Administración de riesgos: Un enfoque empresarial. Rubi Consuel Mejía Quijano

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Administración de riesgos: Un enfoque empresarial - Rubi Consuel Mejía Quijano


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el costo de los denominados “commodities”, tales como combustibles, etc. Para medir el riesgo de los instrumentos financieros y los portafolios, se desarrolló el concepto Valor en riesgo, conocido como VAR (Value at Risk), que utiliza probabilidades en la medición cuantitativa del riesgo de mercado. Este concepto fue introducido en 1994 por el banco norteamericano JP Morgan.

      El desarrollo de la Administración de riesgos en el sector financiero, ha sido impulsado por la normatividad a nivel internacional y local propuesta, con el fin de observar las mejores prácticas que permitan un manejo adecuado del riesgo. El acuerdo de Basilea en 1975 fue alcanzado por las autoridades de supervisión bancaria de las diez potencias mundiales de entonces, y a través de los últimos años ha expedido varios documentos en los que se incluyen directrices sobre el manejo de los riesgos de crédito, de tasa de interés, de liquidez y el riesgo operativo. Estos lineamientos han sido consagrados en países como el nuestro que, a través de la Superintendencia Bancaria, los han erigido como normas y vigilado su estricto cumplimiento, con lo cual se propicia la adopción de prácticas de gestión de riesgos a nivel mundial, en forma más rigurosa para el sector bancario.

      En 1979 Kahneman y Tversky, sicólogos israelíes, publicaron en el periódico Econometría, el artículo “teoría prospectiva: un análisis de decisiones bajo riesgo”. En ese trabajo introdujeron la emoción en la toma de decisiones, la cual sobrepasa el autocontrol al tomar una decisión racional; además de la idea de que las personas no tienen la habilidad para comprender completamente los problemas que tratan de resolver, esta conceptualización tiene que ver con lo que los sicólogos llaman dificultad cognitiva.

      Un ejemplo para explicar esta teoría es la forma como las personas toman decisiones cuando escogen un resultado seguro que les conduce a una ganancia menor, sobre un resultado menos probable con una ganancia mayor; es decir, toman la ganancia segura, así sea poca.

      Por el contrario, si se les da a escoger entre una gran pérdida con una alta probabilidad de ocurrencia y una pérdida menor con una certeza absoluta, las personas no aceptan la pérdida menor, así sea segura, y prefieren arriesgarse con la pérdida mayor esperando que no ocurra, aunque su probabilidad de ocurrencia sea alta. El análisis anterior no es racional, dadas las probabilidades, pero sucede que cuando las decisiones involucran pérdidas las personas tienden a arriesgarse más.

      Desde el punto de vista psicológico, se han realizado estudios del comportamiento para mirar cómo las personas perciben el riesgo, lo evalúan y lo aceptan. Hay muchas alternativas en una situación de riesgo y cada persona las analiza en forma diferente; hay un rango de respuestas que va desde la aversión al riesgo hasta la apetencia por él.

      La tolerancia o aceptabilidad al riesgo es el grado de riesgo que se está dispuesto a asumir en busca de un beneficio esperado. Al tomar una decisión, el resultado puede ser positivo o negativo; puede obtenerse una oportunidad o una pérdida. La aceptabilidad al riesgo depende de qué tan significativos se consideren los resultados negativos, en comparación con el resultado propicio que se puede obtener. Cuanto más deseables son las consecuencias favorables en relación con las desfavorables, las personas estarán más dispuestas a tomar los riesgos necesarios para lograr el resultado favorable.

      Bernoulli desarrolló el concepto utilidad de un resultado, con el cual planteó que las personas no sólo miran los resultados como números reales, sino también las consecuencias de sus decisiones, de acuerdo con el valor que le dan en términos sicológicos a estos resultados, los cuales pueden significar diferentes cosas para cada persona.

