Cómo vivir bien 100 años. Felipe Larraín

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Cómo vivir bien 100 años - Felipe Larraín


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medidas utilizan patrones de consumo muy distintos a los de ellos.

      Tener un buen cálculo del costo de vida de los adultos mayores es relevante por varias razones. La primera es que las pensiones se reajustan de acuerdo al IPC, que es el índice que mide el aumento en el costo de vida para el promedio de la población. Pero este no es representativo del costo de vida de los adultos mayores; además, si el IPC creciera a un ritmo menor que su costo de vida, los adultos mayores irían perdiendo poder adquisitivo y haciéndose algo más pobres que el resto de la población. En segundo lugar, es importante tener una buena medida de costo de vida que se enfoque en los adultos mayores porque entrega señales para diseñar políticas públicas enfocadas en ellos, sobre todo en la medida de que el costo de vida de los adultos mayores crezca más rápido que el IPC, porque permite ir alertando que algunos precios están creciendo y afectando más a los adultos mayores

      Con eso en mente, en este capítulo analizaremos la diferencia en las elecciones de consumo que tienen los adultos mayores en contraste con el resto de la población. Para lograr este objetivo elaboramos un índice que mide el promedio de los precios de bienes y servicios de una canasta representativa para un hogar compuesto exclusivamente por adultos mayores, y se lo compara con el promedio de precios de una canasta de consumo promedio para otros grupos etarios. Las preguntas naturales que nos motivan son: ¿Existe una diferencia en el consumo entre adultos mayores con respecto al resto de la población?, ¿existe alguna condición de vulnerabilidad que agrave la situación del adulto mayor? y ¿cómo se ve afectado el poder de compra de los adultos mayores?

      Para responder estas preguntas realizamos el cálculo de dos nuevas medidas: 1) el índice de precios al consumidor de adultos mayores (IPC-AM), y 2) el índice de precios al consumidor de adultos mayores vulnerables (IPC-AMV). El cálculo de ambos indicadores se realiza siguiendo la metodología que el INE utiliza en el IPC general, pero nuestros índices se focalizan en el patrón de consumo de los adultos mayores.

      Este cálculo no es algo que solo nos preocupe a nosotros. Recordemos que el envejecimiento de la población es un fenómeno mundial que afecta a países desarrollados como Estados Unidos, Japón o la Unión Europea, así como a países en desarrollo como los latinoamericanos. De acuerdo a datos de la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (CEPAL) en 1995 la población de más de 60 años en Latinoamérica era de 36 millones y se espera llegar a triplicar esta cifra para 2030. En ese escenario, algunos países ya están desarrollando índices de costo de vida especialmente enfocados en los adultos mayores. En Estados Unidos, el Bureau of Labor Statistics calcula un índice de precios experimental (no oficial) para los adultos mayores, conocido como CPI-E, por sus siglas en inglés (Consumer Price Index – Elderly). En 2009-2010, se construía con los patrones de consumo de aproximadamente 24% de los consumidores de los Estados Unidos, que correspondían a la representatividad de los adultos mayores. En Chile según datos de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN), la población de más de 60 años en 1990 representaba el 10% del total; según los últimos datos disponibles este grupo estaría actualmente rondando un 17%. Para 2030 este porcentaje se situaría en torno a un cuarto del total. En otras palabras, 1 de cada 4 personas será adulto mayor en esa fecha, de ahí que tener buenos indicadores para dicho segmento se torne cada vez más importante.

      Este capítulo está organizado de la siguiente forma: en primer lugar se analiza la estructura de ingresos y gastos de los hogares que tienen al menos un adulto mayor en su hogar. Esto nos da una idea del patrón de consumo de nuestros adultos mayores. Posteriormente, y con vistas a responder nuestras preguntas de interés, establecemos una regla de identificación para calcular la canasta de consumo de los hogares cuya totalidad de sus miembros son adultos mayores de 60 años, lo que nos permite calcular el índice de precios al consumidor para los adultos mayores en Chile. Además realizamos un ejercicio de estimación del gasto en los principales 20 productos de la canasta de consumo del adulto mayor vulnerable, y presentamos algunos comentarios y conclusiones finales.

