Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global. John Smith

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Teorías del Imperialismo y la Dependencia desde el Sur Global - John Smith


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      Precisamente desde esa perspectiva, en su libro célebre de 1916 empleará el concepto de “dependencia” intentando subrayar el carácter de un tipo de países diferentes a las viejas colonias y semicolonias, con institucionalidad formal propia pero sustancialmente dependientes. Si en la reseña del libro de Robert Redslob que figura en sus Cuadernos, Lenin anotaba principalmente los nombres de Australia, Sudáfrica y Canadá como ejemplos empíricos de este carácter, en El imperialismo, fase superior del capitalismo la categoría teórica de “dependencia” será trasladada y aplicada, en cambio, a... la Argentina (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 277; Lenin [1916b] 2009: 483).

      Habiendo entonces pasado revista a esa inmensa y abigarrada acumulación de trabajos de investigación encarada por Lenin desde 1893 hasta la primera mitad de 1916, incluyendo sus incontables polémicas con populistas liberales, marxistas legales, catastrofistas y derrumbistas “ortodoxos”, revisionistas neokantianos, partidarios del “ultraimperialismo” pacífico, etc.; además de sus hipótesis sobre la superexplotación (sin utilizar la palabra, pero sí el concepto) del trabajo de los pueblos indígenas por parte de las burguesías nativas de países periféricos en alianza con las potencias imperialistas centrales, sus estudios sobre los derechos a la autodeterminación de las naciones oprimidas y pueblos coloniales, sus lecturas sobre la lógica dialéctica en El Capital (siguiendo el hilo en Marx desde la Ciencia de la Lógica de Hegel hasta la Metafísica de Aristóteles), sus cuadernos de notas sobre Clausewitz y la guerra como continuación de las contradicciones económicas y políticas por medios violentos, sus apuntes y síntesis críticas sobre Hobson, Hilferding, Luxemburg y Bujarin, su reflexión sobre la dependencia como un fenómeno consustancial a la época del imperialismo, llegamos, por fin, a la obra madura El imperialismo, fase superior del capitalismo.

      En ella, Lenin, atento a la lectura de la juventud y la militancia revolucionaria (como reconoce en la mencionada carta a M. N. Pokrovsky), termina sintetizando en forma pedagógica lo que considera los cinco rasgos fundamentales del imperialismo:

      (1) La concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica;

      (2) La fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este «capital financiero», de la oligarquía financiera;

      (3) La exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande;

      (4) La formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y

      (5) La terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes (Lenin [1916a] 1960, T. 22: 280-281 y Lenin [1916b] 2009: 487).

      Esta enumeración, aparentemente simple, “escolar” y “popular”, en realidad sigue un hilo completamente metódico, como ha destacado Rodolfo Banfi en A propósito de «El imperialismo» de Lenin (Banfi, en Santi et al [1969] 1971: 94). Nótese que la primera característica remite a la tendencia ya sugerida en el libro primero de El Capital, cuando Marx explica la ley general de la acumulación del capital. Lenin parte de dicha tendencia, que en tiempos de Marx operaba precisamente como tendencia, pero medio siglo después, durante la primera guerra mundial, ya se encontraba plenamente desarrollada en el sistema mundial capitalista.

      El segundo rasgo remite a una fusión extensamente explorada por Hilferding, aun cuando Lenin le reprochara su tratamiento de los fenómenos monetarios y crediticios. A pesar de dicha crítica, Lenin incorpora varias teorizaciones de Hilferding, también atinentes a la tercera característica apuntada (Santi [1969] 1971: 14-15).

      En el cuarto rasgo, Lenin pasa por encima de las limitaciones reformistas de Hilferding (quien ubicaba el reparto del mundo, producto de la exportación de capitales, como algo secundario y colateral), retomando de algún modo el énfasis de Rosa Luxemburg en dicho reparto; fenómeno imperialista que Lenin analizó previamente gracias a la ayuda de Clausewitz y su reflexión sobre los conflictos políticos y político-militares (aunque por razones de censura no aparezcan destacados en la obra destinada a la imprenta, pero sí aparecen en sus cuadernos de notas previos de aquel período).

