Secuestro. Cuando la muerte acecha. Orlando E. Padrón O.

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Secuestro. Cuando la muerte acecha - Orlando E. Padrón O.


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cambiando de bando, como buena camaleón, pero no solamente al sector de la derecha, se estaba pasando al lado más oscuro de la corrupción. La fiscal general estaba creando una organización de delincuencia organizada, extorsionando a los comerciantes, empresarios y, en especial, a los funcionarios de Pdvsa.

      De verdad que estaban lento. No era posible que un secuestro que estaba saliendo por todos los medios de comunicación no contara con un fiscal nacional comisionado. Eso pasaba por la inexperiencia y mala intención que se estaba apoderando del Ministerio Público, la corrupción comenzaba a echar raíces dentro de la institución y el secuestro de Wilson no era un asunto del cual pudieran lograr un provecho. A Zaír no le pareció importante; aunque su trabajo era de subdirector de Investigaciones, el ratón de biblioteca, como se le conocía entre los fiscales con experiencia y liderazgo, ya se encontraba muy ocupado en otros asuntos “más importantes”, los cuales sí le reportaban dividendos.

      Una vez que logré llegar a Maracay, comencé vía telefónica a hacer las coordinaciones necesarias, pedir información sobre el secuestro de Wilson, al fiscal de guardia en Valencia y jefe del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas CICPC, de la Delegación Valencia. De inmediato me fui compenetrando en todo ese asunto, salvaguardar la vida de Wilson Ramos debería ser mi prioridad.

      En los tribunales de Maracay, me propuse conversar con el juez para saber si la audiencia se iba a realizar. Muy decentemente me atendió. Preocupado por todo los actos que tenía para ese día, me manifestó que esperara un poco, que el traslado no había llegado.

      Por tal razón le informé mi situación.

       Doctor, disculpe, pero me acaban de llamar de la dirección comisionándome para investigar el secuestro de Wilson Ramos, en Valencia. Debo seguir hacia allá apenas termine por aquí. ¿Usted cree que vamos a salir muy tarde?

       ¿El caso de Wilson Ramos? Qué bueno. doctor Padrón, que lo comisionaron a usted. Ese muchacho es de aquí de Maracay, y juega con Los Tigres, tiene que ayudarlo. Dios quiera que esté vivo, porque me dicen que aún no han pedido plata. Doctor Padrón, esa audiencia difícilmente se realice; el traslado no ha llegado, y cuando viene de Tocorón llega temprano, y mire la hora que es, las once de la mañana, mejor se anuncia para que quede presente y siga con su trabajo.

      Este trato tan cordial y amable de parte del juez de Maracay, fue una buena señal de que todo me iba a salir muy bien.

       Gracias, doctor. Por favor, me avisa la próxima fecha para la audiencia preliminar — Lo dije sin saber que no regresaría hacer esa audiencia.

      Me sorprendió que ya el juez de Maracay supiera que los secuestradores, pasadas aproximadamente 24 horas, no habían pedido el dinero del rescate. Eso me indicaba que la información del caso podía estar fugándose, posiblemente los familiares de Wilson estaban comentando los pormenores del asunto o quizás había una persona en la casa sacando información.

      Algo que no se debe hacer al momento de un secuestro es comentar con cualquier persona lo que se está haciendo o se piensa hacer. En la mayoría de los casos esa información llega a los secuestradores, ya sea por intermedio de una antena, que viene a ser un sujeto infiltrado entre los familiares para pasar información a los secuestradores de lo que hacen o hablan, o por el pichador del caso. Lo aconsejable es interponer la denuncia ante el órgano de investigación más cercano, denunciar el secuestro y de inmediato poner en práctica las recomendaciones que los expertos en la materia les proporcionarán.

      Las antenas y los pichadores suelen ser personas cercanas a las víctimas: trabajadores de la casa, compañeros de trabajo, vecinos, familiares o allegados que observan la opulencia en la que viven sus posibles víctimas o tienen conocimiento que las mismas se han ganado una gran suma de dinero o facturado un buen trabajo. Estos pichadores poseen unas características similares: suelen ser personas fáciles de manipular y necesitados de dinero; en ocasiones a ellos les hacen creer que el secuestrado no sufrirá en su cautiverio y que al final del mismo regresará a su hogar y de esta forma sencilla obtendrán un dinero fácil, pero las estadísticas nos dicen lo contrario. Muchas de las víctimas no regresan a casa o regresan mutiladas y siempre quedan con un trauma por lo vivido durante su cautiverio, el cual se conoce como “estrés postraumático”.

