres, el género que los abraza a ambos, está en él mismo señalado con el carácter de la diferencia. Se sigue de aquí que todos los contrarios están encerrados entre los dos términos de cada categoría; quiero decir, los contrarios que difieren de especie y no de género, los seres que tienen entre sí la mayor diferencia posible, porque entonces es cuando hay diferencia perfecta, y que no hay jamás producción simultánea. La diferencia es, por tanto, una oposición de dos individuos que pertenecían al mismo género.

      La identidad de especie es, por lo contrario, la relación de los individuos que no son opuestos entre sí. En efecto, antes de las oposiciones individuales no hay oposición sino en la división del género, sino en los intermedios entre el género y el individuo. Entonces es evidente que ninguna de las especies comprendidas bajo el género está con el género propiamente dicho, ni en una relación de identidad, ni en una relación de diferencia de especie. Por la negación se demuestra la materia. Ahora bien, el género es la materia de lo que se llama género, no en el sentido de raza, como se dice de los heraclidas, sino como lo que entra en la naturaleza de los seres. Las especies no difieren de especie de las especies contenidas en otro género: entonces hay diferencia de género; la diferencia de especie no tiene lugar sino para los seres que pertenecen al mismo género. Es preciso, en efecto, que la diferencia de lo que difiere de especie sea una contrariedad. Ahora bien, solo entre los seres del mismo género puede haber contrariedad.

      Parte IX

      Se preguntará, sin duda, por qué el hombre no difiere de especie de la mujer, existiendo oposición entre lo femenino y lo masculino y siendo la diferencia de especie una contrariedad; y por qué el macho y la hembra no constituyen animales de especie diferente, puesto que la diferencia que hay entre ellos es una diferencia esencial del animal, y no un accidente como el color blanco o negro, sino que en tanto que animal es el animal masculino o femenino.

      Esta objeción viene a reducirse sobre poco más o menos a esta: ¿por qué una contrariedad produce y otra no produce la diferencia de especie? Existe diferencia de especie, por ejemplo, entre el animal que anda sobre la tierra y el que posee alas, mientras que la oposición de la blancura y del color negro no produce esta diferencia. ¿Por qué?, se objetará. Porque entre los caracteres de los seres existen unos que son modificaciones propias del género, y otros que no afectan al género mismo. Y, además, existe de una parte la noción pura de los seres, y de otra su materia. Todas las oposiciones que residen en la noción pura constituyen diferencias de especie; todas las que solo existen en el conjunto de la esencia y de la materia no las producen; de donde se infiere que ni la blancura del hombre ni su color negro constituyen diferencias en el género, y que no existe diferencia de especie entre el hombre blanco y el hombre negro, aun cuando a cada uno se le diese su nombre. En efecto, el hombre es, por decirlo así, la materia de los hombres, y la materia no origina diferencia. Ciertamente los hombres no son especies del hombre. Y así, bien que haya diferencia entre las carnes y los huesos de que se componen este y aquel hombre, el conjunto ciertamente diferente no lo es específicamente, porque no existe contrariedad en la noción esencial: el conjunto es el último individuo de la especie. Calias es la esencia unida a la materia. Luego porque Calias es blanco, el hombre mismo es blanco; luego es accidental que el hombre sea blanco; luego no es la materia la que puede constituir una diferencia de especie entre el triángulo de metal y el triángulo de madera; es necesario que exista contrariedad en la noción esencial de las figuras.

      ¿Pero es cierto que la materia, aunque en cierta forma diferente, no produzca jamás diferencia de especie? ¿No la produce en ciertos casos? ¿Por qué tal caballo difiere de tal hombre? La materia, sin embargo, está comprendida en la noción de estos animales. ¿Por qué?, se pregunta. Porque existe entre ellos contrariedad en la esencia. Puede haber oposición entre el hombre blanco y el caballo negro; pero no oposición específica en tanto que el uno es blanco y el otro negro. Si ambos fuesen blancos, diferirían todavía de la especie entre sí.

      En cuanto a los sexos, macho y hembra, son estas modificaciones propias del animal, es cierto, pero no modificaciones en la esencia; existen tan solo en la materia, en el cuerpo. Y así la misma esperma, sometida a tal o cual modificación, se origina hembra o macho.

      Acabamos de explicar lo que es diferencia de especie, y por qué ciertos seres difieren y otros no específicamente.

      Parte X

      Existe diferencia de especie entre los contrarios, y lo perecedero y lo imperecedero son contrarios entre sí, porque la privación es una impotencia determinada. Pero de toda necesidad lo perecedero y lo imperecedero se diferencian genéricamente; aquí hablamos de lo perecedero y de lo imperecedero considerados como universales. Debería parecer que entre un ser imperecedero cualquiera y un ser perecedero no existe necesariamente diferencia específica, como no existe entre el ser blanco y el ser negro. Así pues, el mismo ser puede ser blanco y negro a la vez, si pertenece a los universales; y así el hombre es blanco y negro sucesivamente, si es un individuo;


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