Cómo vivir bien 100 años. Felipe Larraín

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Cómo vivir bien 100 años - Felipe Larraín


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simulaciones de las Tablas 1 y 2 muestran que para los escenarios descritos, postergar la edad de pensión en dos años genera un aumento de su monto que fluctúa entre 15,1% y 17% en el caso de las mujeres, y entre 15,9% y 17,5% en el caso de los hombres. Estos importantes incrementos son el resultado de que el efecto de aumentar en un año las cotizaciones no es lineal, ya que a medida que pasa el tiempo el monto de la cuenta se va incrementando y la rentabilidad obtenida es sobre un capital acumulado cada vez mayor. A ello se suma el hecho de que se requieren financiar menos años de pensión una vez traspasado el umbral de la edad legal. Este ejercicio muestra, por lo tanto, la importancia que ejerce un año adicional de pensión en las etapas finales de la vida laboral.

      El escenario laboral de los adultos mayores en Chile

      Como vimos antes, postergar el momento del retiro y del cobro de la pensión puede generar aumentos importantes en los ingresos en la etapa de inactividad de la vejez. Sin embargo, para que las personas que deseen hacerlo puedan realmente ejercer esta opción, es necesario contar con un mercado laboral que integre al adulto mayor. En esta sección se analiza la situación laboral del segmento de adultos mayores que ha cumplido la edad legal de pensión para verificar en qué grado es posible para este grupo de la población tomar acciones que les permitan mejorar su nivel de ingresos.

      De acuerdo a los datos del INE para el trimestre septiembre-noviembre 2015 hay 380.807 mujeres con la posibilidad legal de pensión (60 años o más) que participan de la fuerza de trabajo, dentro de una población total de 1.824.581 mujeres en este segmento etario (es decir, participa del mercado laboral el 20,9% de este segmento). Por su parte, existen 400.178 hombres con la posibilidad legal de pensión (65 años o más) que participan de la fuerza de trabajo, dentro de una población total de 1.085.775 hombres en ese rango etario (equivalente a 36,6% de este segmento). Sin embargo, resulta interesante constatar el elevado número de personas que participan de la fuerza laboral durante los primeros cinco años tras haber cumplido la edad legal de pensión. En efecto, el 40,7% de la población de mujeres en el rango de 60 a 64 años de edad continúa participando de la fuerza laboral, mientras que el 61,1% de la población de hombres en el rango entre 65 a 69 años de edad sigue siendo parte de la fuerza de trabajo.

      Sin embargo, no todos los que tienen la disponibilidad de trabajar pueden hacerlo. Al trimestre septiembre-noviembre 2015 si bien entre las mujeres con posibilidad legal de pensión (60 años o más) solo hay 9.292 desocupadas, la cantidad de inactivas que se declaran disponibles para trabajar de inmediato asciende a 95.497. Dentro de este grupo, 15.266 declaran no haber buscado trabajo en las últimas cuatro semanas porque creen que por su edad no les darán empleo; y 2.781 no lo hicieron porque creen que no lo encontrarán. En el caso de los hombres con posibilidad legal de pensión (65 años o más) solo hay 9.400 desocupados, pero la cantidad de inactivos que se declaran disponibles para trabajar de inmediato asciende a 61.838. Dentro de este grupo, 8.861 declaran no haber buscado trabajo en las últimas cuatro semanas porque creen que por su edad no les darán empleo; y 2.918 no lo hicieron porque creen que no lo encontrarán.

      Por otra parte, al trimestre septiembre-noviembre 2015, 41.870 hombres de 65 años o más estaban subempleados, esto es, trabajando una jornada parcial en forma involuntaria, dado que estaban disponibles para trabajar más horas en forma inmediata o dentro de los próximos 15 días. Este número representó el 10,7% del total de ocupados en este grupo. Por su parte, en ese periodo había 61.874 mujeres de 60 años o más en situación de subempleo, representando el 16,7% del total de ocupadas en este grupo.

      La distribución de la población de mujeres y hombres en edad legal de pensión de acuerdo a su situación en el mercado laboral se muestra en las Figuras 6 y 7. Estos datos muestran que no se están dando necesariamente las condiciones para que las personas que desean prolongar su vida laboral más allá de la edad legal de pensión lo hagan.

