El desarrollo y la integración de América Latina. Armando Di Filippo
Читать онлайн книгу.planteando sensatas y útiles observaciones que fueron decisivas para darle su forma final. Asimismo, Macarena Aliaga fue una ayuda invalorable para ordenar la bibliografía de los 18 capítulos incluidos.
Además, quiero destacar con gratitud los comentarios profundos y pertinentes formulados por el autor (o autora) del referato ciego que, con sus opiniones, contribuyó a enriquecer este trabajo.
Todos los ensayos de mi autoría compilados en el presente libro enfatizan la importancia de las diferentes dimensiones de la noción de poder y de su distribución asimétrica entendida como el rasgo central o hilo conductor que conecta los enfoques del estructuralismo histórico latinoamericano. El énfasis en la noción de poder predicada respecto de los Estados nacionales latinoamericanos es el que confiere el carácter multidimensional (no solo económico, sino también político, cultural y biológico-ambiental) a la versión que los ensayos aquí seleccionados presentan del estructuralismo latinoamericano.
La primera parte de esta compilación consta de un solo capítulo, donde, se pasa revista a un contrapunto entre las nociones de capitalismo y desarrollo, incluyendo el tránsito entre las nociones iniciales referidas al desarrollo económico y las nociones más amplias del desarrollo que ponen a los seres humanos como centro de la reflexión, penetrando en sus dimensiones éticas. Esta parte incluye los argumentos centrales de los cursos de posgrado que, durante los últimos veinte años he ido dictando en varios ámbitos académicos (la Universidad de París, la Universidad de Barcelona, la Universidad de Stanford, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Chile, la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y, sobre todo, la Universidad Alberto Hurtado.)
La segunda parte es un ensayo bastante extenso que fue publicado en una revista electrónica de la Universidad de Chile, donde se relata la enorme influencia de Cepal en la fundación de lo que estamos denominando la Escuela Latinoamericana del Desarrollo (ELD) que se formuló durante el período 1950-1980. Este planteamiento se encuadró en el marco internacional de la visión centro periferia de relaciones internacionales y del mensaje industrialista e integracionista que esta institución fue gestando a partir de la década de los años cincuenta. El posible mérito de esta segunda parte, es el de presentar una visión panorámica de las contribuciones de los economistas fundadores del pensamiento estructuralista de Cepal (Celso Furtado, Aníbal Pinto, Osvaldo Sunkel, y Aldo Ferrer) durante el liderazgo intelectual de Raúl Prebisch. Ese período de aproximadamente treinta años (1950-1980) corresponde a lo que, genuinamente, podemos considerar como la fase estructuralista del pensamiento de Cepal y de sus proyecciones sociopolíticas por parte de otros científicos sociales tanto del propio organismo (José Medina Echavarría, Jorge Graciarena, Fernando Henrique Cardoso, Enzo Faletto, etc.), como del entorno académico, influidos en grado diferente por estas ideas (Gino Germani, Rodolfo Stavenhagen, Theotonio Dos Santos, etc.). Un rasgo notable de esas proyecciones sociopolíticas fue que autores pertenecientes a diferentes corrientes teóricas como Gino Germani con su “sociología científica”, o José Medina Echavarría con su enfoque weberiano, o incluso los cultores de la teoría de la dependencia en sus diferentes versiones (Cardoso y Faletto por un lado o Dos Santos y Marini por el otro) todos asumieron y asimilaron en sus enfoques las interpretaciones diagnósticas referidas, tanto a las economías exportadoras de productos primarios históricamente heredadas, como a los procesos de industrialización sustitutiva de importaciones con los que Cepal y los estructuralistas latinoamericanos intentaron promover el desarrollo económico de América Latina.
El período histórico cubierto por esta segunda parte referida a la evolución del pensamiento de Cepal cubre la segunda mitad del siglo XX, período durante el cual fui miembro activo de esa agencia de la ONU, y mis trabajos personales de la época estuvieron fuertemente circunscriptos a los aspectos económicos del desarrollo.