      Estos sujetos se convierten en autores, coautores o cómplices del secuestro de acuerdo a su grado de participación, antes, durante y después del mismo.

      De inmediato, luego de haber conversado con el juez de Maracay, me dispuse a la marcha hacia Valencia, a la subdelegación Plaza de Toros, sede de la Brigada Antiextorsión y Secuestro del CICPC, del estado Carabobo, donde me esperaba un equipo multidisciplinario, quienes ya llevaban toda la noche trabajando.

      En Plaza de Toro, me esperaba un gran amigo, el comisario jefe Luis Karabín, excelente persona y profesional, subdirector del CICPC, quien se encontraba al frente de la investigación. Igualmente, se encontraba el comandante del Grupo Antixtorsión y Secuestro (Gaes) de la Guardia Nacional de Carabobo; estaban trabajando de forma conjunta, como cosa extraña, ya que difícilmente estos cuerpos de seguridad trabajaban como un solo equipo. Esto fue un punto muy positivo para la resolución del secuestro de Wilson.

      Al comisario Karabín lo conocí en Caracas en tantas reuniones de coordinación entre el Ministerio Público (MP) y el CICPC; por cierto, algunas de esas reuniones se trataron sobre los casos de secuestros en Caracas y zonas fronterizas del país; el hampa nos tenía locos, pero mediante esas coordinaciones logramos reducir los secuestros, robos de vehículos y otros delitos relevantes. Después de este caso nos volveríamos a encontrar en Tucupita.

       Comisario Karabín, ¿cómo como está usted? ¿Qué me cuenta?

       Buenas tardes, doctor Padrón. Excelente, con bastante trabajo. ¿Viene a saber del secuestro?

       A saber solamente no, vine a trabajarlo. Hoy me comisionaron para este caso, Karabín, ¿qué me puedes adelantar?

       Bueno, Padrón, al muchacho se lo llevaron de la casa de la mamá. Hay una camioneta Captiva identificada y recuperada, la dejaron abandonada en el sector Canoabo, del municipio Montalbán; estuvo rondando la zona desde temprano. Él estaba con unos familiares y amigos en el porche de la casa y les llegaron dos tipos armados quienes amenazaron a todos y se lo llevaron a él. Ya están elaborados unos retratos hablados de los pegadores; estamos trabajando la telefonía y esperamos un informe hoy mismo; ya pedí que me hagan una presentación de lo que tienen.

      Los retratos hablados son muy importantes desde el punto de vista criminalístico en una investigación, en virtud que ellos nos ayudan a tener una idea de las características fisionómicas de los autores o particípes de un hecho punible y, en muchos casos, a saber quiénes son estos sujetos, de acuerdo a los registros que los investigadores puedan tener de bandas que se dedican a ese determinado delito.

      Los pegadores, son los sujetos que, dentro de la organización criminal, tienen como tarea someter a la víctima para privarla de su libertad y trasladarla hasta un determinado sitio ya acordado con antelación, en el cual la entregan a otros sujetos a quienes llamamos “cuidadores”, término con el cual nunca he estado de acuerdo, por cuando su misión es velar por que la víctima no se escape o sea rescatada; igualmente le aportan comida y agua, pero no en todos los casos hacen eso, por lo que deberían ser llamados “custodios, carceleros o vigilantes”.

      Continuando la conversación con el comisario Karabín, le manifesté a manera de corregir algunos errores que se pudieran estar cometiendo conforme a la información que obtuve en Maracay.

       Me enteré en Maracay que los secuestradores aún no han llamado para solicitar sus exigencias a cambio de la libertad de Wilson.

       ¿En Maracay? Imagínese como corre la información.

       Otra cosa, comisario, ¿cerca de esa casa no se avistó alguna cámara de video?

       No, doctor, es una urbanización abierta y no hay cámaras de video cercanas.

       ¿Quién denunció?

       La


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