"Quiero escribir mi historia". Pablo Francisco Di Leo

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identidad integral a alguno de ellos que redunde en la adscripción a un único ideal. Sin embargo, en los relatos de los jóvenes, con referencia a su situación de pareja o noviazgo, elementos presentes en algún ideal predominan sobre otros.

      Retomando la narración de Purly, estar con su novia se presenta como alternativa a la joda, que si bien por un lado puede asociarse a situaciones recreativas, por otro también se presenta como una instancia cargada de sentidos de riesgo e inseguridades que refuerza la idea de la pérdida de rumbo. El rescatarse por amor confluye con el ideal protector, donde ella –la novia de Purly– corporiza un ancla existencial que estabiliza un mundo que se experimenta material y afectivamente inseguro. Esta protectora es una cuidadora, quien rescata y permite el rescate de otros. Como señalan Araujo y Martuccelli (2012), esta protección es una respuesta posible a la multiplicación de los riesgos de vida que los individuos deben enfrentar.

      El corpus de los relatos biográficos de los jóvenes nos permite dar cuenta de las tensiones entre los ideales de pareja, donde la predominancia de uno de ellos no anula la presencia de elementos de otros. Al contrario, como lo manifiestan los relatos, conviven simultáneamente en los mismos discursos que guían los patrones de pareja. Particularmente en los relatos biográficos de los jóvenes varones es posible distinguir las tensiones entre los mandatos normativos tradicionales en torno a la familia y a las responsabilidades masculinas, y las actuales lógicas identitarias que guían las formas de configurar los vínculos afectivos. Así, se presentan referencias que remiten a la familia nuclear tradicional moderna como modelo de lazo familiar deseado; la figura del buen partido sostenida en el ideal del hombre protector es un ejemplo de ello. En ese modelo ideal se construyen las figuras materna y paterna como pareja armónica, soportada por los lineamientos dictados por el imperativo romántico sostenido en el ideal de fusión, y con capacidad de generar (reproducir) a partir de valores puros en concordancia con el ideal de amor conyugal. En el caso de José Luis, un aborto espontáneo se convierte en un acontecimiento que expone las tensiones entre diversas posiciones discursivas que sostienen los ideales de pareja antes descriptos:

      Si venía ese hijo, no iban a pasar estos problemas, porque capaz que él te fortalezca la familia, entonces ahí nos uníamos todos, ¿no? Me doy cuenta que para esto todavía no estoy preparado; para bancarme una familia no estoy preparado.

      Podríamos preguntarnos, ¿qué significa estar “preparado”? Tradicionalmente se entendía esa preparación como una serie de instancias que permitían ir acumulando diversas experiencias, saberes y recursos que daban cuenta de las condiciones de posibilidad de una posición social determinada: el padre de familia. Elsa López y Liliana Findling (2012) señalan que la preparación del rol de padre no sólo se asienta en cuestiones económicas, sino en un crecimiento personal asociado a aspectos de necesidad afectiva. Estar “preparado” como condición para las paternidades es un concepto que escapa a los intentos de referentes explicativos tradicionales que abarquen integralmente su sentido. Al contrario, en la ambigüedad aparente del concepto se encuentran presentes las confrontaciones entre ideales y las posibilidades de acción de pareja que, lejos de anularse unos a otros, conviven en diferentes instancias de predominancia. Por ello, si los sentimientos de realización personal y fidelidad hacia sí mismo, elementos centrales en el ideal de independencia, han ganado más espacios en la modernidad tardía, y algo de ello tensiona en estos jóvenes, esto no implica la desaparición de aspectos relacionados con los ideales de protección o fusión. La referencia discursiva da cuenta de elementos que aún se anclan en personajes sociales presentes en imaginarios de pareja más tradicionales, como veremos más adelante.

      Las referencias de los jóvenes con relación a la adecuación a ese estado de preparación no se circunscriben sólo a la incertidumbre económica circundante y/o a las acumulaciones de recursos (económicos, simbólicos), ya que también hay referencias a emociones, sensaciones corporales e instancias reflexivas. En los sentidos que los jóvenes les dan a sus experiencias es posible encontrar las marcas de los desfases que se vivencian en la modernidad tardía: una mayor reflexividad en los relatos y una imposibilidad de adecuar las prácticas individuales a un personaje social. Es ilustrativo, en este sentido el relato de José Luis ante el fracaso con su reciente pareja, acontecimiento señalado como significativo por el entrevistado:

      No… no lo puedo aguantar, no sé, soy un tipo muy… en ese sentido soy un tipo no muy fuerte para recibir los golpes sobre el pecho y llevar atrás la familia. No, me di cuenta que no estoy todavía preparado para eso; me falta mucho todavía para llevar bien una familia tranquilo, y saber poner bien en balance para no ocurrir un error así como ocurrió ahora.

       Desilusiones y rupturas: ventanas a las formas de amar

      En los relatos biográficos es posible encontrar referencias a diversos tipos de relaciones eróticas (noviazgos, relaciones de pareja estables, casuales, etc.) que mantienen los jóvenes entrevistados, y también menciones puntuales a rupturas de esas relaciones. En muchas oportunidades estas rupturas son vivenciadas como fracasos personales que ponen a los jóvenes en situaciones de balances introspectivos sobre los procesos de selección de pareja. En estos acontecimientos puntuales, las reflexiones sobre las experiencias vividas dan cuenta de los diversos amortiguadores en que los jóvenes se sostienen posruptura, exponiendo el proceso de desestabilización del soporte que representaba la pareja por un lado, y el refugio afectivo por otro, que en su condición de soporte-amortiguador, aliviana la cargas sobre los jóvenes –las relaciones fraternales con hijos y/ sobrinos son uno de los ejemplos de esta forma de amortiguación afectiva ya analizada–. Asimismo, y lo abordaremos a continuación, las rupturas y desilusiones de pareja también permiten dar cuenta de las tensiones entre los imperativos normativos y las prácticas de los jóvenes. Diversas preguntas pueden ser formuladas para dar cuenta de estos procesos y tensiones: ¿Quiénes son aquellos que pueden formar una pareja? ¿Quiénes son aquellos que, por sus características, se tornan deseados, queribles? ¿Qué elementos intervienen en la construcción de esos sujetos de deseo? Estas preguntas hacen referencia a tensiones que es preciso enmarcar en el contexto particular de nuestra investigación y de las características propias de los barrios donde habitan nuestros entrevistados.

      El progresivo encierro barrial genera condiciones donde los procesos de elección de pareja exponen alternativos elementos valorados por los individuos en el momento de elegir con quien relacionarse. A diferencia de los recursos, esa suerte de capital social que los individuos disponen de forma discrecional (Martuccelli, 2007a), los soportes, por su carácter relacional, no poseen características de tipo instrumental, y se encuentran en un constante proceso fluctuante de reactualización


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