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una de las principales razones. Así que nuestros suboficiales y oficiales han aceptado la responsabilidad de ejercer como «mamás» y velar para que las tropas duerman todo lo que necesitan. Esto se lo explico a los agentes de policía a los que doy clases y luego les pregunto: «¿Quién será tu mamá? Tienes que serlo tú mismo. Tú eres el último responsable». Es una cuestión de profesionalidad y autodisciplina. Una cuestión de vida o muerte... como lo son muchas otras para los que caminan por el filo de la navaja, en el dominio inmisericorde e implacable del combate.

      El equivalente de estar legalmente ebrio

      Como un marinero ebrio en un mástil,

      dispuesto, a cada cabezada, a desplomarse.

      Shakespeare

      Ricardo III

      Una persona con una privación de sueño de veinticuatro horas es prácticamente el equivalente fisiológico y psicológico de estar legalmente ebrio. El doctor Jacques Gouws, un psicólogo militar retirado, afirma que esto puede ser aún más cierto «en la zona de combate en donde uno está bombeando adrenalina como un loco y no de la forma tan poco frecuente que se da en la labor policial. El soldado en combate está significativamente más fatigado física y emocionalmente debido a la duración de las operaciones de combate sostenidas». Tired Cops: The Importance of Managing the Police Fatigue, del doctor Bryan Vila, es un libro excelente que debería ser de lectura obligada para todo el mundo en la comunidad de guerreros. En el libro en cuestión, el doctor Vila menciona un estudio que mostró que las personas con privación de sueño puntuaron igual de mal o peor en tests de reacción que aquellos que tenían un nivel de alcohol en sangre del 0,10. Por detrás de la intoxicación por alcohol, la falta de sueño es la causa principal de los accidentes de tráfico. En Estados Unidos, la National Highway Safety Administration relaciona casi cien mil colisiones al año con la fatiga.

      Hace más de un siglo, a los maquinistas del ferrocarril se les exigía por una ley federal que durmieran lo suficiente. Hoy en día, pilotos, transportistas, operadores de plantas nucleares, controladores de tráfico aéreo y muchos más están obligados a dormir lo suficiente para sus trabajos. En el verano de 2002, la comunidad médica aprobó una regulación que exige a los médicos e internos dormir lo suficiente porque el riesgo legal de tener un personal médico zombi tomando decisiones de vida o muerte era simplemente demasiado elevado.

      La privación de sueño aplicada a estudiantes en un entorno de instrucción controlado puede ser una forma útil de inoculación del estrés. Pero hay que tomar todas las medidas para evitar la privación de sueño si estos estudiantes tienen que tomar decisiones de verdad que puedan tener como resultado la pérdida de vidas, como es el caso de los médicos en los hospitales y los líderes militares en el combate.

      Cuando fui a la escuela militar de los Rangers, el ejército estadounidense empleó durante semanas la privación de alimentos y sueño como inoculación del estrés para prepararme para el estrés de liderar en combate. Este entrenamiento es enormemente efectivo y funciona en entornos controlados en los que no hay vidas en riesgo y las situaciones peligrosas son objeto de intenso seguimiento. Por otra parte, el empleo de la privación de sueño en escuelas militares de élite te enseña cómo trabajar y liderar a gente con privación de sueño. Los guerreros con privación de sueño tendrán una gran dificultad para entender lo que les digas, así que aprendes a hablar con frases sencillas, evitas asignarles tareas complejas, divides las tareas en objetivos intermedios sencillos, reiteras los puntos esenciales, haces que te repitan

      tus instrucciones y supervisas su rendimiento. Se trata de valiosas lecciones que se aprenden durante la instrucción, pero en situaciones en las que la vida corre peligro, tenemos que hacer todo lo humanamente posible para asegurarnos de que los individuos responsables de vidas humanas hayan dormido lo suficiente.