La tercera parte incluye mis reflexiones personales sobre la naturaleza del estructuralismo histórico latinoamericano. En ella planteo de manera mucho más frontal y directa mi propia interpretación sobre los contenidos y mensajes fundamentales de esta corriente de pensamiento y de su vigencia en el siglo XXI. Este planteamiento se efectúa desde cuatro puntos de vista: i) como una filosofía de la historia fundada en el poder de la tecnología, ii) como una economía política del poder, indisociable de la existencia de un Estado democráticamente fundado que fije las reglas formales del juego societal, iii) como una teoría del valor-poder que explica el proceso de formación de los precios relativos en los mercados capitalistas, iv) como una estrategia de desarrollo asociada a la expansión del poder productivo industrial. Esta parte también incluye artículos que subrayan los rasgos que unifican las sociedades latinoamericanas por compartir herencias económicas, políticas, y culturales comunes. Esos rasgos pretenden explicar y legitimar una estrategia de desarrollo que promueve el ideal de la integración latinoamericana.
La cuarta parte con que concluye el libro, aborda el tema del poder político que, partiendo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (París/San Francisco,1948) enmarca, por oposición a la visión liberal, una concepción republicana y multidimensional de la democracia la que, obviamente, también incluye las nociones de poder y de dominación. En este enfoque de la democracia, la noción de libertad se entiende como una liberación de las ataduras y dependencias heredadas por nuestra región desde el momento mismo de su conquista y colonización. Además, la idea de democracia, por ser multidimensional no se agota en su dimensión política e incluye las esferas biológico-ambiental, económica y cultural. En ese marco más amplio, esta parte también plantea el tema de la ética y de la responsabilidad social que les cabe a los detentadores del poder económico y político que gravitan sobre las sociedades latinoamericanas en la era global del siglo XXI. La visión de esta parte del trabajo está apoyada fuertemente en el ideario de la paz y de los derechos humanos (políticos, económicos, sociales y culturales) en la versión de posguerra propagada desde las Naciones Unidas.
En síntesis, los trabajos aquí seleccionados resumen algunas de las ideas que fui elaborando a lo largo de las últimas dos décadas de trabajo intelectual. Salvo la introducción, las conclusiones anticipadas y el primer capítulo, todos los capítulos aquí incluidos fueron ya publicados con mención de autor en diferentes libros o revistas académicas de América Latina. Ellos expresan parte de mi trayectoria intelectual a lo largo de los últimos veinte años. Son mis propias opiniones que no comprometen ni a las personas ni a las instituciones con las cuales he colaborado.
ARMANDO DI FILIPPO
Introducción:
Conclusiones anticipadas
La comprensión del capitalismo, sistema que ha dominado el mundo occidental durante los últimos doscientos cincuenta años, se apoya en dos formas centrales de la racionalidad: la racionalidad técnica de la producción y la racionalidad instrumental del mercado. Así como el Rey Midas convertía en oro todo lo que tocaba, también el capitalismo ha convertido en mercancías todo lo que ha tocado, y cada vez abarca más ámbitos de la vida humana que, sobre todo en Occidente, llamamos civilizada.
Lo que logró hacer el capitalismo fue colocar la racionalidad técnica derivada del conocimiento científico, al servicio de la racionalidad instrumental del capital. El cambio técnico orientado a lograr una finalidad productiva había sido rescatado originalmente por Adam Smith cuando en La Riqueza de Las Naciones usó su famoso ejemplo de la fábrica de alfileres para explicar los incrementos de productividad que derivaban de la división técnica del trabajo. Casi un siglo más tarde, y ya producida la Revolución Industrial Británica, Marx y Engels a través del Manifiesto Comunista profundizaron admirativamente en la pasmosa capacidad transformadora del capitalismo asociada al poder productivo del trabajo humano. Finalmente, la creatividad empresarial como fuente del creciente poder productivo fue destacada a comienzos del siglo XX en la idea del empresario innovador planteada por Schumpeter en su Teoría del desenvolvimiento económico (véase el capítulo I).
Las dos grandes revoluciones industriales: la británica de fines del siglo XVIII, y la estadounidense de fines del siglo XIX produjeron enormes saltos cualitativos en la productividad laboral derivados de los nuevos procesos técnicos. Lo original de las formulaciones del latinoamericano Raúl Prebisch (fundador del estructuralismo histórico latinoamericano) consistió en haber examinado