       Gastos e ingresos de hogares con adultos mayores

      ¿Cuáles son los ingresos y los gastos de los hogares con adultos mayores? Para poder responder esta pregunta tomamos los datos de la séptima encuesta de presupuestos familiares (EPF VII) (INE, 2013).

      La encuesta es representativa de 3 millones de hogares a nivel nacional, de los cuales 31,2%, vale decir 938.308, son hogares que tienen al menos un adulto mayor de 60 años. Como se aprecia en la Figura 1, una de las primeras características que encontramos en estos hogares es que el 50% de ellos están conformados por una persona (177.347 hogares) o dos personas (290.995 hogares).

      Figura 1: Número de personas por hogares que tienen al menos un adulto mayor de 60 o más años

      Fuente: elaboración propia.

      De igual forma, nos interesa conocer el gasto total del hogar que incluye a este adulto mayor, para después saber cuál es el gasto per cápita que tiene en ese hogar. Para esto, procedemos a dividir la muestra en quintiles de hogares que tienen al menos un adulto mayor, y calculamos los niveles de gasto para cada uno de estos quintiles.

      Tabla 1: Gasto por quintil de hogares con al menos un adulto mayor vs hogares sin adultos mayores

      Fuente: Con base en Valdés, Gonzales y Kutscher (2016).

      La Tabla 1 muestra una diferencia significativa entre el gasto total por hogar que se encuentran en plena actividad laboral (última fila incluye el dato para personas entre 35 y 59 años de edad) y aquellos que están en edad de jubilación. El gasto de los hogares de los adultos mayores es 30% menos que el gasto en hogar de personas entre 35 y 59 años de edad. Lo relevante es que cuando se analiza el gasto equivalente1 por persona la diferencia se reduce a solo un 5%. Por lo tanto, los gastos por adulto equivalente no varían demasiado entre adultos mayores y el grupo entre 35 y 59 años de edad. Ahora bien, aunque el gasto total puede ser similar, los productos en que gastan pueden ser distintos, y eventualmente más caros en el caso de los adultos mayores. Por esta razón es necesaria una metodología de cálculo del costo de vida para los adultos mayores. A continuación describimos esta metodología.

      Metodología de cálculo del IPC para los adultos mayores

      Dado que el objetivo principal es estimar un índice de precios que sirva para aproximar el aumento en el costo de vida de los adultos mayores, lo primero que debemos hacer es identificar los hogares cuyos miembros sean exclusivamente adultos de 60 o más años. Esta regla obedece principalmente a la necesidad de aislar la estructura de consumo de los adultos mayores.

      Ocupando los datos de la EPF VII, se observa que los hogares cuyos miembros tienen 60 años o más suman 372.141. De estos, el 96,7% son hogares unipersonales o con dos personas. Ocupando estos hogares se procede a determinar el gasto en los productos (bienes y servicios) que ellos consumen. Así se obtiene la importancia en el gasto de cada una de las divisiones en las que se puede clasificar la canasta de consumo. Para la identificación de los productos y las divisiones que tienen estos hogares se usó el manual metodológico del IPC general base 2013, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE 2013). El resultado es un índice de precios para el Adulto Mayor (IPC-AM). El procedimiento fue el siguiente:

      A. Para la selección de la canasta del IPC-AM se aplicaron los mismos criterios utilizados en la estimación del IPC general que son:

      a. A nivel “Grupo” la cota mínima de ponderación en el gasto total debe alcanzar:

      i. 0,1% en la división 1 “Alimentos y bebidas no alcohólicas”

      ii. 0,2% en las demás divisiones

      b. Luego se evalúan los productos

      i. Cota mínima de ponderación de los productos de 0,020% en el gasto total de los hogares.

      ii. Presencia de gasto de los productos en cuatro de los cinco quintiles según ingreso per cápita

      B.


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