      Según Ángela María Díaz en su artículo “incidencia de la percepción del riesgo en los niveles de aceptabilidad”, 2002, existen varios factores que influyen en la percepción y aceptación del riesgo; entre ellos destaca el riesgo temido, el cual tiene que ver con el miedo al riesgo, a una catástrofe y a la falta de control sobre la situación; el factor riesgo desconocido, que hace referencia a peligros nuevos no detectables, desconocidos, y el factor cantidad de los expuestos al riesgo, que se relaciona con el número de personas que pueden verse afectadas por la materialización del riesgo.

      Otros factores que expone la autora hacen referencia a valores de las personas: sus metas, los beneficios que trae consigo asumir los riesgos, la confianza que se tiene en los generadores del riesgo y la familiaridad con los riesgos que cotidianamente se manejan. También destaca que el sexo, el nivel de educación, los ingresos, la edad, son factores que normalmente afectan la tolerancia al riesgo.

      Con el desarrollo industrial se incrementaron los peligros en las empresas y el número de accidentes aumentó sustancialmente. A partir de los años 60 del siglo XX, con el nacimiento de grupos ambientalistas se registró un cambio en las industrias y en los gobiernos, tendiente a definir los peligros, establecer las consecuencias de los accidentes industriales y evaluarlos, con el fin de prevenirlos y mitigarlos.

      La ocurrencia de grandes accidentes causados por fugas de gases tóxicos, sobrecargas de energía, ruptura de tuberías de gas, etc., alrededor del mundo, con consecuencias humanas de hasta 4.000 muertos, como en el caso de Bhopal en la India, incrementó el apoyo de los gobiernos y las industrias para mejorar los sistemas de seguridad industrial.

      Se expidieron directivas de seguridad a nivel internacional, en las cuales ciertas industrias requieren la realización de estudios de seguridad, la notificación de los peligros, el diseño de programas de prevención, protección, y de planes de emergencia. Además se estableció cuáles son los materiales peligrosos y se reguló su transporte. Con ello se logró un mayor compromiso y responsabilidad de las industrias para lograr procesos más seguros.

      Para identificar los peligros y evaluarlos, se extendió en la industria la utilización de métodos y técnicas como HAZOP (Hazard & operability Studies, traducido como Estudio de peligro y operabilidad), desarrollada para la industria química con el fin de evaluar la seguridad de los procesos, establecer los peligros ambientales y determinar problemas que podrían afectar su eficiencia. El Análisis de modo y efecto de fallas adaptado de la industria aeroespacial se utiliza para analizar las diferentes formas en las cuales puede fallar un equipo o parte de él y las implicaciones o efectos que estas fallas puedan tener en la planta; además de otros métodos, como los análisis de árbol de fallas, árbol de eventos, de causa-consecuencia, y de confiabilidad humana.

      Con el desarrollo de tales métodos, se estableció un análisis más estructurado de los peligros generados en el ambiente industrial, lo cual ha contribuido al desarrollo de la seguridad en este ámbito como respuesta a los peligros identificados.

      Desde la antigüedad se protegió a los empleados en sus trabajos, como en Egipto, donde se establecieron leyes para realizar el trabajo y evitar accidentes de guerreros, fabricantes de armas y embalsamadores; o en Mesopotamia, donde se protegían las actividades de agricultura, transporte y construcción, y posteriormente se reglamentó la prevención de accidentes y el pago de indemnizaciones (Estrada, 2001, pp. 4-5).

      Con el desarrollo industrial surgen nuevos contaminantes y peligros que pueden afectar la salud de los trabajadores, pero igualmente se emiten leyes de protección. A partir de esta época y hasta la fecha, en Colombia se establece la seguridad social en salud, se incorporan en los reglamentos de trabajo prescripciones de seguridad y de medidas de prevención y protección en caso de accidentes; se legisla sobre la salud ocupacional a nivel público y privado y se crea el sistema general de riesgos profesionales, entre otras.

      Al reglamentar el control de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales, se responsabiliza al empleador, no sólo de pagar la totalidad de las cotizaciones al sistema, sino también de adecuar el ambiente de trabajo, procurar el cuidado de la salud de


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