      Figura 6: Distribución de la población de mujeres en edad legal de pensión según situación en el mercado laboral (trimestre septiembre-noviembre 2015)

      Fuente: Elaborado con base en INE.

      Figura 7: Distribución de la población de hombres en edad legal de pensión según situación en el mercado laboral (trimestre septiembre-noviembre 2015)

      Fuente: Elaborado con base en INE.

      Los datos de encuestas de percepción revelan también que no todos los adultos mayores que desean seguir trabajando pueden hacerlo a pesar de estar disponibles. De acuerdo a la Segunda Encuesta Nacional Calidad de Vida en la Vejez 2010 de la Pontificia Universidad Católica de Chile y SENAMA, un 22% de los adultos mayores que no estaba trabajando declaró que no quería dejar de trabajar, pero lo obligaron a dejar el trabajo. Por otra parte, de acuerdo a la Encuesta de Opinión y Percepción del Sistema de Pensiones en Chile (2015), cuando a los encuestados se les pregunta por las tres razones principales por las que cree que dejará o dejó de trabajar, un 24% de las menciones recae en “porque el mercado laboral no lo permite”.

      En consecuencia, tanto los datos duros como los de encuestas de percepción muestran que los adultos mayores no necesariamente pueden prolongar su vida laboral a pesar de estar disponibles para ello, lo que implica la necesidad de mirar con mayor detención el mercado laboral en el segmento de adultos mayores. Esto impone el desafío de generar políticas públicas que permitan generar las condiciones para que los adultos mayores puedan seguir aportando en el mundo laboral cuando lo desean hacer en forma voluntaria.

       Conclusión

      Los antecedentes examinados en este capítulo dan cuenta de que una fracción importante de adultos mayores continúa trabajando más allá de la edad legal de pensión con el fin de obtener más ingresos en la etapa de la vejez. Esto implica la necesidad de tomar buenas decisiones que permitan elevar el bienestar lo más posible. En este sentido tomar decisiones con la adecuada información es clave; conocer las distintas opciones disponibles al llegar a la edad legal de pensión se vuelve muy importante para mejorar y estabilizar la trayectoria del consumo, de modo de evitar, en lo posible, vaivenes bruscos.

      Las simulaciones dan cuenta del efecto significativo que tiene posponer la edad de retiro y continuar cotizando en el monto de la pensión. La política pública debe apuntar a que quienes deseen voluntariamente continuar participando del mercado laboral puedan hacerlo, lo que implica examinar el mercado laboral que enfrentan los adultos mayores. Tanto los datos duros como las encuestas de percepción muestran que no todos los adultos mayores que desean aportar con su trabajo pueden hacerlo. Esto se refleja en elementos como una alta prevalencia de subempleo en el segmento de adultos mayores, empresas que obligan a sus adultos mayores a abandonar sus empleos cuando cumplen la edad legal de pensión o la falta de disposición a contratar personas de este grupo etario.

      En definitiva, hay un importante espacio para la política pública en ofrecer un abanico de opciones más amplio a nuestros adultos mayores.

      Referencias

      Comisión Asesora Presidencial sobre el Sistema de Pensiones (2015), “Encuesta de Opinión y Percepción del Sistema de Pensiones en Chile”.

      Instituto de Sociología y Centro de Geriatría y Gerontología UC (2013), “Informe Final Análisis del Mercado Laboral para la Población de 55 años y más y sus Implicancias para el Ahorro Previsional”.

      Pontificia Universidad Católica de Chile/SENAMA (2011), Chile y sus Mayores: Resultados Segunda Encuesta Nacional Calidad de Vida en la Vejez (2010).

      Subsecretaría de Previsión Social (2014), “Propuestas para mejorar pensiones de vejez”, Ministerio del Trabajo y Previsión Social, Gobierno de Chile.

      19 Se excluye de este análisis el caso en que una persona se pensiona y sigue cotizando por ser de poca utilidad práctica.

      20 Figura asume que el ingreso laboral crece mientras la persona permanece trabajando.

      21 De acuerdo a lo señalado por el


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