Política para profanos. Damián Pachón
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Damián Pachón Soto
Universidad Industrial de Santander
Facultad de Ciencias Humanas
Escuela de Trabajo Social
Bucaramanga, 2022
Página legal
Política para profanos
Elementos teóricos y conceptuales
Damián Pachón Soto
Profesor, Universidad Industrial de Santander
© Universidad Industrial de Santander
Reservados todos los derechos
ISBN: 978-958-53922-3-6
Primera edición, enero de 2022
Diseño, diagramación e impresión:
División de Publicaciones UIS
Carrera 27 calle 9, ciudad universitaria
Bucaramanga, Colombia
Tel.: (607) 6344000, ext. 1602
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Impreso en Colombia
Dedicatoria
El que no se interesa en la política es un resignado que ha claudicado ante el mundo que tiene. En estricto sentido, no debería quejarse de nada, pues quien no participa legitima con su mansa servidumbre lo que le sucede; es un cómplice silencioso del poder que lo gobierna mal.
El autor
Introducción
El hombre originalmente adviene a un mundo de sentido, de creencias, valores, reglas, normas, sistemas económicos, políticos y sociales. El marco de ese venir al mundo es la comunidad política; es la vida con otros. Por eso la sociedad nos precede y, por lo mismo, nos constituye. De ahí que nuestra vida, nuestra existencia, es relacional. Esto es así porque solo con otros podemos satisfacer nuestras propias necesidades. Por eso necesitamos relacionarnos con los demás. De esa manera sumamos fuerzas y logramos lo que individualmente no lograríamos. De ahí que nuestras posibilidades de sobrevivencia dependen de la vida con-otros, de la vida-en-común.
De esta vida en común, del arte de vivir en comunidad, es de lo que se encarga la política. La política es eso: el arte de vivir en comunidad y de gestionar esa vida colectiva para poder sobrevivir, desarrollar y potenciar la vida humana misma (Dussel, 2009). De ahí que tenga pleno sentido la afirmación de Aristóteles según la cual el hombre que no viva en comunidad o es un dios o es un animal. Desde luego, como lo recuerda el mismo Aristóteles, hay animales comunitarios como las abejas y las hormigas, pero estos no han desarrollado el lenguaje articulado ni la razón. El hombre, además de ser un animal político, es un hombre simbólico, que algún día representó en un dibujo —una abstracción y aprehensión del mundo— a los seres de la naturaleza. Los animales no tienen esa capacidad figurativa; los hombres de la cueva de Altamira sí. Allí operaba ya el logos, el discurso simbólico, la conciencia de estar en el mundo y de tener cierto poder nominativo y representativo de este.
Aquí está la gran diferencia: el hombre es un ser trascendente que puede ir más allá de sí mismo, que puede traspasar la naturaleza, y dominar esa legalidad inmanente. Esa trascendencia, la razón, el logos, el pensamiento, eso sí, fundido con un cuerpo y posible gracias a él, ha configurado la vida humana, desde la religión, los mitos, el arte, la ciencia, la técnica, el Estado y la política. Sin esta última, tenga el nivel de desarrollo que tenga, no es posible potenciar vida alguna. El hombre solo es concebible como ser social y, como tal, pertenece a una forma de organización política de la que depende su intercambio con la naturaleza y sus relaciones con sus pares.
No es posible, en consecuencia, sustraerse a la política. Toda nuestra vida está regida por ella o por el derecho que la materializa: desde nuestro estatus como ciudadanos, pasando por las políticas públicas que determinan si hay o no una buena calidad de vida, las políticas de empleo, el acceso a la salud y a la educación, la posibilidad de salir del país y las relaciones con otros Estados, el pago de impuestos, la infraestructura de la que gozamos en las ciudades y en los territorios, etc. De ahí que la indiferencia, el conformismo, la apatía y la pereza mental frente a los temas políticos traen consecuencias nefastas para nuestro bienestar y el de las generaciones futuras. El que no se interesa en la política es un resignado que ha claudicado ante el mundo que tiene. En estricto sentido, no debería quejarse de nada, pues quien no participa legitima con su mansa servidumbre lo que le sucede; es un cómplice silencioso del poder que lo gobierna mal.
Los textos recogidos en este libro, todos de mi autoría, están inscritos bajo 1) una temática, 2) objetivos para cada tema, y 3) actividades o talleres que buscan acercar al estudiante a conceptos claves de la filosofía y la teoría política. De filosofía política porque discute conceptos claros en torno a modelos utópicos de sociedad y las formas de gobierno; de teoría política porque muchos de los textos analizan ciertas instituciones, sus funciones, las relaciones entre ellas, la caracterización de algunos de los sistemas o regímenes políticos existentes1, sin prescindir de la historia. En teoría política el abordaje de los regímenes políticos y sus componentes suele ser más descriptivo, más científico; mientras que en la filosofía política se discute el mejor modelo de sociedad posible, lo mismo que ciertas utopías (cf. Bobbio, 2009).
En este sentido, el libro busca que los estudiantes de las clases de Filosofía Política y Sistemas Políticos tengan un acercamiento a ciertos conceptos básicos de la política. Entre ellos, el concepto de cultura política, la importancia de la participación ciudadana, el contractualismo, la soberanía popular, el poder, la hegemonía, la ideología, la alienación, el nazismo, el marxismo, el totalitarismo, el progreso, la diversidad, la identidad, el socialismo raizal, etc., a la vez que puedan tener un acercamiento a la cultura política colombiana y al proceso de formación de sus aristocracias.
El acercamiento o aproximación a estos conceptos y temáticas se profundiza y se complementa por medio de dos estrategias. La primera, las actividades; la segunda, los talleres en grupo. Las actividades están pensadas bajo el modelo LIRE: leer (L), investigar (I), reflexionar (R) y escribir (E). La investigación implica una exploración que el estudiante hace en torno a un tema relacionado con el tratado en el texto. Por ejemplo, tras leer (L) el texto El totalitarismo y el dominio social, el profesor puede pedir al estudiante que investigue (I) sobre el rol de la comunicación en el régimen político totalitario y que reflexione (R) sobre la manera como los medios de comunicación pueden contribuir al mejoramiento de la democracia y, finalmente, puede solicitar al estudiante que escriba (E) su reflexión en un corto ensayo.
LIRE permite, ante todo, profundizar las competencias previamente establecidas en los dos cursos; entre ellas, competencias cognitivas, procedimentales o axiológicas, tal como se muestra a continuación:
1. Apropia pertinentemente los conceptos de la filosofía y la teoría política y su relación con las realidades sociales.
2. Reflexiona sobre la importancia de la filosofía y la teoría política para el ejercicio de su labor profesional.
3. Lee y escribe a partir del uso de estrategias para la interpretación de enunciados, entendiéndose estos últimos como la unidad real de la comunicación discursiva, emitidos e interpretados en situaciones concretas y particulares.
4. Aprehende valores fundamentales para la vida en común y la convivencia.
LIRE implica que el estudiante no solo adquiera una disciplina progresiva,