      Entre el cuarto y el quinto rasgo, se ubica la problemática específica de la dependencia, donde Lenin ensaya una topología general de las diversas formaciones económico sociales sometidas al desarrollo desigual y a la opresión social y nacional en la economía mundial. Allí se ubica también la problemática de la superexplotación del trabajo indígena que, según sus propias palabras, “mantiene a toda la sociedad” (entendiendo por “toda la sociedad” tanto a la del mundo dependiente como al mundo capitalista de las potencias centrales, según los términos empleados por Lenin en sus críticas de 1907 contra el social-imperialismo y el chovinismo “socialista” de la Segunda Internacional).

      El quinto rasgo apunta precisamente a describir, comprender y explicar el estallido de contradicciones antagónicas —negadas por “ortodoxos” y revisionistas— a escala mundial y la posibilidad de transformar las guerras imperialistas en guerras de liberación nacional y en guerras civiles revolucionarias, base de la estrategia de los bolcheviques en 1917 y de la conformación del proyecto original de los primeros congresos de la Internacional Comunista.

      Recordemos, por último, que la teorización de Lenin no se detuvo en su obra de 1916. Pocos años más tarde, habiendo ya triunfado la revolución bolchevique y habiéndose fundado la Internacional Comunista, Lenin vuelve una vez más sobre estos problemas. Si en las críticas de 1907 a la Segunda Internacional priorizaba un enfoque “económico” al destacar la superexplotación del trabajo indígena en los países coloniales, periféricos y dependientes, en el informe de la Comisión sobre el problema colonial y nacional del segundo congreso de la Internacional Comunista Lenin retoma aquellas hipótesis —habitualmente “olvidadas”— de 1907, pero enfatizando ahora el componente prioritariamente político. Complementando sus hipótesis de 1907, en 1920 escribe: “El rasgo característico del imperialismo consiste en que, como vemos, todo el mundo se divide actualmente [1920 N. K.] en un gran número de pueblos oprimidos y en un número insignificante de pueblos opresores, que disponen de colosales riquezas y de gran fuerza militar [...] Entre la burguesía de los países explotadores y la de las colonias se ha producido cierto acercamiento, de modo que muy a menudo —tal vez en la mayoría de los casos— la burguesía de los países oprimidos, aunque apoye los movimientos nacionales, al mismo tiempo lucha de acuerdo con la burguesía imperialista, es decir, juntamente con ella, contra todos los movimientos revolucionarios y contra todas las clases revolucionarias” (Lenin [1920] 1960, T. 31: 229, 231).

      Abordar la teoría marxista de la dependencia desconociendo toda esta plataforma epistemológica y política puede llegar a resultar un entretenido juego académico, pero convengamos que semejante intento, no por repetido deja de alejarse de la verdad histórica y de la conformación misma de la teoría social crítica.

      Teoría marxista de la dependencia y las revoluciones del Sur Global

      En las reconstrucciones académicas de la teoría marxista de la dependencia (TMD) habitualmente suelen mencionarse como antecedentes suyos referencias genéricas a obras previas, publicadas en Nuestra América. No es incorrecto, aunque lamentablemente dicho enfoque suele resultar incompleto. Hoy en día debería enriquecerse, para poder estudiar y evaluar la conformación de esta escuela marxista desde una aproximación más rigurosa.

      Entre los principales antecedentes de esta escuela de pensamiento, más allá de los diversos planes de investigación de Karl Marx y su prolongación en la gestación de la teoría leninista del imperialismo, no pueden dejar de mencionarse los célebres Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana [1928] del marxista peruano José Carlos Mariátegui. Esta obra pionera y precursora de una perspectiva propia en la utilización del método de Marx empleado para indagar sobre la especificidad de la realidad de Nuestra América en sus múltiples dimensiones (desde la dominación burguesa y la explotación del trabajo indígena; su raíz en el problema de la (no) propiedad de la tierra de las comunidades originarias, brutalmente expropiadas; la coexistencia y combinación


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