El erotismo y su sombra. Enrique Carpintero

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El erotismo y su sombra - Enrique Carpintero


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la diferencia de la mujer, considera a los niños como sujetos y hace desaparecer las fronteras entre la normalidad y anormalidad. De allí la importancia que tiene su obra, a mediados del siglo XX, cuando se aceleran cambios significativos en la vida cotidiana.7

      Luego de la segunda guerra mundial el proceso de transformación capitalista hace sucumbir los usos y costumbres que aún quedaban de principios de siglo. Pero es en los ’60 y ’70 donde la modernidad modifica el imaginario social tradicional, cuyos efectos ponen en cuestionamiento la familia patriarcal. Este proceso con características diferentes en cada país, si bien incluía a una minoría de la población, expresaba ideas, fantasías y deseos de la época cuya significación producen transformaciones en la corposubjetividad que llegan hasta la actualidad.

      Puntualicemos cuales son los factores históricos-sociales que permitieron estos cambios.

      1º) La transformación de la economía y el mercado laboral a partir de la globalización capitalista -fundamentalmente en los países desarrollados- hace que se pase de la familia como unidad de reproducción de la mano de obra a la familia consumo, en especial en los sectores medios donde adquiere una gran importancia el confort y el consumo. De la familia extensa se pasa a la familia nuclear que debe convivir con otras formas de organizaciones familiares. De la mujer madre a la mujer integrada a las nuevas modalidades del trabajo.

      2º) En las sociedades tradicionales la mortalidad infantil era muy elevada, lo cual llevaba a la necesidad de tener muchos hijos/as. El avance de la medicina, la biotecnología y la farmacología han permitido el control creciente sobre el embarazo y la reproducción de la especie humana en los países y las clases sociales con poder adquisitivo. Es así como el nacimiento de los hijos/as se plantea, en esos sectores sociales, en términos de una decisión racional de índole estratégica e instrumentada a partir de la planificación de la pareja.

      3º) La píldora anticonceptiva, de venta autorizada a partir de 1960, permitió libertades donde la familia dejaba de ser el fin último de la pareja. El placer del acto sexual se separó definitivamente de la procreación. En esta perspectiva, el desarrollo de las técnicas de fertilización asistida fue llevando a que la filiación adquiera una nueva entidad que desplaza un acto privado a lo social y lo político.

      4º) La familia como base para la transmisión de la herencia y la continuidad de la línea familiar impone el sometimiento y la doble moral a la mujer para asegurar la certeza de sus herederos: madre cierta, padre incierto. Este lema, a partir del análisis de filiación por el ADN, ha quedado caduco ya que permite identificar con absoluta precisión quiénes son los padres. Este hecho adquiere una gran importancia por los efectos imaginarios y simbólicos en el conjunto de la sociedad.

      5º) Es a partir de lo desarrollado anteriormente que los movimientos feministas y de gays y lesbianas adquieren una gran fuerzasocial y política. Los estudios de género y de la teoría feminista denuncian a la familia patriarcal como ámbito de dominación masculina a partir de un orden construido desde un sistema sexual binarista y jerárquico: mujeres/femeninas/inferiores y hombres/masculinos/superiores. Desde esta perspectiva ponen en evidencia las relaciones de poder, las jerarquías por edad y sexo, la división sexual del trabajo y la reproducción estereotipada de género en el proceso de socialización.

      6º) Los movimientos de gays y lesbianas refuerzan su lucha contra la discriminación e inferiorización de toda orientación sexual disidente del modelo heteronormativo: travestis, gays, lesbianas, transgéneros, transexuales, intersexuales y bisexuales. La discusión sobre el matrimonio de gays y lesbianas y su derecho a adoptar se ha transformado en un hecho social y político que cuestiona la familia patriarcal y su fundamento basado en el derecho natural. Al desplazar la norma del matrimonio heterosexual inaugura un parentesco por lazo de afinidad y no de sangre. En este sentido, lo que está en juego son las normas históricas de la relación entre los sujetos a partir de cómo se constituyen el género y la sexualidad, en tanto éstas ya no tienen que ver con un orden natural pues dependen de una elección política.

      Con la aparición de la cámara digital el acto de sacar fotografías ha cambiado. Si en la era pre-digital se tenía una cámara por familia, la cual se utilizaba para acontecimientos importantes, hoy todos tienen dispositivos que permiten tomar fotos que son usados para registrar diferentes momentos de la vida. De esta manera se redefinen los límites de lo que es fotografiable. Pero es con la incorporación de la foto digital en las comunidades virtuales para ser compartidas y difundidas, donde encontramos una transformación de la cultura visual. La nueva configuración de los “usos sociales de la fotografía” en el actual contexto tecnológico, social y cultural devienen en la integración de la imagen fotográfica en un conjunto de prácticas comunitarias propias de la denominada cultura digital. En el álbum familiar sólo tenían acceso los conocidos, hoy la posibilidad de archivar imágenes en el ciberespacio permite que puedan acceder familiares, amigos y conocidos, pero también personas que no conocemos. En este sentido la fotografía digital ya no sólo existe para retratar a la familia. Sin embargo, en aquellos que suben las fotos a las redes virtuales, podemos observar un esfuerzo para “integrarse a un grupo reafirmando el sentimiento que se tiene de si mismo y de su unidad”, al ampliar el límite de lo posible que nos señalaba la cámara pre-digital. Su resultado es el desarrollo de una cultura digital que recién se está definiendo. Algo similar a lo que ocurre con la multiplicidad de organizaciones familiares que aparecen como alternativa a la familia nuclear.

      En una caja guardo, en pequeños álbumes, las fotos de diferentes épocas de mi vida. Allí están las que heredé de mis padres y las de mi propia familia. Este proceso acumulativo, que permite narrar mi historia personal y familiar, fue interrumpido hace varios años por la cámara digital. Ahora las fotos se encuentran archivadas en documentos de mi computadora. A las que fui sacando se les agrega las que envían regularmente mis amigos por e-mail. Cuando quiero buscar alguna debo reconocer que me resulta difícil encontrarla y cuando la encuentro, la gran cantidad de fotos que repiten las mismas situaciones me lleva a decirme que algún día tengo que hacer una selección. Evidentemente debe ser una decisión difícil ya que nunca la hago.

      Observo una foto que está en mi biblioteca. Allí aparece mi hijo sentado en una silla, detrás mi esposa y yo parados; adelante, sentados en el suelo, mis dos sobrinos. Todos estamos vestidos con ropa informal y sonreímos. La cámara captura ese instante donde todos queremos trasmitir la alegría de ese momento. No hay ninguna manifestación de trascendencia. Sólo el fluir de la vida que la cámara detiene para el recuerdo. Sin embargo, marca una época de ruptura con el orden familiar que mostraba la foto de mis abuelos.

      Decíamos, al inicio del capítulo, que vivimos una etapa de transición en la búsqueda de nuevas organizaciones familiares. Conjuntamente con la familia patriarcal moderna conviven otras formas familiares que necesitan encontrar un nuevo orden imaginario y simbólico en la cultura. La crisis de la novela familiar freudiana nos lleva como psicoanalistas a reconocer la necesidad de desarrollar los instrumentos teóricos y clínicos que puedan responder a las transformaciones actuales de la familia las cuales devienen en diferentes configuraciones psíquicas.