Análisis del discurso en las disputas públicas. Giohanny Olave
Читать онлайн книгу.culpable; aquella que lo ubica en diferentes grados de incerteza sobre la verdad cuando tiene que disputarla:
Con frecuencia, al comienzo de la discusión estamos firmemente convencidos de la verdad de nuestra tesis, pero ahora el contraargumento del adversario parece refutarla; dando ya el asunto por perdido, solemos encontrarnos más tarde con que, a pesar de todo, teníamos razón; nuestra prueba era falsa, pero podía haber existido una adecuada para defender nuestra afirmación: el argumento salvador no se nos ocurrió a tiempo. De ahí que acuda a nosotros la máxima de luchar contra el razonamiento del adversario y [...] durante el curso de la discusión se nos ocurrirá otro argumento con el que podremos oponernos a aquel, o incluso alguna otra manera de probar nuestra verdad [...] De ahí que casi nos veamos obligados a actuar con improbidad en las disputas, o cuando menos, tentados a ello con gran facilidad (Schopenhauer, Dialéctica erística, 2007, pág. 48).
En su reflexión Sobre la controversia (Parerga y Paralipómena, 2007, 2, 26, págs. 98-99), Schopenhauer insistirá en que la incerteza «obligará casi necesariamente a pequeños engaños en la discusión, ya que, de momento, uno no lucha por la verdad sino por su tesis [...] [como] consecuencia de la incertidumbre de la verdad y de la deficiencia del intelecto humano». No obstante, advierte el filósofo, el riesgo es persistir en el combate por la defensa de convicciones erradas, que llevan a la búsqueda de estratagemas desleales para no ser vencido; la frontera entre estas acciones es absolutamente borrosa, por lo cual Schopenhauer no puede más que encogerse de hombros: «Que a cada uno le ampare en esto su genio particular y que luego no tenga que avergonzarse» (Parerga y Paralipómena, 2007, 2, 26, pág. 99).
La encrucijada que propone la búsqueda del conocimiento en la dialéctica es una suerte de contraposición insalvable entre el amor a la verdad y el amor a la victoria. El primero es objetivo, externo y desindividualiza al hombre; el segundo, en cambio, es voluntad pura, interna, que reafirma su egoísmo singular. El imperativo de la lucha verbal conduce siempre a la improbidad y a la autoafirmación, pues la concesión de la verdad siempre queda bajo la sospecha de haber renunciado a ella a cambio del error, por no ser capaz de defenderla (Schopenhauer, Dialéctica erística, 2007, pág. 49, nota 3). La retención obstinada de la razón responde precisamente a la convicción de que el otro, en todo caso, intentará retenerla también y no renunciará a ella; la desconfianza de Schopenhauer en el hombre que disputa no es más que la observación detenida de la sospecha recíproca entre los contendientes; mientras que la lógica no tiene que vérselas con esa reciprocidad problemática:
… la dialéctica, en cambio, tendría que ver con la comunicación de dos seres racionales que piensan consecuentemente, lo que da ocasión a que, en cuanto estos no coincidan como si de dos relojes sincronizados se tratara, surja una discusión, es decir, una contienda intelectual. En tanto que razón pura, los dos individuos deberían concordar. Sus divergencias surgen de las diferencias constituyentes de toda individualidad; son, pues, un elemento empírico (Schopenhauer, Pliegos anexos, 2007, pág. 86,).
Así, cualquier contacto de dos individualidades puede inclinarse fácilmente, por efecto de cada voluntad de autoafirmación, hacia una relación erística en la que el objetivo es ganar a cualquier precio. «Razón pura», en el fragmento, se opone a «individualidad» y es naturalizada como parte de la condición humana, en contraste con la imagen de los «dos relojes sincronizados», cuya programación y exactitud escapan de su naturaleza. Schopenhauer cree que el paso del combate verbal al corporal es un efecto natural del agotamiento de las argucias a medida que la disputa se va profundizando; la lucha cuerpo a cuerpo no es más que el recurso subsiguiente con el cual los disputadores tratan de «compensar de una o de otra manera sus sentimientos de inferioridad [...], en donde esperan tener más posibilidades de éxito» (Schopenhauer, Parerga y Paralipómena, 2007, 2, 26:92). En otro pasaje de Sobre la controversia, la metáfora de la lucha cuerpo a cuerpo es refinada a través de la analogía con la esgrima:
Dichos ataques son a la dialéctica lo que a la esgrima son las estocadas regulares, en tercera, cuarta, etc. En cambio, las artimañas o estratagémata que yo he reunido serían comparables a las fintas, y, finalmente, los ataques personales en la discusión, a lo que los maestros universitarios de esgrima llaman golpes bajos (Schopenhauer, Parerga y Paralipómena, 2007, 2, págs. 26:96).
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.