      No debemos privar a los estudiantes del sueño o la comida durante tanto tiempo que resulte en un daño físico. De hecho, en los años recientes el uso de la privación de alimento en la escuela militar de los Ranger ha sido reducido después de que estudios a largo plazo establecieron que sólo esos pocos meses de privación de alimento y sueño causaban efectos serios y persistentes a los estudiantes. Tal y como lo explica el doctor Clete DiGiovanni: «No puedes condicionarte a ti mismo para salir adelante con una significativa reducción de las horas de sueño». La lección que los Rangers deberían aprender de la escuela militar no es que son inmortales y no necesitan ni dormir ni comer. La lección que una persona sabia aprende de estas experiencias es la de recordar lo pobre que era el rendimiento cuando uno estaba privado de sueño, y la de recordar que uno siempre tiene que dormir y comer cuando tenga la oportunidad.

      Hoy en día, la comunidad médica debe seguir una regulación estricta que les obliga a dormir lo suficiente para que puedan rendir en sus obligaciones de vida o muerte. Sin embargo,

      los agentes de policía, los efectivos de mantenimiento de la paz y los soldados de combate no tienen estas obligaciones. Hoy en día, los guerreros, faltos de personal y con demasiado trabajo, llevan armas, conducen vehículos y toman decisiones de vida o muerte mientras sufren la privación del sueño.

      Garantizo que un policía soñoliento (o quizás incluso un efectivo de mantenimiento de la paz soñoliento) acabará un día tomando una decisión cuestionable que por negligencia hará daño o matará a alguien. Y cuando el asunto acabe en los tribunales, el abogado preguntará: «Agente, ¿cuántas horas había dormido la noche antes del incidente? ¿Y la noche anterior?». Entonces se dictará una orden para acceder a la hoja de registro horario a fin de mostrar el volumen de horas extras que trabajaba y que, al igual que tantos otros agentes hoy en día, evidenciará que no había dormido más de cuatro horas diarias durante los últimos veinte días. O, lo que es mejor desde el punto de vista de la acusación, se probará que el agente llevaba sin dormir veinticuatro horas lo que es el equivalente a estar legalmente ebrio. Entonces la acusación preguntará al jurado qué creen que el agente hubiera hecho si los hubiera detenido a ellos legalmente ebrios al volante. El resultado de una demanda de esta naturaleza, para el agente y su departamento, sería devastador.

      Cuando un guerrero sufre privación de sueño está malhumorado, su ci parece descender, la coordinación de manos y ojos es pobre y da cabezadas en momentos no apropiados. Mi coautor habla de un oficial en su departamento que durante dos semanas trabajó dos turnos y, en dos ocasiones, tres, lo que significa veinticuatro horas seguidas. Los agentes que patrullaban distritos cercanos se quejaron de su bajo rendimiento y de que su habla era incoherente. El agente que sufría la privación de sueño le dijo a Christensen que estaba tan cansado que había dejado de llevar la escopeta consigo porque no era capaz de manejarla con seguridad. Estaba claro que eso era una desgracia y una demanda en potencia. Afortunadamente, las dos semanas pasaron sin que ningún oficial ni ningún ciudadano resultaran heridos y sin que el departamento fuera demandado. Cuando la privación de sueño y sus peligrosos efectos secundarios se dan en las horas extra, la única cosa buena es que el agente está ganado un dinero de más que añadir a las horas regulares; pero el riesgo es demasiado elevado.

      Miremos el asunto desde otro ángulo. Imagina que eres el jefe de policía o el comandante de una unidad de combate y, como ocurre en la mayoría de organizaciones, los recursos humanos escasean. Entonces, me presento ante ti y te digo que vengo de la academia Marca x y te ofrezco que contrates a mis oficiales de la Marca x. Te explico que tienen un ci cinco o diez puntos por debajo de la media de un policía o soldado, que su coordinación de manos y ojos es pobre, que están siempre malhumorados, su habilidad para tomar decisiones es prácticamente inexistente, y suelen quedarse dormidos. Ah, y además a lo mejor te pido que a estos guerreros les pagues de más (por el trabajo extra). ¿Los aceptarías? Puedo imaginarme claramente dónde me dirías que me metiera a mis agentes o soldados Marca x.

      Lo realmente terrible es que mis efectivos Marca x poseen las mismas características negativas que los guerreros privados de sueño del mundo real que trabajan en varios turnos u horas extra. Algunas personas pensarán que esto ayuda a la organización pero, salvo las excepciones de algunas circunstancias de combate extremo, se equivocan. Tal y como lo expresa el coronel Gregory Belenky, la máxima autoridad en privación de sueño en el Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed: «No hay nada heroico en trasnochar».


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